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Los palestinos en Israel se unen para combatir el coronavirus

“Solo nos tenemos a nosotros mismos”

Fuentes: 972mag

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Abandonados por el Estado en medio de la crisis de salud pública, en compensación los ciudadanos palestinos se unen.

Al igual que muchas comunidades en todo el mundo, los ciudadanos palestinos de Israel no se tomaron en serio el nuevo brote de coronavirus en sus primeros días. Continuaron con sus vidas, principalmente en la negación, tal vez por la bofetada que fue el «Acuerdo del siglo» del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que ahora parece una reliquia del siglo pasado. Pero a medida que el número de pacientes en Israel continuó aumentando, los ciudadanos palestinos comenzaron a entrar en pánico, especialmente dada la escasez de información oficial en árabe.

Este momento de crisis ha inspirado la cooperación y la solidaridad entre los ciudadanos palestinos, que representan el 20 por ciento de la población del país. Activistas políticos y ciudadanos privados se alistan para combatir al virus y su impacto en la sociedad, desde campañas de donación hasta sesiones de terapia en línea y clases virtuales de intercambio de habilidades.

Dada la pobre infraestructura de las ciudades y pueblos árabes, el Alto Comité de Seguimiento, una organización protectora que representa a los ciudadanos palestinos del país, estableció un comité nacional de salud, reclutando médicos y expertos médicos de alta calidad para publicar información esencial. «La situación en los lugares árabes es un gran desastre cuando se trata de emergencias», dice Mohammad Barakeh, jefe del Comité. «Los servicios médicos en las aldeas árabes son incluso peores que en los países del Tercer Mundo».

Según Barakeh, también se formará un comité nacional de emergencia para sincronizar la información y proporcionar respuestas a los municipios y los consejos locales. «Hay mucho trabajo con las autoridades locales en temas de salud y educación, por lo que decidimos unir todos estos esfuerzos bajo el mismo paraguas», dice.

La organización también operará una línea directa para propietarios de pequeñas empresas, agrega Barakeh. «Hay negocios en la comunidad árabe que no podrán volver a ponerse en pie y también veremos un aumento en el desempleo», dice.

Los miembros de la Lista Conjunta que une a los partidos políticos liderados por palestinos en Israel también están respondiendo a la crisis de la salud pública en curso. Intervinieron para traer de regreso a estudiantes palestinos que estudian en el extranjero (muchos de los cuales estudian medicina). Además, los diputados de la Lista Conjunta presionaron al Estado para que proporcionara presupuestos a las autoridades locales árabes, que carecen de los medios para combatir el virus. La Unión Nacional de Autoridades Locales Árabes también se unió a la lucha.

Mohammad Barakeh asiste a una protesta contra la ley del Estado-nación judío en Tel Aviv, 11 de agosto de 2018. (TomerNeuberg / Flash90)

Incluso el clero está haciendo su parte, especialmente después de la decisión de cerrar mezquitas e iglesias. En Jerusalén Este las mezquitas encienden sus altavoces todas las noches y rezan para que termine la pandemia. Los sacerdotes han prestado servicio en las calles con un incensario que agitan en la mano mientras bendicen a los creyentes y sus hogares y rezan por la paz.

“La respuesta superó nuestras expectativas”

En Haifa Bilal Alhousari, un activista de Balad con sede en Haifa, la facción nacionalista de la Lista Conjunta, comenzó una campaña de donaciones para ayudar a los ancianos y los necesitados. Pronto muchos voluntarios se unieron a él, algunos de los cuales no están asociados al partido.

«Comenzamos hace dos semanas», recuerda Alhousari. “Una compañera de Balad trabaja con los ancianos y nos dijo que hay muchos árabes mayores que no tienen a nadie para comprarles alimentos o ayudarlos. Inmediatamente comenzamos a organizarnos y rápidamente creamos una lista de 60 personas que podrían necesitar nuestra ayuda”, dice.

“Más tarde recibimos una solicitud de la escuela al-Karameh, que tiene muchos estudiantes de familias necesitadas o cuyos padres están desempleados. En coordinación con el director seleccionamos 60 familias y anunciamos la campaña de donación en Facebook. Pedimos alimentos básicos como arroz, aceite y alimentos enlatados en lugar de dinero”, agrega.

El grupo también recibió una solicitud de Beit Sahour, una ciudad palestina al este de Belén bajo ocupación israelí. Entregaron dos camiones de comida a la iglesia allí, según Alhousari.

Dado que la sede de Balad para las elecciones de marzo todavía estaba disponible y equipada con computadoras, explica, reutilizaron el espacio y pidieron a las personas que enviaran sus paquetes con donaciones allí. Los voluntarios ayudaron como pudieron: un grupo trabajó en la elaboración de listas, otro armó los paquetes de donación y otro los entregó.

«La respuesta superó nuestras expectativas», dice. «Los carniceros donaron carne, los verduleros enviaron verduras y las panaderías dieron pan».

Voluntarios en Haifa preparando cajas de comida para ancianos y familias necesitadas.  (Cortesía de BilalAlhousari

Una de las campañas de donación más grandes lanzadas en respuesta al coronavirus está a cargo de la rama sur del Movimiento Islámico en Israel, que estableció un comité nacional de emergencia que brinda consultas legales y médicas, así como asistencia psicológica y de bienestar social. El Movimiento ha reclutado a 120 expertos para este propósito y la línea directa está abierta al público todos los días desde las 8 de la mañana hasta medianoche. El Movimiento también ha entregado 30.000 paquetes de alimentos para familias necesitadas. En Ramadán, que comenzará a fines de abril, el comité de emergencia planea agregar 10.000 cajas más.

En la ciudad norteña de Shefa-‘Amr han surgido varias iniciativas de solidaridad, dice el activista político Murad Haddad. Lo que comenzó como una campaña de donación dirigida por voluntarios es ahora un proyecto municipal.

Ramy Anabtawi, una enfermera y residente de la ciudad, también comenzó una clínica de salud móvil, ayudando a las personas con inyecciones, midiendo su temperatura y controlando su presión arterial, lo que sea que ahorre a las personas un viaje al hospital, explica ella. En cuatro días 100 enfermeras y médicos se unieron a la iniciativa. Ahora, quieren expandirse por todo el país para que cada área pueda tener acceso a un grupo similar de expertos, agrega.

“Está en nuestra sangre para aquellos de nosotros que somos proveedores de atención. Tenemos la necesidad de ayudar”, dice Anabtawi. “Está claro para nosotros que no somos una prioridad para el Estado. Es por eso que necesitamos ayudarnos unos a otros”.

La Asociación de psicólogos árabes en Israel, establecida en 1999, también está echando una mano. “Nuestra organización sin fines de lucro es independiente, no está asociada a la unión nacional de psicólogos. Entendimos que no podemos aceptar un lugar al margen de los grupos de psicología israelíes y buscamos hablar en nuestro propio idioma», explica Yoad Janadri, quien ahora dirige la organización. En dos días 78 colegas, incluidos terapeutas y trabajadores sociales, se unieron a una convocatoria de voluntarios, dice. Previamente ninguno era miembro de la organización.

«Abrimos una línea directa para conectar nuestra red de voluntarios con las personas», dice. Muchos de los que se acercan son colegas que ellos mismos están luchando, agrega Janadri, como una consejera educativa que está emocionalmente abrumada por tener que tratar a los estudiantes y al mismo tiempo cuidar a su propia familia en cuarentena en casa.

«Sorpresivamente un número significativo de las llamadas que recibimos proviene de familias cuyos hijos estudiaban en el extranjero», explica Janadri: los padres están luchando para compensar la cuarentena sin la atención de sus hijos mientras se enfrentan al mayor riesgo de exposición. «También recibimos llamadas sobre el aumento de la tensión entre las parejas en el hogar», dice ella.

La semana pasada el grupo contactó al Superior Comité de Seguimiento, dice Janadri. Ahora, son el organismo oficial responsable de la salud mental en la sociedad árabe y su asistencia es uno de los servicios que ofrece el comité nacional de salud.

“El racismo no tiene cura”

“En un momento de crisis nuestra nobleza se destaca. Todos nos sentimos impotentes frente a la pandemia y las acciones y donaciones ayudan a las personas a deshacerse de esta sensación de impotencia”, explica Janadri. «También estamos en casa y, como resultado, tenemos más disponibilidad».

El racismo del Estado es otro factor que ha empujado a los ciudadanos palestinos de Israel a unirse, agrega. “Las últimas elecciones y la incitación del Gobierno contra nosotros han llevado a la gente a unirse y votar por la Lista Conjunta. Entendimos que el Estado no nos cuidará, por lo que debemos crear nuestras propias instituciones. Debemos luchar por lo que necesitamos y confiar ante todo en nosotros mismos».

«Lo más importante es saber que somos capaces», continúa Janadri. “Contamos con profesionales de alta calidad. Tenemos las habilidades. Dejamos de sentirnos menos en comparación con los israelíes y nos dimos cuenta de que somos capaces de lograr mucho más”.

Haddad, el activista político de Shefa-‘Amr, se hace eco de su mensaje: «Siempre ha habido un sentido de solidaridad en nuestra sociedad», dice, recordando que las mezquitas y las iglesias de la ciudad abrieron sus puertas durante la Segunda Intifada en 2002, cuando Israel puso los territorios ocupados bajo toque de queda militar, y masas de personas hicieron donaciones. «En un solo día», continúa, «llenamos siete camiones con alimentos esenciales y recaudamos 150.000 NIS para medicamentos, en apoyo de nuestros hermanos y hermanas en Cisjordania. Fue increíble».

También recuerda que durante la Guerra del Líbano en 2006, cuando los hogares palestinos fueron dañados por el lanzamiento de cohetes, la gente inmediatamente se organizó y recaudó dinero para ayudar a reparar esos hogares. «No recuerdo un momento difícil en el que nuestra gente no se uniese», dice Haddad. “Las personas muestran su lado bueno durante las crisis y en tiempos de necesidad. Es cierto que nos hemos convertido en una sociedad consumista, pero nuestra amabilidad y desinterés no han desaparecido”, agrega.

«Y de todos modos sabemos a quienes están destinados los recursos del Estado», dice Haddad. “Este es el Estado del pueblo judío. No formamos parte de su plan ni de su lista de prioridades. Entendemos que solo nos tenemos a nosotros mismos y a nuestra comunidad. No tenemos un Estado, no tenemos nuestras propias instituciones. Y es por eso que hay una mayor solidaridad en la sociedad árabe”.

«En la calle israelí, es diferente», observa. “Saben que tienen un país en el que pueden confiar. Tienen un primer ministro que se dirige a ellos por televisión todos los días y habla de la resistencia nacional refiriéndose a su pueblo, los israelíes judíos. No nos habla a nosotros. Incluso durante la crisis del coronavirus el primer ministro continúa arengando contra la Lista Conjunta. La pandemia de coronavirus finalmente tendrá cura, pero la epidemia de racismo en Israel no tiene cura».

Para Barakeh, del Alto Comité de Seguimiento, la aprobación de la Ley del Estado Nación Judío afianzó aún más este entendimiento. «Nuestra sociedad sufrió un cambio profundo», dice. «Las personas que nunca habían sido políticamente activas comenzaron a aparecer en protestas y existe una creciente necesidad de sentir que pertenecemos al mismo grupo, de unirnos».

Ciudadanos palestinos de Israel protestan contra la violencia armada y la falta de vigilancia en la ciudad árabe de Majd al-Krum, norte de Israel, 3 de octubre de 2019. (David Cohen / Flash90)

Además de las donaciones de alimentos han surgido otras iniciativas para conectar a padres e hijos mientras las familias están en cuarentena en el hogar, como el grupo de «Actividades familiares» de Sana’aDeeb en Facebook. «Quería crear una página que hablara a las personas a su alcance y que permitiera a padres e hijos participar juntos», dice Deeb, una asesora educativa. “Todos están ocupados con el trabajo y las dificultades y los padres casi no tienen tiempo de calidad con sus hijos.

“Creo en el juego. El tiempo de juego puede enseñarnos mucho y puede unir a la familia, estimular nuestra imaginación y creatividad”, agrega. En una semana, el grupo reunió a 3.000 miembros, que comenzaron a ayudarse entre sí de otras maneras, como enviar recomendaciones de libros y películas, explica Deeb.

La estrella infantil Roni Rock de Nazaret, conocida en la comunidad árabe-palestina como «Tío Roni», decidió también poner una sonrisa en los rostros de los niños. Todos los días actúa en las calles vacías de un barrio diferente de la ciudad mientras los niños miran y bailan en sus hogares y balcones.

Maria de-Pina, una organizadora de fiestas que creó un club exclusivo para parejas y solteros mayores de 35 años llamado «Ayyam el-Loulou» (Pearl Days en árabe), decidió organizar una fiesta en línea como una forma de hacer felices a los miembros del club durante este desafío. “Todos están en cuarentena en casa y algunos de los miembros del club son parejas con hijos. Es necesario liberar la tensión. Es por eso que organicé una fiesta para padres e hijos”, dice.

«Dado que el club está cerrado, también fue una manera de mantenernos conectados», agrega. “Me sorprendió que participaran más de 200 miembros del club. La semana que viene haré otra fiesta. También anunciamos una competición: cada familia se tomará una foto bailando y un panel de jueces elegirá un ganador. Estoy tratando de decodificar este nuevo concepto de ‘cuarentena'».

Una versión de este artículo se publicó por primera vez en hebreo en Local Call. Léelo aquí.

Suha Arraf es directora, guionista y productora. Ella escribe sobre la sociedad árabe, la cultura palestina y el feminismo.

Fuente: https://www.972mag.com/coronavirus-solidarity-palestinian-citizens/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.