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Suerte

Fuentes: Rebelión

Paralelamente a las informaciones y conjeturas de los comicios legislativos palestinos, ha llegado el anuncio del Primer Ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, dando órdenes de acelerar la construcción del Muro del Apartheid en Cisjordania. Tal decisión, dada a continuación de la alusión hecha por Olmert a la necesidad de materializar físicamente las fronteras de […]

Paralelamente a las informaciones y conjeturas de los comicios legislativos palestinos, ha llegado el anuncio del Primer Ministro israelí en funciones, Ehud Olmert, dando órdenes de acelerar la construcción del Muro del Apartheid en Cisjordania.

Tal decisión, dada a continuación de la alusión hecha por Olmert a la necesidad de materializar físicamente las fronteras de Israel, es desde luego un homenaje a su predecesor en el cargo. Efectivamente, el legado de Sharon, su mapa, parece que va a ser puesto en práctica. Las políticas unilaterales para conseguirlo, van a acelerarse tal como los pretextos para no tener que negociar con los palestinos van sucediéndose en el tiempo.

El vergonzoso y vergonzante Muro, es la culminación del mapa Supone una considerable anexión de territorio palestino, y superponiendo su trazado al Plan de Túneles y Carreteras, definitivamente, hace que a la entidad palestina que se establezca en lo que quede de los Territorios Ocupados, resulte un eufemismo llamarle estado. Unos cuantos enclaves rodeados de colonias e instalaciones militares no pasaran nunca de ser unas reservas como las de los indios en los Estados Unidos donde las actuales y pésimas condiciones de vida empeorarán, condenado a su población al destino de desaparecer del territorio en su mayoría o a ser una mera anécdota exótica quienes, pese a todo, permanezcan encerrados a cielo abierto.

Ahora ya no hace falta ni que el embajador español escriba con desfachatez en El País, como hace dos años, aduciendo con cinismo las razones de seguridad que obligaban a levantar la «valla» que, en cualquier caso era temporal.

Aproximadamente la mitad de los más de 600 Km. de esta costosa red de zanjas, alambradas, Muro de hormigón de 8 m de altura, dispositivos electrónicos, cámaras etc., etc. Ha sido ya construida, mayormente en territorio ocupado donde la población palestina ha visto como era separada entre ella, de sus tierras (si es que no se las han confiscado), de sus servicios sanitarios, escuelas y demás.

Cuando a finales del 2002 visite Jayous, en los inicios de la construcción de esta monstruosidad serpenteante, pude comprobar la dureza con la que las que el ejército, policía y empresas de seguridad trataban a quienes nos estábamos oponiendo. Nada que ver con la sutil, delicada, me atrevería a decir incluso que primorosa actuación de estas mismas fuerzas el pasado verano desalojando colonos en plan culebrón televisivo de sobremesa. Y eso que quienes estábamos de paso no fuimos los que nos levamos la peor parte. Claro que la cosa tenía su importancia como para que la desbaratáramos, así que mano dura.

Desde entonces pese a las manifestaciones, a la opinión consultiva emitida por la Corte Internacional de Justicia declarando el Muro y toda su política de ocupación ilegal, a los recursos presentados al trazado en varios tramos por los palestinos ante el Tribunal Supremo israelí; el Muro a continuado implacablemente, con toda su brutalidad y sus devastadoras consecuencias. Para vergüenza de la democrática, humanitaria e inútil comunidad internacional, desgracia de los palestinos y mayor gloria de Israel y de los EE.UU.

Si se ha reducido el número de atentados suicidas en el interior de Israel es, a mi entender, más una consecuencia de las estrategias y situación política en las que han estado inmersas las diferentes facciones palestinas, que de las virtudes defensivas del horrendo Muro. La cuestión real, el propósito, es que parte de lo ocupado pase a ser anexionado.

Ese es el mayor obstáculo; nunca mejor dicho, en el horizonte más inmediato para los nuevos diputados y gobierno surgidos democráticamente, no lo olvidemos, de las recientes elecciones palestinas. La unilateralidad y el rechazo a negociar y la imposición del dictado parece ser que, finalmente, es el tan cacareado legado de Sharon.

La retirada de Gaza lejos de llevar a Israel a reanudar conversaciones con la dirección palestina, hizo que las reforzara con los EE.UU. Las patéticas alusiones y citas a la Hoja de Ruta, hoy más que nunca, son un cínico sarcasmo. El cuarteto para la paz no es más que un dueto de guerra.

El discurso es el mismo para no tener que verse presionados por nada ni por nadie a la hora de establecer las fronteras permanentes, desde luego ya no en la Línea Verde. Los hechos sobre el terreno son, también, más rápidos que el discurso. Ya se sabe, los únicos obligados a cumplir lo preceptivo en la dichosa hoja, puedan o no, son los palestinos. La otra parte puede, por supuesto, crear nuevos asentamientos y ampliar los existentes, puesto que eso es legítimo «para preservar los intereses de Israel a toda costa», sobre todo dada la complacencia con la que el mundo, que no se atreve ni a toserle, lo asume y lo digiere con una facilidad pasmosa. Solana dice poca cosa. La UE trata de no «enfadar» para «influir» pero no influye: calla y otorga. La tertuliana Rahola describía hace unos días en TV3 la felicidad que sintió en Berlín al ver caer aquel muro tan horrible que dividía a los alemanes. Dijo que le pilló allí el asunto a la señora. Pero de este no dice ni mú.

Deseo que quienes a partir de ahora lideren a los palestinos tengan suerte y capacidad. Tal como está el patio les va a hacer falta.