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Todo vale

Fuentes: Haartez

Traducido para Rebelión por Julia Majlin

El principal actor de su lista será el señor Ética, el profesor Asa Kasher, premio Israel de filosofía ya autor del código de conducta del ejército. Kasher validó cada trasgresión del ejército durante estos ataques y es responsable del «espíritu tóxico» al que se aferra cada vez que tiene que proteger a los soldados, todo vale para ellos.

Este sospechoso vástago es tan responsable como los dirigentes políticos que tomaron las decisiones y también los soldados que llevaron a cabo las órdenes. Kasher es el filósofo que quitó los obstáculos, el intelectual que permitió todo. Es gracias a él y a sus congéneres que los israelíes pueden sentirse tan correctos ante sí mismos. Cuando el mundo dijo, casi al unísono, crímenes de guerra, Kasher dijo «tenemos el ejército más moral del mundo, nadie es mejor que nosotros». Si este es el discurso de un filósofo de la ética, ¿quién necesita propagandistas?

Kasher no siempre fue así. Ahora en cada foro posible declara que «si se presenta el caso de elegir entre un vecino y un soldado, la preferencia es por el soldado», y «me interesa más la vida de nuestros soldados que el bienestar y la dignidad de los palestinos». También dijo que no es excusa para poner en peligro la vida de un soldado evitar la muerte de civiles «que conviven con terroristas». Alguna vez pensó y escribió de maneras diferentes.

Como activista radical en los momentos más álgidos de la primera guerra contra el Líbano, Kasher, quien también es uno de los fundadores del movimiento de soldados que se opusieron a ella, Yesh Gvul -Hay Límite (n. del T), tuvo la vanetía de aparecer públicamente en una conferencia de prensa con Nathan Zach, Dan Miron y Yeshayahu Leibowitz. Kasher que afirma ver en éste último a su maestro y rabino, escribió en una carta al periódico Haaretz: «a la luz de las noticias de que miles de civiles libaneses y palestinos fueron víctimas durante el operativo militar llevado a cabo por Israel, y atento a las justificaciones sobre estas acciones que hizo el primer ministro, es el deber de toda persona decente negarse incondicionalmente a aceptar el tratamiento que da el primer ministro a víctimas civiles inocentes que caen en acciones que él propició».

¿Qué cambió desde entonces? Kasher cambió desde entonces. Toda persona decente continúa pensando que la muerte innecesaria de civiles es un acto criminal. La guerra en Gaza no fue menos cruel que la guerra del Líbano. La ética universal continúa siendo la que era entonces, solamente cambió radicalmente la ética de Kasher. Si sus declaraciones no hubieran causado tanto daño, podríamos haber ignorado su desconcertante cambio de postura. Pero ya hace muchos años que Kasher fue cooptado por los organismos de defensa y por el ejército para poner su rúbrica, solamente explicada por el cambio profundo que experimentó. Ahora él es quien blanquea y distorsiona sus acciones, su filósofo lacayo.

En los últimos días, el informe Goldstone de las Naciones Unidas, fue denunciado como «propaganda antisemita», y las bombas de fósforo blanco como «armas de legítima defensa». ¿Por qué? Kasher escuchó de un coronel del ejército que una bomba de fósforo blanco cayó cerca de él y no le pasó nada. Entonces ¿qué ocurrió con los 200 niños muertos? Tenían «la edad legal de 15 a 18 años- y eran parte activa de la guerra». ¿Qué ocurrió con la muerte de las hijas del doctor Ezzeldeen Abu al-Aish’s? El padre es el responsable de la muerte de sus hijas. ¿Y el bombardeo de los hospitales? También entra dentro de lo permitido. Kasher sabe que en los sótanos había terroristas escondidos.

El vocero del ejército no habría podido explicarlo mejor. Los propagandistas de la cancillería no habrían podido mentir mejor. Esta es la manera en que Kasher blanqueó las muertes y los asesinatos de inocentes víctimas. Kasher también pensó que en Jenin el ejército no mató lo suficiente: debería haber avisado que «quien se queda, hace que sangre su cabeza». De esta manera hablan los generales que necesitan justificar sus acciones criminales. Pero, ¿un intelectual? ¿Alguien que s dedica a la ética?

¿En qué se está convirtiendo el mundo? Escuchen a Kasher y mírennos a nosotros. Ëste es el hombre que simboliza nuestra moral y de acuerda a ella nos comportamos. ¿Por qué deberíamos lamentarnos de Ehud Barak? ¿Por qué deberíamos despreciar al jefe del gabinete Gabi Ashkenazi? ¿Qué es objetable de un general que planifica y de un soldado que lleva a cabo una orden si sobre ellos revolotea este espíritu tóxico que emana directamete desde las entrañas del humanismo, de la filosofía y de la ética, y, a través del cual se cubre un horrible precipicio?

¿Quién dijo que los intelectuales callan? ¿Quién dijo que la academia está encaramada en una torre de marfil? ¿Y quién se atreve a pensar que Israel carece de una voz ética? Alguna vez, cuando los historiadores se tomen el tiempo para examinar la brutal ofensiva sobre Gaza que denominaron «plomo fundido», pedirán rendición de cuentas a líderes políticos y oficiales del ejército responsables de cometer crímenes de guerra. Si profundizan la investigación, denunciarán a quienes dentro del país posibilitaron estos crímenes, a aquellos que blanquearon e hicieron apología de estos crímenes, a quienes permitieron que las denominadas fuerzas de defensa de Israel «ganaran» a cualquier precio, aún al más alto costo permitido por la ética humana.

Fuente: http://www.haaretz.com/hasen/spages/1118638.html