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Sobre la consistencia de algunas críticas a las decisiones de IU en Extremadura

Fuentes: Rebelión

Que este no es el mejor de los mundos posibles ni siquiera el más amable y fácil lo deben estar experimentando en propia carne los y las militantes extremeños de IU. Desde hace días. Si lo que les moviere a hacer política, como ocurre en la militancia de muchas otras organizaciones, fuera la búsqueda de […]


Que este no es el mejor de los mundos posibles ni siquiera el más amable y fácil lo deben estar experimentando en propia carne los y las militantes extremeños de IU. Desde hace días. Si lo que les moviere a hacer política, como ocurre en la militancia de muchas otras organizaciones, fuera la búsqueda de poder, un puesto cómodo bajo el sol, una excelente remuneración y algunas prebendas ocultas o no explicitadas, lo tendrían fácil. Pero no, ellos, como los ciudadanos que se vertebran en torno al movimiento 15-M, aspiran a algo mucho más difícil: quieren dignificar la política, quieren poner las instituciones políticas en su caso al servicio de la ciudadanía, y no a ésta a los pies de políticos profesionales, insaciables o serviles, al servicio de los intereses de un puñado de privilegiados y de gentes que se cierran los ojos y se tapan la nariz.

Por si hubiera alguna duda de todo ello, que no la había, ha bastado escuchar a un representante de IU Extremadura en el telenoticias del mediodía de la 1, un diputado regional cuyo nombre no he logrado fijar en mi memoria, para darse cuenta que hay gentes que están en la política para servir con principios, con alma y con cabeza. No somos déspotas ilustrados, ha dicho, no estamos abonando aquello de todo por la militancia pero sin la militancia. Esta ha hablado con toda claridad y con conocimiento de causa. No somos niños de guardería, ha concluido.

La dirección de IU apela a las consecuencias de la decisión y a unos estatutos que parecen conceder a la coordinación federal potestad sobre estas decisiones. Lo ignoro aunque debería saberlo. Aunque así fuera. Los estatutos están para ser cambiados o incluso trasgredidos en ocasiones. En Congresos o en situaciones como las que se están viviendo.

¿Qué han decidido los compañeros de IU en Extremadura? Abstención, abstención y abstención, como en las añoradas tríadas hegeliano-marxistas. Abstención en el intento de investidura inicial del candidato del PSOE, ese hooligang de la política apellidado Fernández Vara; abstención en el primer intento del candidato del PP; y abstención en el segundo intento de ese mismo candidato. ¿Hubiera sido esa mi posición de haber tenido que decidir? Probablemente no. Hubiera abonado por votar en contra del candidato del PSOE (o acaso de abstenerme, hubiera sido vencido por la duda) en primera votación, al igual que también hubiera abonado por votar en contra, esta vez sin duda alguna, del intento del candidato del PP. Luego hubiera propuesto un respiro para decidir a la altura de las circunstancias alcanzadas. Barcelona no se defendió en dos noches.

¿Qué mi posición es una memez poco pensada? Probablemente. Que la posición de IU de Extremadura es discutible, mejorable o incluso errónea. Tal vez. Pero, en todo caso, esa es su posición, está más que fundamentada en razones atendibles, y sólo una asamblea de IU, libre de coacciones y presiones, si puede pensarse en un escenario así, podría rectificarla. Hasta aquí llego.

Llama la atención, y este es el nudo de la nota, la posición insistentemente crítica y de abierta presión que ejercen algunos miembros de la comisión federal. Concretamente, Gaspar Llamazares y su IU abierta, esa colectivo cuyo nombre produce más un quejío razonable dado que parece ubicarnos a los restantes miembros de IU en un conjunto complementario nada abierto y abonar el interesado slogan que sitúa a algunos sectores de IU en el marxismo trasnochado frente a las otras posiciones abiertas, modernas, razonables, nada dogmáticas y postmarxianas. Es igual. Pelillos a la mar y pajitas en nuestro ojo.

Llamazares, IU abierta, se ha manifestado muy crítica respecto a la decisión y parece que está abonando la vía de la presión («cortés», «educada», «nada estalinista», abierta donde las haya) sobre la dirección y la militancia extremeñas. ¿Por qué? Por las consecuencias de la tercera abstención. El PP se haría con presidencia de Extremadura. Y por ahí no, por ahí no se quiere pasar.

Con razón. No es ninguna tontería. No lo es desde luego. Pero es obvio que esa posibilidad ya ha sido pensada por la militancia de IU e incluso, probablemente, escenarios posteriores con un gobierno muy debilitado y en la cuerda floja, a pesar de que el señor hooligang candidato a la presidencia de Extremadura por el «partido» «socialista» «obrero» español-borbónico ha anunciado su abierta oposición al PP… y a IU. Como lo leen, tal como suena. ¡Disparate sobre dislate con fondo «progresista» de izquierdas!

Pues bien, sería bueno recordar a Llamazares y a IU abierta dos situaciones no muy distintas a las que estamos viviendo. A la primera hacía referencia Ignacio Escolar en su columna el miércoles 22 de junio. Cuando Llamazares era coordinador regional de Asturias, hacia 1995, IU no logró establecer un pacto de gobierno con el PSOE y fue el PP el que se alzó con la presidencia de la comunidad.

Eran otros tiempos se dirá. De acuerdo eran otros tiempos, pero si en aquellos años la corrupción, el neoliberalismo, el terror de Estado, la mentira otánica, era signos distintos de la marca Felipe González-Gas Natural, los de ahora no son mucho mejores. ¿O lo son? ¿Hacemos la lista y comparamos?.. No es necesario, no vale la pena. De acuerdo.

Hay otro nudo además. Cuando Gaspar Llamazares, cuyo comportamiento parlamentario en esta legislatura hay mucho positivo que decir, era coordinador general de IU no sólo se hizo en algún caso una política que conllevara la posibilidad de algún gobierno de derecha sino que se llegó a formar parte durante varias legislaturas de un gobierno nacionalista dirigido por un partido, el PNV, que tiene con la izquierda la misma relación que Monseñor Rouco con el frente de liberación de Palestina. ¿Entonces era admisible y ahora no? Eran otros tiempos también. Seguramente. Siempre son otros tiempos y tampoco allí la situación era nada fácil.

No se trata luego de volver una y mil veces sobre el pasado, sobre lo que hubiera podido hacerse y no se hizo. No. No se trata de lanzarnos los platos rotos a nuestras cabezas cansadas. Ya está bien. No nos consumamos. La decisión de Extremadura [2], sea la que fuere, es difícil, muy difícil. Dejemos que la militancia de IU de Extremadura piense con su propia cabeza como lo está haciendo. Sin presiones y sin dar lecciones. También a los demás, a todos los demás, nos queda mucho por aprender.

Notas:

[1] Ignacio Escolar, Público, 22 de enero de 2011.

[2] Recuerdo los resultados de las votaciones del pasado 22 de mayo por si fuera necesario. Fuerte participación: 674.720 votos, el 74,47 %. PP (32 diputados): 307.558 votos, el 45,58%; PSOE: 30 diputados, 289.467 votos, el 42,90% (2,68 puntos menos); IU-V-SIEX: 3 diputados, 37.096 votos, 5,50%. Entre blancos y nulos, unos 19 mil votos. Los ecologistas extremeños no alcanzaron los 4 mil votos. Los diputados de IU «cuestan» más de 12.365 votos; los del PP, unos 9.600; los del PSOE, 9.648 votos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.