Hace ya cuatro años apareció en España el primer juego de mesa ambientado en la guerra civil española, «1936 guerra civil». Aprovechando la reciente publicación de una de las ampliaciones del juego, charlamos con su creador Arturo García, licenciado en CC. Físicas, profesionalmente dedicado a las telecomunicaciones y a pasionado de este episodio de la […]
Hace ya cuatro años apareció en España el primer juego de mesa ambientado en la guerra civil española, «1936 guerra civil». Aprovechando la reciente publicación de una de las ampliaciones del juego, charlamos con su creador Arturo García, licenciado en CC. Físicas, profesionalmente dedicado a las telecomunicaciones y a pasionado de este episodio de la historia.
-Hola Arturo, antes de nada, cuéntanos, ¿qué es «1936 guerra civil»?
1936 guerra civil es un juego de cartas cuya ambientación es -como sugiere su nombre- la guerra civil española. Combina el aspecto lúdico con un cuidado trabajo de ambientación. Es una obra que no pretende juzgar u opinar, tan sólo mostrar este episodio de la historia en un formato diferente.
Desde el punto de vista de la ambientación no es un tratado de historia, si bien la historia está muy presente en el juego. Muchas de sus reglas están inspiradas en el conflicto. Cada carta utiliza una imagen de archivo (fotografía o cartel) y tiene una leyenda que cuenta algo sobre lo que aparece en la propia carta o de la guerra en general. Plantea más o menos la situación de verano de 1936 (hay alguna pequeña licencia por razones de juego) y a partir de ahí la partida puede llevar a un final parecido o totalmente diferente al histórico. En ese sentido es un juego ucrónico.
Desde el punto de vista lúdico es un juego de estrategia, de análisis, de gestión de recursos y de constante toma de decisiones. Tiene estrategia porque antes de jugar hemos de decidir cómo vamos a intentar ganar (militarmente, diplomáticamente, desmoralizando al contrario…) y tendremos que hacer una combinación de cartas para buscar posteriormente tal objetivo. Durante la partida las distintas opciones estarán visibles sobre la mesa y el reto será el de identificar la óptima a cada momento, teniendo en cuenta que los recursos serán limitados, no podremos hacer todo lo que nos gustaría (o necesitaríamos) y tendremos que priorizar.
1936 guerra civil es también un juego de autor, una aventura personal. Un juego autoeditado donde muchas decisiones han sido tomadas con criterios «artísticos» y no con criterios «comerciales», lo que ha implicado -entre otras cosas- que sacarlo adelante esté siendo todo un reto.
-Desde luego es un reto. ¿Cómo surgió la idea de hacer un juego sobre la guerra civil?
Con veintipocos años me empecé a interesar por la guerra civil española. Me pareció un tema apasionante, desde todos los puntos de vista. En el año 2000 se me ocurrió que, dada la cantidad y calidad del material gráfico disponible, se podría hacer un buen juego de cartas sobre esta temática. La idea sería utilizar una imagen diferente en cada carta y cada una podría ilustrar un personaje, un evento o cualquier otro elemento de la guerra. El formato permitiría ofrecer una visión panorámica, abarcando mucho pero sin profundizar demasiado. Conocía otros juegos de la guerra civil, pero estos se centraban casi exclusivamente en sus aspectos militares. Algunos de ellos, además, contenían claros errores en mapas o nombres, por lo que me daba la impresión de que había margen para hacer algo mejor. Por otro lado, también conocía juegos de cartas que utilizaban esta filosofía de juego, lo que me daba una visión básica de algunas mecánicas. Además, yo tenía claro que la guerra civil española fue algo más que las batallas que tuvieron lugar en ella y que merecería la pena mostrar todo aquello que no era estrictamente militar.
Con esta idea en mente empecé a leerme enciclopedias y libros, así como a recopilar información gráfica para ver si sería viable desarrollar el juego. Pero no era más que un hobby que no sabía hasta dónde me llevaría. El desarrollo del juego me fue obligando a entender mejor el conflicto para poder hacer el trabajo de estructuración en facciones de todos los elementos de la guerra (no sólo limitándome a la división entre los dos bandos).
–Es verdad, de hecho en el juego ambos bandos se subdividen en varias vertientes: monárquicos, la Iglesia, falangistas, etc., por un lado, y socialistas, comunistas, anarquistas, republicanos… etc., por el otro. Tampoco faltan carlistas, tropas nazis o italianas, ni, por supuesto las brigadas internacionales… también se sugiere cómo en algunos casos estas mismas características se solapaban. Está claro que alguien que no conozca la historia de la guerra civil con sólo echar un vistazo a las cartas ya se puede hacer una somera idea… ¿Crees que puede tener otro interés aparte del meramente lúdico?
Creo que claramente sí. Pienso que, por una parte, puede contribuir modestamente a aclarar un poco la estructuración interna de los bandos, por ejemplo. Desde luego, a mí desarrollar el juego sí que me sirvió para aclararme, porque inicialmente tenía un poco de lío en algunos aspectos. Por otra parte, al tener un planteamiento panorámico, los eventos o personajes protagonistas no restan foco al resto de elementos. También puede disfrutarse simplemente mirando las fotografías y la cartelería utilizadas (el juego usa más de 250 imágenes).
-También has utilizado imágenes de revistas de la época, algunas especialmente difíciles de encontrar, como un semanario infantil requeté… Además es de agradecer que hayas seleccionado fotos menos habituales (por ejemplo la de Pasionaria), o auténticas curiosidades, como la de Radio Oeste, o fotos de castellers tomadas en aquellos años.
Conseguir las imágenes apropiadas fue todo un reto. Para los personajes había que conseguir fotografías tomadas durante los años de la guerra o temporalmente lo más cercanas posible. Para las revistas y periódicos hubo que tomar fotografías a las publicaciones originales en la hemeroteca. O, por ejemplo, para falangistas o carlistas tenía que encontrar fotos previas a su unificación, lo que dificultaba la búsqueda ya que acotaba bastante los tiempos.
-Aunque sea una mera anécdota, veo que el 36 es un número muy presente en el juego…
Una de las ventajas de autopublicarse es la de poder tomar decisiones con criterios no comerciales. Me pareció una idea simpática el hacer que el número 36 estuviera muy presente en el juego. Así, la edición numerada es de 1936 ejemplares, el PVP es de 36 euros, el número de cartas es múltiplo de 36 (252=36×7), el manual que acompaña al juego es de 36 páginas, el mínimo número de cartas con las que jugar una partida es de 36, o la moral (un concepto del juego) comienza en este valor.
-Está claro que has tenido que equilibrar ciertos aspectos del juego; desde luego los recursos financieros que pudo aportar Juan March, por ejemplo, no son comparables a los de nadie en el otro bando. Pero lo importante es que unos y otros están ahí; personalmente creo que para empezar a estudiar nuestra guerra civil es bueno ir sabiendo quién es quién.
Aunque en 1936 guerra civil la historia está muy presente, no hay que olvidar que tampoco es un tratado de historia, que en última instancia es un juego. Muchas cartas reflejan de una manera más directa el papel histórico del elemento reflejado en ella. Por ejemplo, como comentas, Juan March lo que hace es aportar recursos al bando nacional. O Manuel Azaña, como presidente de la República, puede nombrar presidente de gobierno. Identificar esas habilidades directamente inspiradas en la historia es parte del proceso de descubrimiento y disfrute del juego.
-Con «equilibrio» sin embargo, no quiere decirse que en el juego ambos bandos sean simétricos, ¿no?
No, el juego no es simétrico ni pretende serlo. Mi idea fue hacer un juego asimétrico pero equilibrado. Hay elementos que están ahí por necesidad de darle unas mecánicas sólidas.
Por poner un ejemplo de asimetría, ambos bandos pueden tener un líder. En la República -el presidente de gobierno- puede ser cambiado cada turno. Sin embargo, en el bando nacional una vez que se nombra líder no puede ser sustituido voluntariamente.
-Esto nos lleva también a otro aspecto novedoso: el juego no se dirime solamente en las trincheras…
No. Era la única forma que yo veía para dar también protagonismo a todo lo que no fuera militar. Las cartas estrictamente militares son una minoría. Ganar el juego militarmente es sólo una de sus posibilidades. También se puede ganar diplomáticamente (se supone que logras convencer a la comunidad internacional de que tu bando es el que debe ser apoyado) o incluso a través de la desmoralización. Cada facción del juego está caracterizada de una manera diferente, más enfocada hacia alguna de estas formas de alcanzar la victoria o hacia funciones de gestión.
-De todas formas, me pregunto si, pese al esfuerzo de objetividad, has recibido alguna crítica… ¿has tenido problemas en éste sentido?
Prácticamente todas las críticas que he recibido por el juego han sido positivas. Sólo de manera muy puntual me he encontrado con alguien que consideraba que no se deberían hacer juegos con esta temática. Pero ha sido algo anecdótico (puedo contar estos casos con los dedos de una mano y me sobran dedos), yo siempre he tenido claro que he sido capaz de abordar una ambientación tan delicada como es nuestra guerra civil de un modo serio y riguroso. Creo que la inmensa mayoría de las personas que han conocido el juego así lo han reconocido. Si yo mismo no lo hubiera tenido tan claro no me hubiera lanzado a la aventura de su publicación.
Evidentemente, también hay, en el mundillo de los juegos, a quien no le gusta el juego como tal (sin entrar a valorar la ambientación), ya que no a todo jugador le gustan todos los juegos.
-No hay más que ver los detalles de las cartas para apreciar que detrás hay un trabajo de documentación importante. ¿Cómo lo preparaste?
A nivel gráfico, para la búsqueda de imágenes me visité durante dos o tres años en mis periodos vacacionales distintos archivos de España (y alguno en el extranjero, aprovechando algún viaje). Pasé muchas muchas horas en la Biblioteca Nacional o en el Archivo General de la Administración. Mi idea siempre fue, si llegara el momento de editar, utilizar todas las imágenes de archivo bajo acuerdo. Me debí ver miles y miles de fotografías, y fui solicitando copia de algo más de mil de ellas, para posteriormente seleccionar las 252 finales que fueron incluidas en el juego editado. El archivo de procedencia se indica en cada carta y todas las imágenes que aparecen en el juego están usadas con permiso del archivo correspondiente.
A nivel de reglas me inspiré en toda la información que iba leyendo en la bibliografía. Conté con la ayuda de amigos con quienes quedaba regularmente para jugar y probar las reglas a medida que iban desarrollándose.
Entre unas cosas y otras fueron en total seis años de desarrollo hasta llegar a un resultado que me satisficiera. En 2006 me planteé autoeditármelo, lo que me permitiría poder tener control sobre mi obra en todas sus fases, asumiendo personalmente su éxito o su fracaso. Un fabricante internacional de juegos de primera línea me lo fabricó con las calidades propias de cualquier juego profesional que pueda haber en el mercado, me lo entregó y llevo promocionándolo desde entonces.
-Has comentado que tuviste que seleccionar: seguramente muchos aspectos y personajes o colectivos han quedado fuera de esa primera selección. ¿Tienes pensado darles salida?
Debido a la gran cantidad de elementos relevantes en la guerra civil y a la abundancia de imágenes disponibles, no tuve sitio para incluirlos todos en el juego editado. Decidí dejar fuera, por ejemplo, cartas de la aviación, de la marina o del POUM (aunque sí que aparecen mencionados). Lo que estoy haciendo es sacar ampliaciones gratuitas en formato PDF a través de Internet, donde van apareciendo en cartas adicionales algunos de estos elementos previamente descartados.
-Sobre todo parece que has tenido que consultar mucha bibliografía militar, que es menos accesible para el público no especializado. ¿Has echado en falta algún tipo de monografía?
Lo complicado de trabajar con la bibliografía fue poder llegar a hacer un trabajo de síntesis sobre los distintos elementos que quería que apareciesen en el juego. No me fue necesario llegar a la certeza absoluta del dato. Debido a que el juego no profundiza al exponer los distintos elementos que en él aparecen, no necesitaba alcanzar un gran nivel de detalle ni de encontrar abundante información sobre cada aspecto. Pero sí tuve que contrastar muchos datos (algunos podían ser incluso contradictorios, como el año de nacimiento de algunos personajes) para ser lo más riguroso posible en la ambientación.
En los archivos lo único que vi fueron fotografías y carteles, no trabajé documentos. También he centrado mi biblioteca personal en aquellas obras con abundantes imágenes.
-El juego ya ha tenido buena acogida en encuentros especializados, incluso internacionales… ¿tienes planeadas más presentaciones en España?
Afortunadamente para mí, sí que me he encontrado una buena acogida por parte tanto de jugadores como de aficionados a la historia. He percibido que se ha valorado mi esfuerzo en buscar un equilibrio entre las partes lúdica y de ambientación en el juego. Mi «problema» es que en España el mercado para este tipo de juegos es pequeño y sacar adelante los 1936 ejemplares de la edición está siendo todo un reto.
La promoción de un juego de mesa es continua, consistiendo en acudir a distintos eventos de juegos de mesa para hacer demostraciones ante pequeños grupos de jugadores, o incluso de jugador en jugador. Como alternativa (o complemento) a las demostraciones presenciales, también se pueden ver unos vídeos tutoriales en Internet, donde se presenta el juego y se enseña a jugar.
Una pregunta obligada para acabar: ¿dónde se pueden encontrar el juego básico y las ampliaciones?
En la página web del juego están sus puntos de venta (también los vídeos tutoriales antes mencionados): http://www.1936guerracivil.com. Hay puntos de venta físicos y también tiendas on-line. Las ampliaciones, que son gratuitas, se pueden descargar en formato PDF desde la propia página web.
-Muchas gracias, Arturo, y enhorabuena por el trabajo realizado.
Gracias a vosotros.
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