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Sin avance social no hay equidad de género

Fuentes: IPS

Por más que la economía crezca como lo hace en la actualidad en América Latina, sin políticas específicas para reducir la brecha social no habrá avances sustanciales en la igualdad de género, advierte un informe internacional presentado este jueves en la capital argentina.   «Un mundo en el que el modelo de política predominante tiende […]

Por más que la economía crezca como lo hace en la actualidad en América Latina, sin políticas específicas para reducir la brecha social no habrá avances sustanciales en la igualdad de género, advierte un informe internacional presentado este jueves en la capital argentina.

 

«Un mundo en el que el modelo de política predominante tiende a profundizar la desigualdad económica y social y a reforzar la marginación, y donde no hay lugar para una redistribución de la riqueza (à), no es probable que sea un lugar en el que se garantice la igualdad entre sexos», alerta el estudio.

 

El libro correspondiente fue realizado por el Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (Unrisd, por sus siglas en inglés), con sede en Ginebra, en base a estudios solicitados en todas las regiones sobre macroeconomía, bienestar e igualdad de género, mujer y política social, vida pública y conflictos armados.

 

La investigación, cuya realización se lanzó al cumplirse en 2005 los 10 años de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer celebrada en Beijing, se titula «Igualdad de Género. La lucha por la justicia en un mundo desigual». Su presentación para América Latina tuvo como sede el recinto del Senado de Argentina.

 

Los investigadores admitieron que el progreso desde Beijing fue «dispar» y destacan como logros principales la inclusión en el debate mundial y nacional del tema de salud sexual y reproductiva, de la violencia de género y la mayor llegada de mujeres a cargos electivos mediante normas de discriminación positiva.

 

En este sentido, el informe señala que en 10 años el promedio de mujeres que participan en los parlamentos creció de nueve a 16 por ciento. También destaca que en 16 países –entre ellos tres de la región (Argentina, Cuba y Costa Rica)–, ese indicador supera 30 por ciento debido a leyes que garantizan el cupo femenino.

 

No obstante, también se registra la «persistencia» de desigualdades basadas en el género y advierte sobre falsas expectativas. En este aspecto remarca, que pese a que más mujeres se incorporan al mercado laboral, los puestos que consiguen requieren menos calificaciones, son precarios y con remuneraciones bajas.

 

En la presentación en el Senado participaron María del Carmen Feijoo, oficial de enlace del Fondo de Población de las Naciones Unidas, legisladoras argentinas, y Elizabeth Jelin y Shahra Razavi, del instituto que realizó la investigación, además de otras colegas que intervinieron en los trabajos en la región.

 

«El mensaje principal plantea que a 10 años de Beijing hubo importantes avances en las condiciones de vida de las mujeres en el mundo en desarrollo, en su mayor nivel educativo, en la reducción del número de hijos, en su acceso al mercado laboral y en su participación política», señaló Feijóo a IPS.

 

«Sin embargo, hubo un contexto sumamente desfavorable en los años 90, signado por las políticas del consenso de Washington», añadió la experta, en referencia a las políticas neoliberales diseñadas por los organismos multilaterales de crédito para América Latina y el Caribe.

 

«En los países en desarrollo creció la pobreza, la desigualdad, las migraciones y todos esos fenómenos no generan un ambiente sustentable para avanzar en la igualdad de género», sentenció.

 

En este aspecto, el libro señala que el nuevo contexto de crecimiento económico representa «una oportunidad» y «un desafío». Se requiere mayor movilización de las organizaciones de mujeres y mayor intervención del Estado, señala. Pero, además, «la agenda debe ser más amplia», sostiene la investigación.

 

«No es probable que la política económica por sí sola genere igualdad en materia de género», advierte y recomienda dirigir políticas específicas orientadas a remover restricciones basadas en el género. A modo de ejemplo, sugiere «mejorar las normas laborales» para «que la atmósfera laboral respete la familia».

 

Feijóo consideró que la lección aprendida en los años 90 es que no alcanza con el buen desempeño de la economía. «El contexto pos consenso de Washington actual, con un importante crecimiento económico, requiere políticas específicas de igualdad de género», reclamó.

 

La experta sostuvo que también se creía «hace 30 años que de camino al socialismo se iban a solucionar mágicamente los problemas de la mujer, y lo que observamos es que sin políticas específicas no hay avances».

 

«La discriminación y la subordinación de las mujeres se recicla en los distintos contextos y se muestra muy resistente a desaparecer por sí mismo», dijo.