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Reconocimiento de la independencia o el resurgimiento parcial del Estado palestino

Fuentes: Rebelión

Revisado por Caty R

«Nuestra lucha no está completa sin la liberación de los palestinos».

Nelson MandelaEs posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.

La aviación militar israelí bombardea Gaza por segunda vez en doce horas

Foto facilitada el miércoles 12 de enero de 2011 por el ministerio de Defensa israelí, que muestra al ministro israelí de Defensa, Ehud Barak (d), durante un encuentro con soldados en una base militar cercana a la Franja de Gaza, el 11 de enero de 2011. La aviación militar israelí bombardeó tres puntos de Gaza, informaron fuentes de la seguridad israelíes y palestinas. EFE/Ministerio de Defensa

El estado sionista nunca aceptó un Estado palestino, y mucho menos lo hará ahora. Las bandas y pandillas militares sionistas comenzaron a arrasar las vidas, las tierras y las propiedades de los palestinos, mucho antes de la partición de Palestina. No han parado hasta el día de hoy, y no pararán a menos que el derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas, sean respetados por EEUU, la UE y el Estado engendrado por estos imperios como gendarme de los recursos naturales del Medio Oriente.

Y ya han pasado más de 63 años.

Es obvio que una paz duradera está en hacer respetar como corresponde el derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas. Y no en la complicidad internacional y sus intereses geopolíticos, que precisamente crearon el problema al partir Palestina, que se encontraba bajo Mandato Británico. Palestina es lo que existía ancestralmente.

La complicidad internacional continuará haciéndole el juego al Estado sionista, por intereses o por mala conciencia. Si EEUU y la UE son partidarias de un Estado judío, solo para judíos (como en Sudáfrica), debe fundar ese Estado en EEUU y/o en Europa, donde se desataron las sangrientas campañas antijudías (el término antisemita no es el apropiado). Y no en el Medio Oriente.

El único camino para una paz duradera es el usual: derechos para todos. A esto es a lo que tiene temor el apartheid israelí.

Las negociaciones son inútiles e infructuosas cuando el poder es desigual, no puede existir negociación entre opresor y oprimido, ocupante y ocupado. Esto mantiene el statu quo. La paz, se logra respetando los derechos del otro, mucho más cuando el otro es el débil.

A Hamás como un grupo de resistencia palestina, se le ha estigmatizado. Olvidando que este grupo, así como todos los que en todas las épocas y en todos lugares se han levantado en armas para expulsar al invasor, se han originado en la misma injusticia, ilegalidad y carencia de respeto a la ley internacional y derechos humanos, para todos.

En el pasado, el presidente socialista de Chile, Ricardo Lagos, aseveraba «que luego de la resolución 181, se vio el nacimiento del Estado de Israel, pero hasta el momento no se ha concretado el resurgimiento del Estado Palestino».

Nótese, que el reciente reconocimiento por parte de Chile de la independencia o resurgimiento parcial de Palestina, 63 años después de que el territorio histórico de Palestina, fuese dividido en dos para que «generosamente» se asentaran europeos de origen kázaro, no semitas, en territorio ancestralmente semita; no guarda la más mínima relación con los conflictos limítrofes de Chile (argumento esgrimido por los sionistas en Chile) con Perú y Bolivia, puesto que Chile nunca fue un Estado invasor (compuesto por extranjeros, ciudadanos europeos que manipulan una fe religiosa, como es el judaísmo) que creó de manera artificial y unilateral, sin consultar a sus legítimos dueños, una entidad protectora del imperialismo y de las dictaduras implantadas en el mundo. Dos: no limpiaron étnicamente a peruanos y bolivianos. Tres: no los dejaron relegados en guetos. Cuarto: no les robaron sus recursos naturales. Quinto: no se ha construido un muro de racismo escudándose en la «seguridad».

¿Seguridad?, ¿seguridad de qué? De continuar transgrediendo la ley y el derecho internacional y todas y cada una de las resoluciones de las Naciones Unidas.

Por ende, se torna un deber de la descendencia chilena-palestina, que pertenece a la mayor diáspora palestina, producto de la Nakbah, la Shoa u Holocausto palestino que contribuya, a trasladar y exportar junto a la comunidad religiosa judía, de ciudadanía chilena, la armonía, trabajo conjunto, relaciones de amistad, inclusive de matrimonios que impregnan la convivencia mutua en Chile. Con excepción, de ciertos rayados de corte antisemita, racista y discriminatorio en contra de la descendencia del semita pueblo palestino, asentado en Chile.Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.


http://palestinaocupada.wordpress.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.