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El discurso político judío y la lucha palestina

Ser y tiempo

Fuentes: PeacePalestine

Traducción e introducción, para Rebelión y Tlaxcala, de Manuel Talens


En este breve ensayo Gilad Atzmon da un paso más en su incansable esfuerzo de deconstrucción de la empresa sionista. Atzmon, que ya individualizó con éxito el concepto de «identidad judía» [1], se adentra aquí en terreno filosófico y psicoanalítico, de clara estirpe freudiana y heideggeriana, para contraponer la imposibilidad ontológica del homo sionistus -cuyo florecimiento ético es imposible al asentarse sobre el despojo de una tierra y el lento exterminio de sus propietarios y que, por lo tanto, debe contentarse con un hipotético llegar a ser proyectado hacia el futuro-, y la realidad ontológicamente palpable del pueblo palestino, que a lo largo de cientos de generaciones -el ayer- ha ido creando profundas raíces en la tierra de sus antepasados, su pacha mama ancestral, a través de las cuales bebe la savia de la vida. Es justamente esa la diferencia fundamental entre la mentira sionista y la verdad palestina: los palestinos no necesitan identidades falsas ni llegar a ser para adquirir legitimidad, como les sucede a los sionistas. Los palestinos, sencillamente, han sido, son y serán. El lector queda invitado a meditar cada una de las frases de esta máquina de significados que ha escrito Gilad Atzmon. El resultado es esclarecedor.- Manuel Talens

El discurso moderno del judío «político» es el de un autoimpuesto estado de orfandad, de ausencia de madre y padre.

El hombre político mata a su padre.

No me estoy refiriendo al complejo de Edipo, aquí no hay nada libidinoso. No está celoso de su padre, ya que tampoco quiere a su madre.

Esta tendencia metafísica asesina se aplica tanto a la izquierda como a la derecha: al sionista y a su adversario, el denominado «antisionista socialista».

El sionista de derechas está ahí para ejecutar a su padre de la diáspora.

El antisionista de izquierdas está ahí para erradicar al padre Dios.

Los dos matan a sus padres. Quieren integrarse en una nueva familia, en una que sea mejor, por así decirlo.

Para el sionista la nación es su nueva familia. Quiere llegar a ser una nación como las demás.

Para el antisionista de izquierdas su nueva familia es la «clase obrera». Quiere llegar a ser un hombre como los demás.

Pero ninguno de los dos lo consiguen.

En vez de sólo ser en el mundo, se contentan con llegar a ser. Insisten en llegar a ser lo que no son.

Si se observa desde otra perspectiva, el discurso político judío, centrado en los judíos, trata sólo de olvidar el ser. El hombre político se especializa en construir una falsa autenticidad.

* * * *

Puede considerarse que la ideología es una resurrección de la maternidad y el ascenso de la paternidad, el resurgimiento de la tierra (madre patria) y el renacimiento del alma (padre patria). El sionismo, el antisionismo y la política judía en general son la abolición de todo ello. El hombre político moderno niega la tierra y rechaza el alma.

La tierra, en vez de estar «aquí y ahora», existe en un lugar distante (Sión).

La vieja alma: Dios, el espíritu, debe descartarse por ser inmaterial. Lo llama «opio de las masas».

La ideología también puede entenderse como una base intelectual relativamente nueva que permite al pasado la formación de un logos, de un principio que da forma a la visión del futuro. Sin embargo, en el discurso político judío el tiempo está en constante desintegración.

Para el hombre político, es el futuro lo que forma un pasado.

En vez del «pasado», noción abstracta, para él es «un pasado», una lúcida cadena de los acontecimientos aislados elegidos de forma selectiva.

El discurso político judío se revela como un crudo intento contra la historia y el historicismo. Prefiere la noción de «lo mejor», sólo escoge capítulos históricos muy seleccionados.

En el discurso político judío la historia más bien un conjunto de acontecimientos sellados, es decir, de axiomas.

Para el sionista, la Biblia es un axioma histórico (un registro de la propiedad). El antisemitismo es otro axioma. Juntos forman el epos del retorno.

Para el antisionista socialista, la piedra angular que permite comprender un pasado es la emergente política de la clase obrera junto con el auge del nazismo. El holocausto es un axioma. Sirve como punto de partida, como un relato cerrado y aislado de destrucción.

La historia judía es la amalgama única de acontecimientos preciosos que navegan con seguridad en un océano de puntos muertos.

El relato político judío, tanto de izquierda como de derecha, es una cadena de falsos eslóganes.

El sionista finge amor por Eretz Israel mientras destruye a sus habitantes autóctonos.

El antisionista de izquierdas finge amor por la clase obrera (hasta que llega al banco).

Ambos adoran «un pasado», ambos resisten la noción de «pasado».

* * * *

Lo anterior explica por qué los judíos políticos (tanto sionistas como antisionistas) nunca podrán entender lo que son la causa palestina y el discurso de la liberación.

La liberación palestina trata de la tierra. Trata del alma. Trata del hecho de conservar la llave de la puerta del abuelo durante seis décadas. Trata de un sacrificio real, del dolor real arraigado en un pasado orgánico que no difiere del presente ni tampoco del futuro cercano.

Mientras que el discurso político judío se ocupa de expresar la imagen de un nuevo llegar a ser, la resistencia palestina se ocupa de ser. Ser lo que uno es, ansiar la tierra que está arraigada en el alma como un olivo.

Palestina es el auténtico retorno.

La resistencia palestina es, en efecto, la reinstauración de la tierra y la resurrección del alma.

Ser palestino es encontrarse en la vanguardia de la lucha mundial por la liberación. Ser palestino es ser lo que el judío político ha estado soñando ser pero nunca ha sido.

Ser palestino es ser humano.

A diferencia del discurso político judío, que está obsesivamente comprometido en la presentación de un relato histórico virtual de pertenencia y posesión, los palestinos son los presocráticos de nuestro tiempo, nunca han tratado de establecer un relato, su relato es su presente. Son la epopeya de la creación y de la recreación. Son el ser y, estando en medio del ser, también son el auténtico llegar a ser de su auténtica liberación.

[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=24333

Fuente: http://peacepalestine.blogspot.com/2007/02/gilad-atzmon-being-and-time-plus.html 

Título original: Being and Time, Jewish Political Discourse and the Palestinian Struggle

El jazzista y escritor Gilad Atzmon es un ex israelí y que lucha con su arte por la liberación del pueblo palestino. Vive en el Reino Unido.

Manuel Talens es escritor español, miembro de Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente. URL de esta página: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=46027