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«Se llamaba como yo»: víctimas del consenso

Fuentes: La Marea

El pódcast ‘De eso no se habla’ se ocupa de la historia de Begoña Urroz, considerada (por conveniencia) la primera víctima de ETA. Pero no lo fue.

Begoña Urroz no sabe conducir, tampoco aprendió nunca a montar en bici. Begoña Urroz tuvo otra hermana que se llamaba como ella, pero no se conocieron, porque la mayor fue asesinada en 1960. Begoña nació dos años más tarde y fue criada en el silencio y el miedo. Como un país entero. Pero a veces los silencios se quiebran y las historias brotan como rompiendo crisálidas. Isabel Cadenas Cañón lleva desde 2020 dedicada a contar algunas de ellas en el pódcast De eso no se habla. La tercera temporada la forman los siete capítulos de la serie documental Se llamaba como yo y en ella aborda la historia de la niña Begoña, pero también de un país que todavía no ha encontrado la manera de denominar a su historia de violencia política.

Si para que algo exista necesitamos nombrarlo, carecer de nombres es en ocasiones tan problemático como poseer varios. Porque la realidad puede ser única, pero el foco desde donde se interpreta varía y hasta se utiliza cuando conviene. Por eso después de décadas aún no sabemos si llamarlo «conflicto vasco», «terrorismo» o «lo que pasó», como se hace con algunas enfermedades. Y es que detrás de los silencios también hay siempre secuelas. Restos que el tiempo a veces no atenúa, sino que acrecienta y mantiene latentes.

«Calla» es una palabra que ha marcado el día a día de varias generaciones. Porque después de la Guerra Civil llegó la dictadura. Porque parte de la resistencia antifranquista apostó por la violencia y fue dejando víctimas. Porque el Estado, ya en democracia, dejó otras. Y mantener el equilibrio sin ser equidistante es difícil en un alambre tan frágil. Por eso proyectos como el de Isabelen sukaldea (La cocina de Isabel), que nació en Lasarte (Guipuzkoa) hace 10 años intentando atender a todas las víctimas del pueblo, son fraguas de convivencia. Es ahí donde, entre otras historias, alguien contó la que da origen al documental Se llamaba como yo.

Entre Lasarte y Donosti hay 15 minutos en tren. En una estación de esta ciudad, la de Amara, una bomba puesta por el DRIL (Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación) mató a la bebé Begoña Urroz, de 20 meses. El atentado sucedió el 27 de junio de 1960. Ella murió el día después. Sus padres tuvieron al poco tiempo otra niña a la que pusieron el mismo nombre. La familia de Begoña pasó 50 años convencida de que a su primera hija la había asesinado ETA.

«Calla», repetía el padre cuando los atentados reventaban las lunas de su zapatería años después. Callar fue lo que hizo buena parte de la sociedad durante décadas, las víctimas eran víctimas porque algo habrían hecho. Y así, silencio a silencio, se dinamitaba la convivencia. Unas veces silenciando el dolor y otras, porque 50 años dan para mucho, sacándolo a relucir ante cualquier posibilidad de tregua o cese de la violencia armada.

Cincuenta años son medio siglo atravesando distintos momentos políticos. Tal vez por eso, porque en determinado momento convino, cuando la familia de Begoña ya estaba acostumbrada al olvido público de su dolor, llegó el reconocimiento. Pese a que el DRIL había reivindicado la autoría del atentado cuando ocurrió, pese a que incluso el diario ABC se lo atribuyó también en 1962, pese a no figurar al principio en el registro de víctimas indemnizadas por terrorismo, a Begoña Urroz se la consideró la primera víctima de ETA. De hecho, el día de su atentado fue el elegido para conmemorar el Día de las Víctimas del Terrorismo por el Congreso de los Diputados. Y la niña Begoña, el estandarte para convencer a la sociedad de que ETA no nació contra el dictador y sus poderes, sino matando inocentes.

¿Quién pone los nombres? El DRIL es considerado en Portugal un movimiento antifascista; en España, una organización terrorista. ¿Quién marca las fechas? La niña Begoña murió en 1960, el mismo año en el que asesinaron al último maquis. Uno de los guardias civiles que participaron en la emboscada para capturarlo murió en el tiroteo meses antes que la bebé. Desde 2013 se lo tiene por la primera víctima de terrorismo en España. Sin embargo, desde 2022 la Ley de Memoria Democrática en su artículo 3 reconoce que el maquis es resistencia antifascista, contradiciendo así la Ley de Víctimas.

Decía Walter Benjamin que los calendarios miden el tiempo de forma distinta a como lo hacen los relojes, y que cuando como sociedad elegimos una fecha la convertimos en un monumento de conciencia histórica. ¿Qué pasaría si los cimientos de ese monumento no se sostuvieran? ¿Qué sucede cuando la fecha es errónea o el momento que se conmemora no es como nos lo han contado? Dice Zapatero en un episodio del pódcast que «ni cambiar fechas en favor de la verdad se puede hacer sin consenso», pero ¿merece la pena un consenso construido sobre silencios y mentiras?  

Fuente: https://www.lamarea.com/2025/07/12/se-llamaba-como-yo-victimas-del-consenso/