Al igual que la relatora de la ONU y varios jueces de la Corte, las organizaciones Al Haq, Al Mezam y PHRC sufren sanciones de EEUU, lo que bloquea sus cuentas bancarias: “Es un ataque a la justicia internacional”.
Las organizaciones palestinas Al Haq, Al Mezan y el Centro Palestino para los Derechos Humanos (PHRC) llevan tres meses sobreviviendo sin salarios ni fondos, debido a las sanciones impuestas por la Administración Trump el pasado mes de septiembre. Esto supone, entre otras cosas, que no puedan acceder a sus cuentas bancarias en ningún lugar, que no dispongan de dinero y que algunas entidades internacionales que colaboraban con ellas hayan dejado de hacerlo.
En su comunicado oficial, el Departamento de Estado de EEUU no oculta que este castigo es su respuesta a la colaboración de estas organizaciones palestinas con la Corte Penal Internacional. Así lo expresa el Gobierno Trump, textualmente:
“Estas entidades han participado directamente en los esfuerzos de la Corte Penal Internacional (CPI) para investigar, arrestar, detener o procesar a ciudadanos israelíes, sin el consentimiento de Israel”.

Este castigo no se ha dirigido solo contra Al Haq, Al Mezam y PHRC. La relatora de Naciones Unidas para Palestina, Francesca Albanese, así como seis jueces y tres fiscales de la Corte Penal Internacional han sido objeto de sanciones por parte de Washington, debido a su trabajo por la aplicación del derecho internacional ante crímenes cometidos en Palestina o en Afganistán.
En este contexto se acaba de celebrar la Asamblea General de la Corte Penal Internacional en la ciudad holandesa, donde han estado presentes las tres organizaciones palestinas.
elDiario.es conversa con el director de Al Mezam, Issam Younes, con el subdirector de Al Haq, Tahseen Elayyan y con el vicepresidente del Centro Palestino para los Derechos Humanos, Hamdi Shaqqura, a su paso por Madrid, donde han recibido el Premio de la Asociación Pro Derechos Humanos de España.
Pregunta: ¿Por qué el Gobierno de Estados Unidos ha sancionado a sus organizaciones?
Issam Younes, director de Al Mezam: EEUU nos sanciona por colaborar con la Corte de la Haya, así lo indica la propia Administración Trump en su comunicado oficial. Reconoce que esa es la razón, no lo oculta. Esto representa un serio aviso al propio sistema del derecho internacional.
Como organizaciones de derechos humanos, atendemos a las víctimas en el terreno y a nivel jurídico, intentando garantizar investigación, justicia y la rendición de cuentas que establece la ley internacional. Estamos ante crímenes de guerra y de lesa humanidad que son punibles, que se producen en un régimen de ocupación de apartheid y colonialismo.
Ustedes acudieron a la Corte de La Haya ya hace doce o trece años.
Así es. El sistema israelí no ofrece justicia a las víctimas palestinas e Israel goza de gran impunidad a nivel global. Eso explica que los crímenes se hayan repetido a lo largo de las décadas. La comunidad internacional tolera este proceso, mientras la gente palestina necesita recuperar sus bienes, poder vivir.
Palestina fue reconocida como Estado observador de la ONU en 2012, año en que ratificó el Estatuto de Roma, por eso tenemos la posibilidad de acudir a la Corte Penal Internacional, hemos cooperado con ella, presentando datos y estableciendo comunicación. Pero en vez de obtener justicia, hemos sido objeto de represalias. EEUU e Israel intentan impedir las investigaciones y la obligación de rendir cuentas. Y criticar la ocupación colonial es tachado de antisemita.

¿Cómo les afectan estas sanciones?
Tahseen Elayyan, Al Haq: Todo el sistema bancario se ve afectado, lo que marca nuestra vida diaria. Nos han cerrado las cuentas bancarias, esto supone que no podemos recibir ni transferir dinero en ningún país, ni siquiera a nuestro personal.
Más de doscientas familias dependen del salario de quienes trabajan en estas organizaciones. A esto se suma que nuestros donantes registrados en EEUU nos han abandonado. No es su decisión. Tienen que cumplir o, de lo contrario, enfrentarán consecuencias.
¿Qué tipo de consecuencias?
Multas elevadas o incluso demandas civiles en su contra. Buena parte de nuestro personal con doble nacionalidad, estadounidense y palestina, ha tenido que renunciar, además de nuestros amigos y organizaciones colaboradoras de EEUU, excepto aquellos que han decidido seguir y luchar, asumiendo los riesgos.
Los proveedores de servicios de Internet también han reaccionado: YouTube ha eliminado todos nuestros vídeos y MailChimp ha interrumpido sus servicios, lo que nos obliga a buscar tecnologías diferentes. Esto lanza un mensaje: no debemos depender de plataformas estadounidenses, hay que buscar alternativas.
Issam Younis: Mira este correo que acabo de recibir, es de una organización socia británica. Nos comunica que pone fin a su colaboración. Es una organización con sede en el Reino Unido, no en EEUU. Pero esto está ocurriendo, incluso con proyectos en curso.
¿Qué alternativas barajan ahora?
Hamdi Shaqqura, PHRC: Hace tres meses, cuando EEUU anunció las sanciones, nos reunimos por videoconferencia con todo nuestro personal, la mayoría está en Gaza y algunos en Cisjordania. Les comunicamos cuál sería el impacto. Todos dijeron que querían seguir, pese a las dificultades. Esa es nuestra fuerza.
A día de hoy el trabajo de nuestros equipos en los territorios ocupados y nuestra labor de defensa legal continúan. Estamos dispuestos a trabajar voluntariamente y lo conseguiremos. El apoyo de la sociedad civil es clave, la concienciación de los sindicatos, de las universidades, todo.
Tahseen Elayyan: Las sanciones de EEUU no solo afectan a las organizaciones palestinas, también están dirigidas contra varios jueces y fiscales de la Corte de la Haya y contra la relatora de la ONU, Francesca Albanese. Este es el objetivo directo.
Pero el objetivo indirecto y último es todo el sistema de justicia internacional, porque está vinculado a los intereses coloniales en Palestina. Quienes imponen estas sanciones consideran el proyecto colonial sionista en Palestina como la vanguardia de su propio proyecto colonial.

¿Qué esperan de la sociedad civil y de los gobiernos europeos?
Agradecemos a la sociedad española las muestras de apoyo. Pero además de la solidaridad necesitamos medidas de protección. Estas sanciones de EEUU son contrarias al derecho internacional, antidemocráticas, inmorales.
El mundo no debe hacer como si no existieran, ni aceptarlas. Si los países europeos las toleran y las normalizan, habrá más, otras entidades serán castigadas también. Si Europa no actúa ante ellas, la Corte terminará en manos de EEUU.
Estamos ante una injerencia y un ataque contra la independencia judicial de la Corte de La Haya, ante un punto de inflexión clave para la supervivencia del modelo de justicia global. Tenemos en la Corte una ventana para las víctimas palestinas, y quieren destruirla por completo.
Vienen de La Haya, donde se ha celebrado la Asamblea General de la Corte Penal Internacional, en este contexto de sanciones. ¿Qué han percibido en ese encuentro?
Issam Younes: Organizamos eventos paralelos que contaron con amplia asistencia y apoyo. También mantuvimos reuniones con representantes de los Estados que forman parte de la Corte Penal [como firmantes del Estatuto de Roma].
En la propia Asamblea General se transmitió que la decisión adoptada por la Administración estadounidense es inaceptable. Nuestras tres organizaciones son respetadas por su profesionalidad.
Hamdi Shaqqara: Mi preocupación es que, pese al apoyo verbal que recibimos, muchos Estados buscan reducir la tensión con la Administración Trump. Esto es peligroso, porque el Gobierno de Trump está atacando a jueces de la Corte, a fiscales y a nuestras organizaciones.
Hay un elefante en la habitación, con la voluntad de no provocar a la Administración Trump. Necesitamos una voz más fuerte desde Europa: si estás en contra de estas sanciones, tienes que actuar.

Tahseen Elayyan: Necesitamos acciones concretas, no solo solidaridad. Y no lo digo solo por nosotros. Se trata de la soberanía de los Estados europeos, estamos ante una intromisión en la soberanía de los países europeos. Se les está diciendo qué hacer y qué no, con quién tratar y con quién no.
Issam Younes: La rendición de cuentas se está socavando. Además del ataque a la Corte, las Fuerzas Armadas de Israel asaltaron hace unos días la sede de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Jerusalén, confiscaron sus equipos. Estamos hablando de edificios de la ONU que gozan de inmunidad. Los israelíes siguen actuando y nadie toma medidas. Por tanto, seguirán y esto puede ir a peor si nadie lo para. EEUU estudiar aplicar sanciones también a la UNRWA.
Hamdi Shaqqara: La UE deja de lado el marco legal para sus obligaciones, manteniendo vigente su Acuerdo de Asociación con Israel. En Europa se tiene que adoptar la reciprocidad, forma parte de los protocolos diplomáticos. Tú me tratas así, por lo tanto, yo te trato así. Tú permites la entrada a mis diplomáticos, yo doy luz verde a los tuyos.
Pero Israel adopta restricciones contra organizaciones europeas y diplomáticos europeos, que son humillados, sufren registros, mientras que los diplomáticos israelíes recorren toda Europa sin restricciones. Esto requiere una respuesta de reciprocidad.
Recientemente el juez Nicolas Guillou, de la Corte de La Haya, contaba que esta vez la UE no ha activado el reglamento del que dispone para proteger a ciudadanos europeos sancionados por terceros países, como es el caso de Guillou y otros de la Corte.
Tahseen Elayyan: Se necesita una reacción. Este año en la Asamblea General de la Corte Penal Internacional (CPI) participaron menos organizaciones de la sociedad civil. Esto indica que muchas entidades tienen miedo y se sienten intimidadas por las sanciones. Algunas incluso no quieren hablar ni reunirse con las organizaciones palestinas sancionadas.
Esta vez no escuché en la Asamblea de la CPI ninguna palabra directa sobre las sanciones por parte de los representantes de los Estados. No se mencionó, pese a ser el tema central de hoy, el más importante, en el que todo el mundo estaba pensando.
Todavía recuerdo las palabras del juez sudafricano John Dugard en años pasados. Lo dijo con mucha franqueza en una de las reuniones en La Haya: “La Corte está siendo atacada. Y si no quieren verlo, es su problema”. Este año, con sanciones contra el personal de la Corte, esto no se ha dicho.

¿Cómo valoran el plan Trump para Gaza?
Hamdi Shaqqara: El alto el fuego en Gaza no es real, hay más de cuatrocientas personas muertas por ataques israelíes, que se suman a las más de 70.000. El genocidio no ha terminado, continúa. Este plan no otorga derechos a los palestinos; solo reduce temporalmente la velocidad de la masacre, sin abordar las causas.
Issam Younes: Los Acuerdos de Oslo prometieron cosas que no se han cumplido. Treinta años después, estamos en medio de una limpieza étnica y una campaña genocida en Cisjordania y en Gaza. Ni se ha logrado la paz ni se respetan los derechos humanos.
El plan para la Franja es como los Acuerdos de Oslo, con fases para el futuro. Hay un esfuerzo incansable de Israel y Estados Unidos para eliminar, expulsar o destruir a todo el pueblo palestino como grupo político. Pero han pasado cien años y el pueblo palestino sigue sin renunciar a sus derechos.
Hamdi Shaqqara: Con el presunto ‘alto el fuego’ han logrado desviar la atención. España y otros países habían planteado la suspensión del Acuerdo de Asociación UE-Israel. Y hubo ebullición social en las calles. Ahora ya nadie habla de ello, ya no se plantea la necesidad de revisar o suspender ese Acuerdo.
Existe la impresión errónea de que todo está bien. No, no está bien. La situación está empeorando. La gente vive en condiciones miserables, tanto en Gaza como en toda Palestina.
Ustedes dos, Issam y Hamdi, son de Gaza, lograron salir de la Franja en pleno genocidio, con muchas dificultades y ayuda de abogados internacionales
Sí, los ataques destruyeron nuestras sedes, nuestras casas, tuvimos que huir. No fue fácil la salida. Ahora estamos en Egipto y no podemos regresar. Ese es el plan israelí: quien sale, no vuelve, las fronteras están bajo control israelí y siguen cerradas. Nadie puede entrar o salir sin permiso israelí. Ahora están facilitando la salida forzada de población, sin permitir su regreso.
Los tres han crecieron en campos de refugiados, ¿verdad?
Issam Younes: Sí. Yo crecí sabiendo que era un refugiado. Mi familia era de un pueblo cerca de Gaza, cerca de Ascalón, llamado Barbara. Tuvieron que desplazarse en el 48, durante la Nakba. Percibí todo eso desde niño. Recuerdo bien la presencia de los soldados israelíes en la Franja.
Tahseen: Mi familia tuvo que huir en 1948 de Bayt Nadala, muy cerca de donde hoy está el aeropuerto Ben Gurion. Yo nací en Cisjordania, en un campo de refugiados cerca de Ramala. Nací en 1971, cuatro años después de la ocupación israelí de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este.
Recuerdo episodios de niño en los que te obligaban a levantarte en mitad de la noche porque los soldados asaltaban tu casa, para arrestar a alguien del barrio o a mi propio hermano. Y la imposición del toque de queda en 1979.
Hamdi: Crecí en el campo de refugiados de Jabalia, en Gaza. Mis padres son originarios de lo que hoy se llama Ascalón. Allí vivieron bajo control militar durante dos años, en un gueto para palestinos, rodeados de alambradas. En 1950 se vieron obligados a irse a Gaza. Huyeron de un gueto y viven en otro. Toda nuestra historia es la historia de los guetos: separaciones, cierres, restricciones de movimientos, segregación.
El proyecto sionista apostó por la erradicación del pueblo palestino, pero no ha tenido éxito. Creyeron que los palestinos se irían, asfixiados por la segregación y la represión militar. Pero los palestinos siguen defendiendo sus derechos. Esta es la historia de nuestra existencia.


