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Sionismo y nazismo: no es lo mismo, pero es igual

Fuentes: Rebelión

Después de casi un año de una masacre despiadada perpetrada por las fuerzas militares sionistas del Estado de Israel contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza, gran parte de la opinión pública mundial ya no puede contenerse en su acusación de que “el sionismo es lo mismo que el nazismo”, y que “el Estado de Israel es como la Alemania de Hitler”.

Sin embargo, en esta oportunidad quisiéramos enfatizar que no es correcto catalogar a los sionistas y sus simpatizantes como meros seguidores de una ideología igual a la que fue estructurada y difundida por Hitler, Goebbels, Goering y sus asociados. Así como tampoco debemos considerar al Estado de Israel como una simple repetición de lo que fue en su momento la Alemania nazi.

No podemos estar de acuerdo con la equiparación del sionismo israelí con el nazismo de Hitler tan sólo porque las fuerzas del primero están cometiendo crímenes de la misma talla, o incluso más horrendos, que los cometidos por el segundo. Sí, es cierto que en el caso de Israel, tal vez sin precedentes en la historia, las fuerzas armadas de una gran potencia militar han establecido como objetivos preferidos a la parte más frágil de la población civil del pueblo con el que se enfrentan. Es cierto que de las más de 45.000 muertes civiles causadas hasta ahora por los despiadados bombardeos israelíes en la Franja de Gaza, alrededor del 70% se refieren a niños y mujeres.

Seguramente, si tuviéramos que expresar nuestra opinión basándonos únicamente en la sordidez y monstruosidad que nos indica esta contabilidad, fácilmente podríamos adherirnos al argumento que equipara el sionismo israelí con el nazismo de Hitler. En términos de perversidad, crueldad e inhumanidad, no habría muchas diferencias que señalar entre estas dos corrientes, cada cual en su tiempo histórico, evidentemente.

Sin embargo, somos obligados a reconocer que hay otros aspectos en juego que no pueden ignorarse. Por lo tanto, tales diferenciaciones nos llevan a rechazar una equivalencia pura y simple de estas dos corrientes ideológicas más dañinas que la humanidad ha producido a lo largo del tiempo. Sobre los puntos discrepantes, intentaremos arrojar algo de luz a través de las palabras que vamos a expresar a continuación.

En primer lugar, debemos reiterar que es absolutamente incorrecto decir que el sionismo se inspiró en el nazismo y busca imitarlo. Quienes defienden esto simplemente olvidan el surgimiento previo del sionismo en relación con el nazismo. Como sabemos, las primeras formulaciones del sionismo judío tuvieron lugar a mediados del siglo XIX, mientras que las del nazismo recién comenzaron a tomar forma a principios del siglo XX. Por lo tanto, si hay alguna influencia efectiva de una de estas corrientes políticas sobre la otra, la lógica nos obligaría a concluir que es mucho más probable que el nazismo haya sido influenciado por los postulados del sionismo que al revés.

Aunque el sionismo y el nazismo constituyen visiones del mundo esencialmente racistas y supremacistas, los grupos humanos simbólicos en cada caso no son los mismos. Para los nazis, la humanidad suprema está constituida por la raza aria, de la cual los alemanes constituirían el núcleo más puro. Para los sionistas, el papel de pueblo amo, de pueblo elegido, lo desempeñarían los judíos. En otras palabras, si bien los mecanismos que sustentan las bases del racismo y del supremacismo en el sionismo y en el nazismo son muy similares, el grupo humano considerado como centro preferencial por cada una de esas corrientes ideológicas es diferente.

Aunque los judíos europeos hayan estado entre los que más sufrieron las atrocidades del nazismo, durante las primeras fases del nazismo los líderes sionistas no cuestionaban las tesis nazis sobre la necesidad de separación entre las diferentes etnias. Como es sabido, estas formas de nacionalismo surgieron de disputas interburguesas en la Europa del siglo XIX, en las que cada burguesía buscaba alinear dentro de sus filas al número máximo posible de personas con las que estaban étnicamente en sintonía. Como la burguesía judía no disponía de un territorio bajo su control para hacer valer el peso de sus intereses sobre otros grupos burgueses, la ascendencia judía comenzó a ser utilizada como un fuerte valor unificador. Por ello, los sionistas acogieron con satisfacción las primeras iniciativas hitlerianas que buscaban consolidar el aislamiento de los judíos del resto de las poblaciones de las regiones donde vivían.

Como ya he intentado dejar claro en textos anteriores, los sionistas eran una minoría en todas las comunidades judías de Europa hasta poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces, la mayoría de los judíos estaban comprometidos en la lucha por lograr sus derechos de integración en igualdad de condiciones con los demás miembros de las sociedades en que estaban insertados. Además, un número significativo de ellos se había adherido a los ideales del socialismo y de la lucha de la clase trabajadora por su emancipación. Tanto es así que un alto porcentaje de los principales dirigentes del movimiento obrero europeo de la primera mitad del siglo XX tenían ascendencia judía.

El principal servicio que el nazismo le prestó a la burguesía judía tras su derrota definitiva ante las fuerzas soviéticas en 1945 fue abrirle el camino a la consolidación del sionismo como fuerza política hegemónica entre las comunidades judías. Por supuesto, para que esto sucediera fue necesario contar con la valiosa ayuda de las fuerzas del imperialismo y de todos aquellos que, hasta poco antes, veían con satisfacción o indiferencia la persecución que el nazismo desataba contra los judíos en Europa.

Con base en lo que hemos tratado de exponer en las líneas más arriba, queremos reiterar lo que habíamos mencionado al principio: el sionismo no es una simple copia del nazismo. Sí, es verdad que tiene mucho en común con la variante alemana del fascismo, pero también hay varios puntos que nos dejan evidente que esas dos corrientes políticas no son exactamente idénticas.

Sobre la relación entre el sionismo y el nazismo, podríamos resumirlo con las palabras de Silvio Rodríguez en una de sus más emblemáticas canciones: “No es lo mismo, pero es igual”.

Publicado originalmente en portugués en:

https://www.Brasil247.com/blog/sionismo-e-nazismo-no-es-lo-mismo-pero-es-igual

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.