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Salvar a las hijas de Israel para evitar la aniquilación por medio de matrimonios mixtos

Fuentes: Mondoweis

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Manifestación de protesta por la boda de un musulmán y una judía en Israel, agosto de 2014  

Haaretz publicó recientemente un artículo de Or Kashti relativo a la organización judía israelí «Hemla» (que significa misericordia) y tiene su sede en un «refugio» para mujeres jóvenes. «De acuerdo con la organización, el refugio está dirigido a «mujeres jóvenes de hogares rotos que están en riesgo de shmad , término hebreo que indica la conversión a otra religión por coacciones», señala Kashti.

Uno no debería poner en duda quiénes son los villanos que amenazan con «coaccionar» a estas chicas. En un folleto promocional lanzado hace dos años el director de Hemla, Eliakim Neiman, describe el matrimonio entre mujeres judías y hombres árabes como una «plaga nacional». Decía, «estamos haciendo todo lo posible para salvar a estas jóvenes antes de que lleguen a los pueblos [árabes] y den a luz a Ahmad Ben Moshe». Un folleto promocional se jacta de que la mujer que dirige el refugio, Rachel Baranes, ha dedicado su vida a «salvar a las hijas de Israel de las garras de los ismaelitas», que es un término que se refiere a los árabes.

En un artículo publicado en 2009 en Eretz Israel Shelanu (Nuestra tierra de Israel), un boletín asociado a la derecha radical describe la pensión de Hemla como el único refugio para niñas judías «rescatadas» de los pueblos árabes.

Todo esto puede parecer una aberración religiosa-nacionalista contra el mestizaje extranjero que estaría financiada por donaciones de los extremistas. Pero la conclusión es que el ministerio de Servicios Sociales de Israel financia masivamente el refugio, de hecho la mitad de la financiación de sus gastos, unos 2,6 millones de shekels al año (685.000 dólares). El ministerio ha acordado recientemente aumentar la financiación de la institución a 1,3 millones de shekels al año, duplicando el nivel de su apoyo desde 2012.

Para comprender hasta qué punto es central en Israel la cuestión de la lucha contra la asimilación, podemos señalar los comentarios que hizo al respecto el diputado en la Knesset Yair Lapid hace poco más de dos años. «Centrista y liberal», Lapid, entrevistado en un programa -Ondas de Radio de Israel-, encontró que era importante indicar su opinión honesta y esencial acerca de esto: «Me molestaría que mis hijos se casaran con personas no judías… me molestaría mucho».

Lapid respondía a una manifestación masiva de los miembros del grupo antimestizaje de Benzi Gopstein, Lehava, que fueron a la boda de una pareja mixta. La mujer se había convertido al islam y se casó con un musulmán. Como señala Haaretz, en el pasado Gopstein y Lehava han estado estrechamente vinculados a Hemla. Gopstein fue miembro de Hemla durante años, hasta dejarlo en 2014. Ese año Hemla pagó a la esposa de Gopstein, Anat, 66.000 shekels (17.300 dólares) por «la búsqueda de niñas» para el refugio, de acuerdo con documentos del registro de la ONG.

Tales actos de tratar de evitar el mestizaje entre judíos y no judíos no se limitan a grupos de extrema derecha ultrarreligiosos. Algunos municipios israelíes han promulgado este tipo de programas. Este es un ejemplo del municipio de Petah Tikva en 2009, informado por Yediot Aharonot (nota: «hombres de las minorías» es un eufemismo de «árabes»):

«Un equipo especial del departamento juvenil de la municipalidad de Petah Tikva (cerca de Tel Aviv) localizará a niñas [judías] que tienen el hábito de reunirse con hombres de las minorías y las asistirá. La decisión se produce después de que se descubriera una relación entre una chica de la ciudad y un hombre de las minorías de Jaljulya que mataron a Arik Karp el mes pasado en una playa de Tel Aviv.

«El problema de los hombres de las minorías es bien conocido», dijo el jefe del departamento de juventud, Moshe Spektor. «Nuestros intentos para hacer frente a este problema son reales y sinceros. El municipio está haciendo un esfuerzo para examinar la cuestión en cooperación con la policía».  

En el sur Kiryat Gat también ha puesto en marcha programas para evitar el contacto entre jóvenes judías y hombres musulmanes, en particular beduinos. Como informó Haaretz:

El programa cuenta con el apoyo del municipio y de la policía y está dirigido por el representante de bienestar social de Kiryat Gat, que va a las escuelas para advertir a las chicas de la «explotación de los árabes». El programa utiliza un vídeo titulado «Durmiendo con su enemigo», que se presenta con un oficial de la policía local y una mujer del Departamento Antiasimilación, una rama de la organización religiosa Yad L’Ahim que trabaja para evitar que las jóvenes judías se citen con hombres musulmanes.

El término shmad es muy interesante en la tradición judía. Si bien se hace referencia a la conversión, su raíz está las letras hebreas SHIN, MEM y DALET – SH-MD, una raíz que se refiere a la «aniquilación». El sustantivo hebreo para la aniquilación es, pues, hashmada . Es un término malintencionado que se usa para la conversión y revela una percepción, inherente al judaísmo, de considerar la conversión como una especie de traición a la «tribu» causando su achicamiento.

Abigail Abarbanel escribió recientemente un artículo demoledor ¿Por qué dejé el culto?, en el que considera precisamente este aspecto:

«Sé lo que significa para ustedes la aniquilación. No sólo significa muerte. Aniquilación significa que el pueblo judío, el judaísmo en sí, ya no existiría. La asimilación es también aniquilación. Nos enseñaron eso en la escuela. Nos enseñaron que la asimilación era despreciable, cobarde, una traición a nuestro pueblo. Siempre que los judíos se casan con no judíos de sus propios países y cuando todas las trazas de ser judío, sea lo que sea, se diluyen, ustedes se molestan. Creen que es el fin. Debido a que no hay individuos, sólo el grupo, cuando el grupo funciona, los individuos también. Se percibe cualquier amenaza al grupo como una amenaza personal a cada uno de ustedes. Es por eso que gritan ¡Antisemitismo! tan fácilmente y por reflejo, cada vez que perciben la más mínima amenaza a su estado de culto».

La idea de «desertar de la tribu» también se ha traducido en el discurso sionista ostensiblemente secular. Los israelíes han sido históricamente cautelosos en no proclamar demasiado chovinismo nacionalista en este sentido, probablemente, de manera que otros no los vean como una secta judía extremista, por así decirlo. Pero el término de inmigrante judío era y todavía es oleh, alguien que «asciende». El término opuesto (un judío que emigra de Israel) es, como se puede adivinar, yored, que «desciende». Incluso un secular, un líder «de izquierda» como Isaac Rabin consideró basura a los «descendentes» (señalado por Uri Avner).

He tenido varias conversaciones con judíos seculares que al saber que estuve casado con una mujer no judía expresaron su preocupación acerca de los «matrimonios mixtos», la reducción de la «nación judía» y así sucesivamente. En mi propia boda (con mi exmujer), hice un discurso en relación con este aspecto. Mencioné los términos oleh y yored, con notable vergüenza de los muchos judíos israelíes reunidos en Copenhague, y noté esta preocupación inherente a muchos judíos de la «desaparición» de los judíos no por el genocidio, sino por los matrimonios y en la percepción sionista, por la emigración. Yo había cometido los dos pecados.

Se podría pensar que era el fin del mundo vivir en el extranjero y casarse con una shiksa.

Al parecer para muchos judíos es el fin del mundo, sobre todo si el cónyuge es árabe. Incluso mis contactos, liberales de izquierda seculares judíos, no tenían vergüenza de opinar que un matrimonio entre un judío de Israel y un árabe no puede funcionar. Dijeron esto de plano en una conversación con mi exesposa no judía, es decir, casarse con un árabe se considera una transgresión aún más grave que casarse con un no judío.

La percepción general predominante en los municipios, organizaciones religiosas y grupos de vigilancia que participan en campañas contra el mestizaje es que hay que proteger a las jóvenes (judías) de los hombres (árabes o musulmanes). Este enfoque añade un elemento sexista a la convicción, que sugiere una ostensible misión de proteger a la parte débil, ingenua e ignorante de los hombres insidiosos y ladinos.

«El problema es siempre con chicas judías que se citan con hombres árabes. Los chicos árabes vienen y les compran cosas, las tratan bien. Ellas mueren por eso. No pueden ver lo que están haciendo», dice uno de los líderes de un grupo de vigilantes de la patrulla llamada Fire for Judaism , que trabaja en estrecha colaboración con la policía y financiado por donaciones privadas.

Volviendo a la organización Hemla, su nombre significa misericordia o compasión en hebreo. Esto parece basarse en la idea de que está haciendo un «favor» a todos, especialmente a las jóvenes ya que éstas no saben lo que es bueno para ellas.

Fuente: http://mondoweiss.net/2016/11/daughters-annihilation-intermarriage/