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Turquía y de cómo apadrinar a un Califa

Fuentes: Rebelión

La estrategia implementada por los Estados Unidos para combatir al Estado Islámico (EI) no esta dando resultados, los pocos y muy pequeños retrocesos que han tenido los califados de Ibrahim, no son los esperados por Washington y sus socios de esta nueva y loca empresa. Después de varios meses de iniciados los bombarderos, el EI […]

La estrategia implementada por los Estados Unidos para combatir al Estado Islámico (EI) no esta dando resultados, los pocos y muy pequeños retrocesos que han tenido los califados de Ibrahim, no son los esperados por Washington y sus socios de esta nueva y loca empresa.

Después de varios meses de iniciados los bombarderos, el EI mantiene los territorios que ha conquistado a partir de la ofensiva iniciada en el mes de junio. El mundo mira impávido como desde hace setenta días, por ejemplo, la ciudad kurda de Kobane resiste las embestidas del EI, sin que a nadie se le ocurra algo más que arrobamientos de circunstancia. Recién ayer, en la reunión en Bruselas de la alianza anti califato, el ministro español de relaciones exteriores, José Manuel García  Margallo, blanqueó la situación sobre que nada se va a conseguir con bombardeos y finalmente alguien tendrá que poner la bota en tierra y enfrentarlos. Claro, se cuidó muy bien de aclarar que la ayuda para luchar contra el EI debe dirigirse a Irak y al Ejercito Libre Sirio, entiéndase, los terroristas «moderados» que armados, entrenados y organizados por la OTAN, fueron lanzados a derrocar al presidente Bashar al-Asad copiando el modelo de operaciones que terminó con el gobierno y la vida no solo del Coronel Muammar Gaddafi, sino también la de la propia Libia.

Margallo, seguramente no habla por él, sino por el jefe del departamento de estado norteamericano John Kerry, o alguna oficina del Tea Party.

La situación política de presidente Obama es altamente difícil, su país al borde de la desobediencia civil, tras los nuevos y «casuales» asesinatos de ciudadanos negros en manos de policías blancos, que no son ni siquiera enjuiciados; una economía que apenas esta saliendo de una situación critica y las águilas republicanas que se han adueñado de las cámaras tras el triunfo en las elecciones de noviembre, hace que Obama sueñe estar en regazo de abuelita en Hawai, aunque esté muerta y no teniéndoles que ver la cara al senador ultra derechista John McCain y la de su gran amigo Abu Bakr al-Bagdadí, mejor conocido como el califa Ibrahim.

La política interna de los Estados Unidos no está para permitirse el retorno de ningún otro soldado norteamericano, cómodamente instalado en una bolsa negra, por eso la demora desesperadamente para enviar hombres a luchar contra el EI, pero de seguir así la cuestión alguien deberá hacerse cargo. Quizás el comentario de Margallo, un don nadie en el marco que lo hizo, sea el primer paso para conseguir el envío que necesita Obama o que los republicanos quieren que tome. En este mundo de patrones y mandaderos nunca se sabe.

Con amigos así…

De mandaderos hablamos, obviamente entonces surge el nombre de Recep Tayyip Erdoğan, a la sazón también presidente de Turquía, que está siendo la piedra en el zapato a la hora de poner freno al EI.

No es un secreto que para Erdoğan la caída de Bashar al-Assad es ya casi una obsesión patológica y en paralelo la siempre conflictiva situación kurda que es otra de las cuestiones que lo privan de cierta calma a la hora de sus grandes negociados inmobiliarios, por ejemplo.

El presidente turco ha sido uno de los grandes responsables de la conformación de los grupos más fanáticos que operan en Sira, tanto el Estados Islámico, como el ahora más degradado frente al-Nusra, el al-Qaeda sirio.

En homenaje a esa obsesión, Erdoğan ha permitido, bajo la experta atención del servicio de inteligencia turco (MIT), que por los más de ochocientos kilómetros de frontera que comparten Siria y Turquía, con la anuencia del Departamento de Estado, miles de yihadistas, venidos de todo el mundo musulmán e incluso unos cinco mil de Europa, cruzaran esa frontera para integrase a alguno de esos dos grupos. Millones de toneladas de insumos y armamentos también han cruzado y siguen cruzando la frontera.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas acaba de reconocer que Estado Islámico cuenta hasta hoy con suficiente material bélico como para mantener su lucha por los siguientes dos años.

Es conocido que los hospitales del sur de Turquía atienden a los milicianos del EI, y del Ejercito Libre Sirio y no hace lo mismo con las milicias kurdas-sirias del YPG (Unidades de Protección Popular). El sur turco es casi un santuario de los islamistas radicales, al que pueden entrar y salir prácticamente sin ningún control por parte de las fuerzas de seguridad de Ankara.

Turquía tampoco se ha plegado a los pedidos de Washington para que se le permita a sus aviones y los de el resto de la entente puedan utilizar la base aérea de Incirlik en sus operaciones contra las fuerzas de Ibrahim.

Erdoğan pretende la creación de una zona de exclusión aérea en el norte de Siria, también reclamado por Francia, pero ello se debería hacer, como fue el caso en Libia, con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que obviamente sería vetada por Moscú y Beijing.

De la salud del EI habla claramente sus recientes afiliaciones como los yihadistas de la ciudad de Derna en Libia, donde se sigue expandiendo vigorosamente (Ver Libia: El triunfo de la libre empresa) cumpliendo su plan de manipulación por el terror contra la población, a la vez que hay grupos ya instalados en Argelia, Túnez y Egipto, al igual que en Yemen y las montañas del Hindú Kush, en Pakistán. Según algunas informaciones los dos grupos yihadistas más activos de África, el nigeriano Boko Haram y los somalíes de al- Shaabab, podrían abjurar del al-Qaeda global y ficharse para jugar en el Estado Islámico, lo que es moda no incomoda, decían las abuelas.

Mientras las metastasis del Estado Islámico se extiende, en el nucleo duro una franja de casi seiscientos cincuenta kilómetros que abarcan desde Aleppo al oeste de Siria, hasta Faluya, en las proximidades de Bagdad, en Irak, resiste sin complicaciones.

En ese arco de Aleppo a Faluya, se ubica también la ciudad de Mosul, la tercera más importante de Irak, y su área petrolera, una de las grandes fuentes de abastecimiento económico de los califados. Aunque se ha detectado en estas últimas semanas que Estado Islámico han comenzado a financiarse con los importantes dividendos que les está dejando el transporte del opio y heroina afgana, que según algunas fuentes ha dejado en sus manos el cártel de los Karsai, vinculados al ex presidente de Afganistán Hamid Karsai, cuyo hermano Ahmed Wali fue muerto en 20011, en un extraño episodio con bandas de narcotraficantes e incluso el ex jefe de la oficina anticorrupción, del presidente Karsai, Izzat Ullah Wasafi, está señalado como un conspicuo miembro de esos cárteles.

Frente al avance de los yihadistas, las monarquías petroleras del Golfo Pérsico, especialmente Arabia Saudita, (hay que tener en cuenta que comparte con Irak una frontera de novecientos kilómetros, por lo que el reino de los Saud ha decidido la construcción de un muro y desplegar una fuerza de treinta mil hombres para la contención de una muy posible invasión por parte de Estado Islámico, hay que señalar que Arabia Saudita posee las dos ciudades más sagradas del Islam: La Meca y Medina, la tercera es al-Quds, mejor conocida en occidente como Jerusalén…  como para ir pensando), por ese motivo es que Riad junto al resto de las petromonarquía del golfo, Kuwait, Qatar, Bahrein, Omán y Emiratos Árabes, han decidido conformar una fuerza bajo un comando unificado, con sede en Arabia Saudita, para resistir a los embates de los califatos.

En esta ensalada rusa o mejor dicho medioriental, que la pésima política exterior de Obama y Kerry han convertido la región, necesitan desesperadamente la ayuda de Irán, que gracias a su cinco mil años de historia no es fácil de embaucar, por eso desde Teherán miran atentos que los islamitas no tomen sus sitios sagrados en Irak, las ciudades de Samarra, Nayaf y Kerbala, que de caer en manos de los califatos, si comenzaría otra historia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.