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La actuación institucional contra conductas racistas y xenófobas es practicamente nula y la permisibidad casi total

Rebrote fascista en Vitoria-Gasteiz

Fuentes: Rebelión

El once de noviembre, por cuarta vez consecutiva, aparecían pintadas nazis (cruces gamadas, 11m=ETA, Heil Hitler…..) frente a la sede de la UGT, en la fachada de un pequeño local que la Fundación Federico Engels comparte con el Sindicato de Estudiantes, en la calle San Antonio de Vitoria-Gasteiz. Desgraciadamente no se trata de una agresión […]

El once de noviembre, por cuarta vez consecutiva, aparecían pintadas nazis (cruces gamadas, 11m=ETA, Heil Hitler…..) frente a la sede de la UGT, en la fachada de un pequeño local que la Fundación Federico Engels comparte con el Sindicato de Estudiantes, en la calle San Antonio de Vitoria-Gasteiz.

Desgraciadamente no se trata de una agresión aislada. Hace pocos meses arrestaban en Gerona a cinco neonazis acusados de agredir a un inmigrante con puños americanos y según el informe policial sus objetivos eran los inmigrantes, homosexuales, organizaciones de izquierda y deficientes mentales.

En lo que llevamos de año los incidentes protagonizados por la extrema derecha se han sucedido en todo el estado. Pintadas en San Fernando de Henares amenazando de muerte a una concejal del PSOE y su hija adoptada, de origen asiático, violencia contra la CGT en Jerez, contra la caseta del PCE en Alcalá de Henares, contra IU en Talavera de la Reina y Logroño, apaleamiento de inmigrantes en Barcelona, heridos graves en Madrid, y actos similares en Donostia, Navarra, Oviedo, Zaragoza, Guadalajara, León, Valladolid, Málaga, Valencia o Canarias.

La ONG Movimiento contra la Intolerancia asegura que se producen cada año 4.000 agresiones fascistas en todo el estado y que la inmensa mayoría quedan impunes y ni siquiera se denuncian por miedo.

Además, los datos confirman los vínculos entre diferentes colectivos de extrema derecha: partidos como Democracia Nacional, Frente Español o Alianza Nacional; grupos skinhead como Hammerskin o Blood-Honour; asociaciones culturales como Circulo de Estudios Indoeuropeos o Centro de Investigaciones Sociales, bandas en el fútbol como los Ultrasur en el Real Madrid o las Brigadas Blanquiazules en el FC Español, conciertos de rock nazi con letras racistas y grupos musicales como Batallón de Castigo. Su práctica virulenta, racista y de incitación al odio se siente también en Francia, Italia, Hungría, Austria, Suiza, Bélgica, Suecia, Alemania o Gran Bretaña, y se expresa con total impunidad en Internet.

El modelo social, económico y político europeo está en crisis y la precariedad, el desempleo, el deterioro de los servicios públicos, la desigualdad social, la corrupción política o económica, la separación entre los dirigentes políticos y la sociedad civil, crean un caldo de cultivo que la derecha manipula señalando al extranjero como chivo expiatorio de los problemas del sistema capitalista. Su discurso alienta una extrema derecha que crece en representación y en violencia, simbólica y material, lo que ha obligado a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa a organizar una conferencia internacional con el lema Combatir el resurgir del nazismo, y a manifestar su preocupación por la  «banalización del uso de símbolos nazis», por el intento de «rehabilitar, justificar y glorificar» a aquellos que participaron en la guerra junto a las tropas de Hitler, por el crecimiento de las ideas racistas y xenófobas, y por la falta de «reacción suficiente» de los dirigentes políticos ante este fenómeno.

En el Estado español el presidente del Gobierno ha denunciado el surgimiento de una nueva extrema derecha representada por el PP. Se refería, seguramente, a la red mediática que advierte contra la desintegración de España, la desaparición de la familia o la persecución del catolicismo, que defiende a ultranza el liberalismo en lo económico, que predica la represión y el recorte de libertades ante el terrorismo, la inmigración o la delincuencia, que se opone a la recuperación de la Memoria Histórica tergiversando la historia franquista mas reciente. Su rasgo común es la virulencia verbal, el revisionismo histórico y el uso constante del insulto reproducido cada día en radios, televisiones y grandes empresas informativas vinculadas a sectores del PP.

Estimulan así una práctica neofascista que no es sólo residuo de un pasado franquista aún cercano sino síntoma de un sistema económico y una crisis social que someten a los jóvenes a todo tipo de precariedades. Durante los años que duró el gobierno del PP no hicieron nada contra estos grupos y dieron dinero público a la Hermandad de la División Azul o a la Fundación Francisco Franco.

La Generalitat Valenciana adjudicó contratos por valor de 6 millones de euros, entre 1999 y 2004, a la empresa «Levantina de Seguridad, S.A.», propiedad del fundador del partido fascista Plataforma España 2000 quien es también presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne. La connivencia entre sectores del aparato del estado y grupos ultras que representan una amenaza creciente agrava la situación.

«Hay que romper, apalear y matar. Somos fascistas, neonazis y racistas». Frases habituales en estos grupos cuya persistencia en las agresiones contrasta con la trivialización del fenómeno en ámbitos policiales y políticos. SOS racismo ha denunciado el hecho de que apenas se denuncie en los medios de comunicación a la extrema derecha, pero lo mas alarmante es que la actuación institucional para hacer cumplir la legislación contra conductas que están tipificadas como delito es casi nula y la permisividad de conciertos racistas, de exaltación de la dictadura, este mismo mes en el Valle de los Caidos, de propaganda nazi en los campos de fútbol o en Internet, es casi total. Movimiento contra la Intolerancia ha denunciado que la Audiencia Provincial de Madrid haya concedido permiso al neonazi que asesinó al aficionado a la Real Sociedad, Aitor Zabaleta, a pesar de estar condenado a 17 años, en contra del criterio del Juez de Vigilancia penitenciaria y del Fiscal.

Todos los indicios apuntan a que los autores de la actuación neonazi en Vitoria-Gasteiz son un grupo organizado y sus pintadas deben tomarse en serio porque se empieza así y se puede acabar grabando a punta de navaja la cruz gamada en la cara de adolescentes como ha ocurrido este año en Gijón y Valladolid. La Delegación del Gobierno y la Conserjería del Interior del Gobierno Vasco deben desarticular inmediatamente estos grupos neonazis organizados, asesorados y financiados al servicio de los sectores más reaccionarios de la sociedad. La Fundación Federico Engels y el Sindicato de Estudiantes son organizaciones de izquierda con fuertes vínculos con las organizaciones obreras, y siempre en primera línea en defensa de los intereses de trabajadores y estudiantes. Las pintadas dirigidas ahora contra ellos son una advertencia al conjunto del movimiento obrero y a las organizaciones de izquierdas, y deben ser rechazadas y denunciadas mediante la mas amplia movilización social.