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Christine Abú Salem y Mustafá Abu Atieh desde el campo de refugiados palestinos de Ein El-Hilweh (Líbano)

«Somos 100.000 refugiados malviviendo en apenas dos kilómetros cuadrados»

Fuentes: Gara

Los refugiados palestinos que se encuentran en campos de Líbano son los grandes olvidados de este conflicto. Cuando están a punto de cumplirse 60 años de la Naqba (Catástrofe) de 1948, miles de palestinos siguen viviendo en condiciones extremadamente precarias, padeciendo la discriminación del Gobierno libanés y el olvido de la diplomacia internacional. . Christine […]

Los refugiados palestinos que se encuentran en campos de Líbano son los grandes olvidados de este conflicto. Cuando están a punto de cumplirse 60 años de la Naqba (Catástrofe) de 1948, miles de palestinos siguen viviendo en condiciones extremadamente precarias, padeciendo la discriminación del Gobierno libanés y el olvido de la diplomacia internacional. .

Christine Abú Salem es presidente de Social Solidarity Center, una organización que trabaja en el campo de refugiados palestinos de Ein el-Hilweh, en Líbano. Mustafá Abú Atieh es el director del único hospital existente en este campo, que acoge a unos 100.000 refugiados. Ambos han viajado a Euskal Herria de la mano de la organización internacionalista Aldea e intervinieron en la Comisión de Convivencia y Solidaridad Internacional del Parlamento de Nafarroa, donde dieron a conocer la situación de los refugiados palestinos que se encuentran en la diáspora.

A la hora de informar sobre el conflicto que padecen los palestinos, habitualmente, los grandes olvidados son los refugiados que se encuentran en otros países de la región.

Nosotros somos residentes del campo de refugiados palestino de Ein el-Hilweh, que es el más grande de los doce campamentos que existen en Líbano. Es el más grande en dimensiones y en población. Mide dos kilómetros cuadrados y viven allí más de 100.000 personas.

De estas 100.000 personas, hay 46.000 que son refugiados palestinos registrados en la Agencia de las Naciones Unidas (UNRWA), la mayoría de ellos salieron de Palestina en 1948. Otros 36.000 son refugiados palestinos que no están reconocidos oficialmente en Líbano, por lo que están considerados como ilegales en ese país y que llegaron entre 1948 y 1967. El resto de la población son palestinos que vinieron después a incorporarse a la Revolución palestina como guerrilleros [años 70] y se quedaron en Líbano, pero no están reconocidos. También hay refugiados de otras nacionalidades, últimamente iraquíes.

¿Esta diferencia de reconocimiento implica que los refugiados tengan distintos derechos?

La diferencia de derechos que tienen se refieren especialmente a los servicios que presta la UNRWA. Esos 46.000 tienen derecho a esos servicios, mientras que el resto queda completamente abandonado. Eso es en lo que se refiere a la composición interna del campamento, porque en lo que respecta al Gobierno libanés, todos sufren por igual las consecuencias de su política, traducida en leyes discriminatorias.

Estas normas son la Ley del Trabajo, que prohíbe a los palestinos ejercer 72 profesiones; la Ley de la Propiedad, que les prohíbe tener propiedades y la Ley de las ONGS, que impide a las ONGs palestinas inscribirse legalmente en los registros del Gobierno libanés, sino que tienen que inscribirse a nombre de libaneses.

¿Qué tipo de trabajos se les impide realizar a los palestinos?

Son 72 profesiones. Entre ellas, están todas las ingenierías, todas las carreras relacionadas con el sector de la salud y el derecho. Esto mantiene la comunidad palestina en un bajísimo nivel cultural y el desempleo es inmenso. Lo que ha traído también ha sido la decepción de los propios jóvenes, que ven que aunque estudien una carrera universitaria no van a poder trabajar. Dejan los estudios y se convierten cada vez más en analfabetos. Tenemos una juventud analfabeta, no sólo a nivel educativo, también políticamente. No conocen la historia de Palestina. Es una tarea muy difícil a la que tenemos que hacer frente porque nos jugamos nuestro futuro como pueblo. El analfabetismo entre los jóvenes varones llega al 30%.

El hecho de que una población de 100.000 personas se vea obligada a vivir en dos escasos kilómetros cuadrados provocará, inevitablemente, serios problemas sanitarios y de imposibilidad de prestar servicios básicos.

La situación económica de las familias es muy baja. Tenemos una media de dos dólares [1,27 euros] diarios. Al tener tantas familias que no tienen derecho ni a educación ni a salud por parte de la UNRWA y que no tienen recursos económicos para afrontar estas carencias, se incrementan los problemas sanitarios.

La propia configuración del campamento también contribuye a incrementar estos problemas. Al ser un espacio tan reducido [que por ley no se puede ampliar], tenemos que crecer hacia arriba. Las partes bajas de las construcciones se van convirtiendo en zonas en las que no hay sol y la humedad es muy alta, la basura está constantemente en los callejones, proliferan las ratas, hay escasez de agua potable, los callejones son muy estrechos, no hay ninguna privacidad…

Todo esto repercute en la salud de los habitantes. Producto de las condiciones de vida, tenemos muchos casos de malnutrición, asma, problemas cardiacos, hipertensión, diabetes, además de la presión sicológica, que provoca numerosos problemas, especialmente a los niños.

Los recursos para hacer frente a esta situación serán extremadamente limitados.

Después de 2001 y el 11-S, la mayoría de las ayudas que venían a las ONGs palestinas se suspendieron con la excusa de la lucha contra el terrorismo. Ahora, la UE está concentrando su interés en Líbano, pero los recursos son muy limitados.

Ante esta situación de abandono, no hay más solución que la organización popular para superar todas estas carencias. Y ahí es donde trabajamos nosotros.

¿El Gobierno libanés no participa de ninguna manera en la asistencia a los refugiados?

Al contrario. El Gobierno libanés tiene leyes para apoyar a los inmigrantes y a los refugiados. Pero siempre excluye a los palestinos. Siempre que presentamos un proyecto o una propuesta en una institución dependiente del Gobierno libanés, nos contestan que están dispuestos a ayudar a los refugiados, pero no a los refugiados palestinos.

La cuestión palestina en Líbano está tratada de una manera completamente discriminatoria. Es un completo desastre.

¿Esta posición contraria a los refugiados palestinos se da en todos los sectores de Líbano o es algo propio del Gobierno pro ocidental mientras que fuerzas de la oposición como Hizbullah, que luchan contra Israel, les muestran su apoyo?

En realidad, las leyes no tienen relación con el pueblo. Son leyes del Gobierno. En el Gobierno están representadas todas las religiones de Líbano. La oposición, en cambio, simpatiza mucho con el pueblo palestino. Y esa es la razón por la que el pueblo palestino les da apoyo espiritual. Ven una esperanza en las acciones de la guerrilla de Hizbullah contra la ocupación.

En Ein el-Hilweh, como en el resto de campos libaneses y de otros países, hay refugiados de 1948. El próximo 15 de mayo se cumple el 60 aniversario de la Naqba [la «Catástrofe» que supuso para los palestinos la creación del Estado de Israel], pero el derecho al retorno de los refugiados sigue viéndose lejano. De hecho, esta cuestión está al margen de las negociaciones que mantiene la Autoridad Palestina con Israel y EEUU.

Lo peor de todo eso es que ya se han comenzado a preparar nuevas medidas contra los refugiados en Líbano. El caso de Líbano es el más delicado para los refugiados palestinos. Se comenzaron a mover las carpetas del problema palestino y ya se barajan tres «soluciones» para el problema palestino en Líbano. En Jordania, tienen nacionalidad y todos los derechos reconocidos, por lo que es un problema que está resuelto. En Siria, lo mismo.

Las tres «soluciones» que se están barajando en Líbano son, por un lado, darle la nacionalidad a una parte muy pequeña para que no se rompa el equilibrio de las tres sillas del Gobierno. [En Líbano, la Presidencia del Gobierno, del Parlamento y de la República se designan teniendo en cuenta la religión de los candidatos y deben guardar un equilibrio entre las distintas confesiones].

Con el resto, quieren seguir presionando a los palestinos, para obligar a los más jóvenes a abandonar el país. ¿Quién quedará en los campamentos? Los más débiles. La idea es que estos mueran en guerras civiles y en ataques a los campos. Así, tienen el problema «resuelto». Y una vez que «resuelvan» el problema, tienen un punto más a favor para eliminar el inalienable derecho al regreso que tienen los refugiados.