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Tras las masacres israelíes de Gaza, un palestino golpea el centro de Israel

Fuentes: El Watan

Traducido por Caty R.

El atentado, que causó la muerte de 8 Israelíes e hirió a otros 9, según fuentes médicas y de seguridad israelíes, y que fue efectuado por un palestino que residía en el este de la ciudad santa de El Qods, se dirigió a estudiantes de una escuela talmúdica, creada en 1924, famosa porque en ella se han formado jefes de colonos racistas y fanáticos.

El anuncio, el jueves por la noche, de un atentado cometido por un palestino en el centro de Jerusalén Oeste, se celebró instantánea y espontáneamente en todas las ciudades, pueblos y campos de refugiados de la Franja de Gaza. Los disparos al aire, muy seguidos, se empezaron a oír de repente por todas partes e hicieron temer a quienes no estaban informados que era otro ataque del ejército israelí extendido a todo el territorio. Algunos grupos de jóvenes bailaban en las calles. Otros ciudadanos repartían dulces. Las mezquitas, a través de los altavoces, también participaron en la celebración elogiando la resistencia armada y criticando a todos los que, como el presidente Mahmud Abbas, todavía prefieren las negociaciones pacíficas.

«Ahora les toca a ellos llorar a sus muertos»

Es una venganza de Dios, decían «Nuestros mártires pueden descansar en paz. Haremos pagar a los Israelíes todos los crímenes cometidos contra nuestro pueblo. Ayer llorábamos a nuestros muertos, hoy les toca a ellos llorar a los suyos. Esta operación está dedicada a los niños, mujeres y hombres asesinados recientemente por los soldados israelíes», nos dijo Farid, un joven de 25 años que, junto a varios más, manifestaba su alegría con cantos y danzas en el cruce que conecta los barrios de Cheikh Reduane (feudo de Hamás) y El Nasser. Un hombre con un antifaz, armado con un kalashnikov y rodeado de jóvenes adolescentes, disparó decenas de balas al aire. La alegría era casi histérica. El atentado, que causó la muerte de 8 israelíes e hirió a otros 9, según fuentes médicas y de seguridad israelíes, y que fue llevado a cabo por un palestino que residía en el este de la ciudad santa de Qods, se dirigió contra los estudiantes de una escuela talmúdica, creada en 1924, famosa porque en ella se han formado jefes de colonos racistas y fanáticos que no aceptan ninguna forma de convivencia con los palestinos. Al contrario que otros estudiantes de escuelas talmúdicas, los de la escuela que fue atacada el jueves hacen el servicio militar y participan en las operaciones del ejército israelí contra las poblaciones palestinas.

Según Aharon Franco, jefe de la policía del distrito de Jerusalén, el autor del atentado, un habitante del barrio Jabal El Moukaber, provisto de un arma automática escondida en una caja de cartón, se introdujo en la escuela y comenzó a disparar. Fue abatido por un oficial israelí que se hallaba cerca. El atentado no se ha reivindicado por ninguna facción palestina conocida. El «Kataeb Ahrar El Jalil (brigadas de los hombres libres de Galilea) – agrupación del mártir Imad Moughnieh y de los mártires de Gaza», que lleva el nombre del jefe militar del Hezbolá libanés asesinado en Damasco el 12 de febrero, desconocido en la escena palestina, según la cadena de televisión libanesa Al Manar, reivindicó el atentado.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, condenó «todos los ataques contra civiles, palestinos o israelíes». El presidente estadounidense, George W. Bush, también condenó el «cruel» atentado de Jerusalén y, por otra parte, aseguró al Primer Ministro israelí, Ehud Olmert, que Estados Unidos está al lado de Israel. La Secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, en Bruselas, condenó este atentado, calificándolo «de acto de terror y perversión». Abou Zouhri, un portavoz de Hamás, que controla la Franja de Gaza desde el mes de junio de 2007, sin reivindicar el atentado, lo calificó de «heroico». Este atentado constituye «la respuesta lógica a los crímenes y asesinatos de civiles» perpetrados por Israel, declaró.

Al contrario de lo que ocurre cuando las víctimas son palestinas, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió de urgencia unas horas después de los hechos. Sus miembros no pudieron ponerse de acuerdo en un texto que condenaba el atentado debido a la oposición de Libia, según declaró a la prensa el embajador estadounidense Zalmay Khalilzad. «No hay acuerdo porque la delegación libia no ha querido condenar el atentado». Libia quería incluir en la declaración de la ONU un punto que condenaba la reciente incursión israelí en la Franja de Gaza, que perpetró más de 120 muertes, incluidos 24 niños.

«Sus amenazas no nos asustan»

La policía israelí se posicionó en estado de alerta. Impusieron un estado de sitio al conjunto de la Cisjordania ocupada. «Hemos agrupado un gran número de soldados en Jerusalén para garantizar la seguridad de los habitantes», declaró a la radio del ejército el comandante de la policía de Jerusalén. Indicó que la policía estaba en «estado de alerta general» en todo el país.

El jueves (día del atentado palestino, N. de T.) por la mañana murió un soldado israelí y otros tres resultaron heridos cuando explotó una bomba al paso de su jeep cerca de la terminal de Kissoufim, uno de los puntos de paso entre Israel y la Franja de Gaza. Esta acción, reivindicada por la Yihad islámica, fue seguida de dos ataques aéreos que causaron la muerte de 4 militantes que pertenecían a este movimiento islamista, que también rechaza cualquier forma de solución negociada con el Estado hebreo. Abu Ahmad, un portavoz de la Yihad islámica, declaró que se trataba de un acto de venganza en reacción a un ataque del ejército israelí de la víspera, que asesinó a uno de los dirigentes del grupo y a un bebé, una niña de 20 días, en el sur de Gaza. «Enviamos un mensaje a todos los criminales sionistas», declaró. «Sus amenazas a los jefes de la resistencia (…) no nos dan miedo. Proseguiremos nuestra lucha y nuestra guerra santa, y seguiremos lanzando lluvias de cohetes sobre sus colonias hasta convertirlas en ciudades fantasmas».

Así pues, el círculo vicioso de violencia que afecta a la región corre el riesgo de perpetuarse. El gobierno israelí internamente inestable, sobre todo después de la derrota de su ejército en la guerra del verano 2006 contra Líbano, no parece dispuesto a elaborar una auténtica paz con los palestinos basada en un reglamento preciso para esta tragedia humana que dura desde hace 60 años. Israel volverá, una vez más, a su política preferida, la de la represión ciega, esperando al mismo tiempo mejorar su imagen y la de su ejército a los ojos de su población, incluso si el precio es masacrar a los palestinos, sin importarle que sean niños, mujeres o militantes armados.

Original en francés:

http://www.elwatan.com/spip.php?page=article&id_article=88980

Fares Chahine es correponsal en Gaza del diario argelino El Watan.

Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.