La determinación y la voluntad de un pueblo son capaces de cambiar voluntades políticas y frenar el empuje de los lobbies. ¡No a la mina! ¡Sí a la vida!
Hace cuatro años, leí una frase en un informe minero: “un pueblo poco soberano”. No entendía bien ese término. ¿Poco soberano? ¿Sin soberanía? ¿Qué es lo que se estaba insinuando de la ciudadanía cacereña? ¿Qué querían decir? ¿Que la ciudadanía no tenía capacidad para gobernarse, capacidad de respuesta, capacidad de decisión?
El mensaje que lanzaba la empresa a sus inversores era muy sencillo: ¡la población es dócil, maleable, sumisa! No lo llegaba a entender bien, con el paso del tiempo y tras la sucesión de los hechos acaecidos me enorgullezco de esa frase que leí.
Al inicio, la falta de transparencia y el oscurantismo de la empresa constituyen una primera barrera que implica que la ciudadanía esté desinformada y desconozca lo que se pretende hacer en el Valle de Valdeflores. Esta barrera inicial es superada por el pueblo cacereño gracias a una mínima e incipiente respuesta ciudadana, consistente en mesas y charlas informativas por los barrios, conferencias, elaboración de dosieres y manifiestos, reuniones y más reuniones…
Ante esta situación, a la empresa no le queda más remedio que blanquear el proyecto minero vendiendo a la población local falsas esperanzas y maquillando el terrible impacto que tendría sobre Cáceres: prometen miles de puestos de trabajo, afirman que es la segunda mina en recursos de litio de Europa, dotada con una planta industrial de transformación y refinado del litio. Aseguran una restauración ejemplar al finalizar, con plantación de árboles, con casas de lujo, embalse con yates de recreo y auditorio.
Todo lo anterior va encaminado a la “compra de voluntades” de la ciudadanía, para que acepten de buen grado un proyecto que les brinda un futuro mejor. En definitiva, quieren engañar a la conciencia social con un sueño dorado de riqueza que prevalece sobre la salud y el medio ambiente. Si no llegan a convencer de forma positiva, lanzan mensajes con las afirmaciones siguientes: “el litio lo llevas en tu bolsillo, todos tenéis móviles”; “es necesario para la movilidad eléctrica, para tu próximo coche…”; “Europa no puede depender de las tierras raras de China”; “los minerales son necesarios para le economía y la sociedad”; “la era digital necesita muchas tierras raras”.
De esta forma quieren “vencer la voluntad”, inculcar que la mina se tiene que hacer sí o sí, que es necesaria para Europa y que debemos convertirnos en una “zona de sacrificio”. Comprar y vencer voluntades constituye una segunda barrera psicológica que, de forma positiva o negativa, pretende aplacar la soberanía del pueblo para que el proyecto de la mina se pueda implantar mientras enfrenta la opinión pública entre simpatizantes y detractores. A pesar de todo, las oposiciones del pueblo se acrecientan, se realizan manifestaciones multitudinarias del “No a la mina” que cambia el posicionamiento de la mayoría de los partidos políticos hacia el rechazo del proyecto minero.
La empresa reacciona ante esta situación presionando cada vez más: “en este momento no podemos decaer, nos debemos a los inversores, a la especulación, a los lobbies, al enriquecimiento personal… Debemos recurrir a la tercera barrera, a la del desánimo, a la de la desesperanza y el agotamiento”. “Usemos los fondos europeos de recuperación covid-19 con el apoyo de la EIT- InnoEnergy y del Banco Europeo de Inversiones. Lancemos los proyectos tractores de la mano de la ministra Reyes Maroto y del señor eurodiputado Luis Garicano y mostremos el respaldo hacia nuestro proyecto por parte de la Alianza Europea de las Baterías (EBA) y la Alianza Europea de las Materias Primas Críticas (ERMA)”.
“Demos los hechos por consumados, como el Consorcio Battchain o la fábrica de baterías, todos ellos enmarcados dentro de la política europea 2030 y 2050. Usemos la fuerza de la encuesta de sigma-2”. “Somos imprescindibles para la descarbonización europea, para el desarrollo de su movilidad eléctrica y para su digitalización”. “¡Somos invencibles! ¡Vamos a doblegar la voluntad del pueblo!”
Escucho y veo comentarios por las redes sociales como que “la mina está hecha”; “nos la van a colar por detrás”; “es imposible oponerse»; “hacen lo que quieren”; “la presión desde Europa es muy fuerte”; “no podemos hacer nada”. Todo está perdido, vamos a ser una zona de sacrificio en favor de otras comunidades y de Ursula von der Leyen. Van a expoliar Cáceres. Sí, con la connivencia de la administración extremeña y con su presidente a la cabeza. Nuestro futuro es sombrío, somos títeres de la geopolítica que no mira por el bienestar social, solo busca mantener los entramados empresariales y lobistas establecidos para perpetuar el enriquecimiento de unos pocos
¡No y No!
Somos soberanos y lo hemos demostrado con fuerza, visibilizándonos en la calle, con manifestaciones, rutas, conciertos, marchas, mesas informativas y miles de alegaciones. Hemos sorprendido con nuestra respuesta y determinación a la empresa australiana, a sus inversores en bolsa, a los políticos y a la Comisión Europea.
La determinación y la voluntad de un pueblo son lo más fuerte, cambian voluntades políticas y frenan el empuje de los lobbies. ¡No vencerán a la voluntad del pueblo! ¡No a la mina! ¡Sí a la vida!
En el recuerdo tenemos a otros y otras defensoras de los derechos humanos, que dieron sus vidas en esta lucha desigual. Una de esas figuras es Berta Cáceres, con un premio homónimo entregado a la Plataforma Salvemos la Montaña en 2018. Este artículo también va dirigidos a ellos y ellas, personas de corazón de otras latitudes donde la moral y la ética de los lobbies se aplica de forma diferente, segando las vidas de almas entregadas a la defensa del medio ambiente y de las sociedades afectadas.
Santiago Márquez Durán es miembro de la Plataforma Salvemos la Montaña de Cáceres
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/mineria/subyugar-la-voluntad