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Una nueva etapa tras las movilizaciones civiles de junio

Turquía, cambios hasta el parque Gezi

Fuentes: Diagonal

El 31 de mayo la vida social y política de Turquía dio un giro importante. Miles de personas salieron a la calle para protestar contra un Gobierno cada vez más autoritario que practica una política de recorte de libertades sociales. El autor, ingeniero y activista prokurdo, analiza la última década política en Turquía y qué suponen las últimas revueltas.

Podemos decir que el año 2002, en el que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) llegó al poder, fue en muchos aspectos (económico, social, relaciones exteriores, culturalmente y hasta en la forma del Estado) decisivo para Turquía. Pero antes de presentar la nueva Turquía, sería bueno conocer algunos datos sobre el país.

Desde la fundación de la República turca, tanto el poder judicial como el militar, han tenido la última palabra en asuntos de Estado. Se puede decir que aunque su papel no era Ejecutivo, si actuaban como «guardianes» del régimen Kemalista (ultra nacionalistas, occıdentalistas seguidores del fundador de la república de Mustafa Kemal Ataturk). Cuando fue necesario hicieron «su trabajo»: cerrando partidos políticos, encarcelando disidentes, realizando asesinatos políticos (nunca clarificados) y golpes de Estado. Kurdos, las minorías católica y judía y los religiosos musulmanes eran los grupos en el punto de mira del régimen.

Desde 1950, se cuentan más tres golpes de Estado dados por diferente grupos políticos. En el último, al que decimos el medio golpe, o el golpe postmoderno se produjo en 1997, el Ejército no derribó el Gobierno directamente, pero sí les obligó a aplicar una serie de medidas contra el extremismo religioso conocidas como «las decisiones del 28 de Febrero«. El golpe fue muy duro para la población musulmana, pero no duro más de cinco días.

Crisis económica

En el año 2001 se produjo la mayor crisis económica de la historia turca, en la que el precio del dolar subió un 50% en dos semanas, los intereses subieron un 70% y cientos de miles de personas perdieron sus trabajos.

Ese fue el momento de la fundación del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), formación islámica, básicamente una segunda parte del Refah Partisi (Partido del Bienestar, que gobernaba cuando el golpe de Estado del ’97) y actualmente en el Gobierno. Sus líderes, conocidos antes, suavizaron su discurso y decían luchar por «una Turquía en la que el prohibir estuviese prohibido«. Quince meses después de su formación, ganaron las elecciones generales con un 34% de los votos.

En un principio, actuaron según sus promesas, su política fue mas liberal que conservadora, la economía empezó a florecer. Destacados intelectuales liberales e incluso algunos socialistas mostraron su total apoyo a este Gobierno, cuyo mayor obstáculo seguía siendo la cúpula militar y burocrática.

En 2007, se produjo una operación para desmantelar una organización secreta, aunque de sobra conocida llamada Ergenekon. Esta organización paramilitar tenía hondas raíces tanto en el Ejército como en la política y medios de comunicación. Básicamente funcionaba como una organización legal y conocida. Tras su desmantelamiento y aprovechando la coyuntura del momento, muchos militares, lideres políticos y periodistas fueron encarcelados.

La censura del AKP

Al AKP sólo le quedaba un poderoso enemigo, el poder judicial. Pero tras el éxito en el referéndum para cambiar la constitución en el 2010 tuvieron el poder necesario para comenzar su agenda de políticas conservadoras. Desde entonces han hecho: una reforma educativa «en pro de nuevas generaciones religiosas y no de yonkis» (según sus palabras). Alrededor de 30.000 websıtes (incluyendo youtube) han sido censuradas. Radios y televisiones han sido multadas por «perjudicar el desarrollo físico, psíquico y moral de jóvenes y niños» .

Turquía es el país número 154, de entre 179 países, en el índice de libertad de expresión, numerosos medios se ven forzados a despedir a trabajadores contrarios al Gobierno y en este momento hay 70 periodistas en prisión. El consumo de alcohol se ha prohibido en universidades, parques, trenes… Es el país 124, de 135, en el índice de disparidad entre géneros, el pasado ano hubo un intento de prohibir el aborto.

Persecuciones políticas

La población aleví, minoría musulmana del país, ha sido también duramente atacada por este Gobierno que constantemente favorece a la mayoría suní, como ejemplo poner el nombre elegido para el nuevo puente del Bósforo «Yavuz sultan selim», nombre de un sultán que ordenó la matanza de 40.000 alevís durante su reinado.

La extrema izquierda no escapa tampoco a las persecuciones del Gobierno. La celebración del 1 de mayo de este año en la plaza de Taksım fue prohibida alegando problemas técnicos al estar la zona en obras. Ese día se bloquearon los transportes públicos y la manifestación fue brutalmente reprimida por la policía. Ese mismo día, Erdogan declaró que sería el Gobierno quien decidiera la localización de las manifestaciones desde ese momento. Gesto completamente ilegal según la legislación de la Unión Europea a la que Turquía se acoge. Y estos son tan sólo unos ejemplos de la pérdida progresiva de libertades desde que AKP llegó al poder.

A la vez, el ego del primer ministro Erdogan se ha ido hinchando desmesuradamente hasta creerse completamente omnipotente, su apodo «el sultán», declaraciones como: «Ya he dado las instrucciones necesarias a la Justicia» saltándose claramente la separación de los poderes legislativo y ejecutivo o sus «locos planes urbanísticos» como el mismo dice. Ejemplo, el proyecto de creación de un canal artificial entre el mar Negro y el Mármara, duramente criticado por grupos ecologistas, dan prueba de ello.

Mientras tanto, el cambio geopolítico en Medio Oriente después de la primavera árabe parecía favorecer las relaciones internacionales de Turquía, su Gobierno se presentaba como el modelo de democracia y líder natural de la zona, las constructoras turcas estaban preparadas para especular y cada vez se esperaba maás turismo árabe. Hasta que la revolución llegó a Siria, el AKP pensó que sería un conflicto rápido como en los otros casos. Pero Assad resiste gracias a la alianza con Irán y Rusia y se convierte en un obstáculo en sus planes de un Medio Oriente sunní, (ya que este bloque busca justamente lo opuesto).

Las tensiones en Turquía empiezan a crecer. La ciudad turca de Antakya, de población mayoritariamente árabe alawita, históricamente la causa de las mayores disputas entre los dos países, es testigo de numerosas protestas. Grupos yıhadıstas respaldados por el Gobierno empiezan a crear numerosos problemas en la zona y la identidad sunní del Gobierno se destapa cada vez más.

Con este panorama, casi toda la población que no es fanática de Erdogan va aumentando su rabia, pero ninguno de los grupos opositores tiene poder suficiente para empezar ningún movimiento contra él, ya que cada grupo está enfrentado entre sí. Kemalistas, socialistas, kurdos, alevís y demás grupos políticos no coinciden en sus ideales políticos, todos pensaban: «Erdogan y los otros» en vez de unirse, hasta que el 31 de mayo todo cambió.

* Traducido por Cristina Candela.

Fuente original: https://www.diagonalperiodico.net/global/turquia-cambios-hasta-parque-gezi.html-0