La ley 851-60, denominada de «Defensa de la Economía «, se volvía a aplicar en la mayor de las Antillas, esta vez mediante la Resolución tres del Poder Ejecutivo del 24 de octubre de 1960, la cual disponía : «La nacionalización de todos los bienes en Cuba de empresas que fueran propiedad de personas naturales […]
La ley 851-60, denominada de «Defensa de la Economía «, se volvía a aplicar en la mayor de las Antillas, esta vez mediante la Resolución tres del Poder Ejecutivo del 24 de octubre de 1960, la cual disponía : «La nacionalización de todos los bienes en Cuba de empresas que fueran propiedad de personas naturales o jurídicas de nacionalidad estadounidense».
El documento, firmado por el entonces Primer Ministro, Fidel Castro y el Presidente, Osvaldo Dorticós, adjudicaba al Estado cubano todos los bienes, derechos y acciones emergentes de la explotación, especialmente las empresas bancarias, con inclusión de todas sus sucursales y agencias radicadas en Cuba.
En esa fecha pasaron también al patrimonio de la nación 160 empresas de propietarios nacionales o extranjeros de diferentes ramas con importante peso económico.
Las principales entidades nacionalizadas fueron: The First National City Bank of NewYork, The First National Bank of Boston y The Chase Manhattan Bank. Así, saltaban en pedazos los últimos eslabones que sujetaban el destino de la Patria a la voracidad del imperio yanqui.
El activo de los tres bancos, al cierre del balance en diciembre de 1959, ascendía a 249 millones 500 pesos. Dos de ellos, el Chase y el National City, aparecían incluidos entre los más poderosos del mundo, con activo calculado en 16 mil millones de dólares.
La política financiera de esas entidades estuvo siempre orientada a estimular las actividades de empresas norteamericanas dedicadas a la extracción de materias primas, a la explotación latifundista y al desarrollo de las importaciones, nunca al interés genuino del país.
La medida, en respuesta a la política lesiva del imperio y sus agresiones económicas, tuvo inmediato y decidido apoyo popular, en primer lugar, de los propios trabajadores bancarios quienes convocaron a la plenaria efectuada en el teatro de la Central de Trabajadores de Cuba.
Ernesto Che Guevara habló esa noche. Después de hacer referencia al rescate de la industria tabacalera, en la cual los dueños habían dejado de producir 15 millones de unidades en relación con el año anterior -el 83,8 por ciento- se refirió a la nacionalización de la Banca, sobre lo que sentenció: «Se le cortaba al imperio una garra importante…»