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Un nuevo informe de B’Tselem revela que Israel está utilizando Cisjordania para procesar desechos producidos en Israel

Fuentes: B'Tselem

Traducido del inglés para Rebelión por J.M.

Un nuevo informe de B’Tselem publicado hoy, Hecho en Israel: Explotando tierras palestinas para el tratamiento de residuos israelíes, revela que una parte importante del sistema de tratamiento de residuos de Israel se encuentra en Cisjordania, es ecir fuera de sus fronteras soberanas. Debido a que Israel ha establecido regulaciones ambientales menos estrictas para las zonas industriales en las colonias e incluso ofrece incentivos financieros tales como desgravaciones fiscales y subsidios gubernamentales, ahora es más rentable construir y operar instalaciones de tratamiento de residuos en Cisjordania que dentro de Israel. Las normas reguladoras laxas allí aumentan los potenciales riesgos ambientales y de salud para los residentes de Cisjordania.

La investigación de B’Tselem ha descubierto que hay al menos quince instalaciones israelíes de tratamiento de residuos en Cisjordania. La mayoría de los desechos que procesan se producen en Israel. Seis de las instalaciones manejan desechos peligrosos que requieren procesos especiales y supervisión regulatoria debido a los peligros que presentan. El informe revela que, mientras las plantas contaminantes ubicadas dentro de Israel están sujetas a una legislación de control de la contaminación del aire más avanzada, las plantas contaminantes en las zonas industriales de las colonias no están sujetas a prácticamente ninguna restricción. No están obligados a informar sobre la cantidad de desechos que procesan, los peligros que plantea su procesamiento o las medidas que adoptan para prevenir, o al menos reducir, estos riesgos.

 

Compost Or Factory, norte del Valle del Jordán. Foto de Sarit Michaeli, B’Tselem

Israel lo está logrando de dos maneras: aparentemente incrementa la cantidad de desechos que trata, de hecho lo hace desviando los riesgos y contaminantes hacia tierras y personas palestinas. Cuando se preguntó -en una conferencia en la Universidad de Ariel en junio de 2017- si estas lagunas legislativas se han aprovechado alguna vez para transferir desechos de Israel a Cisjordania, Shoni Goldberg, Director del Distrito de Jerusalén del Ministerio de Protección Ambiental, que cubre la mayor parte del Cisjordania, respondió: «Sí. Ciertamente hay desechos, especialmente desechos peligrosos y desechos caros, que los israelíes transfieren a Cisjordania para deshacerse de ellos».

A diferencia de otras prácticas israelíes en Cisjordania que hacen una distinción entre residentes palestinos y colonos israelíes, los riesgos ambientales no hacen tal distinción. Sin embargo hay una diferencia. Los colonos son ciudadanos israelíes que tienen acceso e influyen sobre los responsables de la toma de decisiones. Los residentes palestinos de Cisjordania, por otro lado, viven bajo un régimen militar. Nunca se les pidió -por no decir que alguna vez hayan aceptado algo- que aceptaran desechos peligrosos. La información previa para su consentimiento fundamentado ni siquiera es una opción en su caso. No tienen influencia sobre qué tipos de plantas operan en las zonas industriales de las colonias o la legislación que determina qué reglas ambientales se aplican allí. No tienen acceso a la información sobre lo que sucede en estas plantas, si ha ocurrido algún accidente o qué riesgos representan para las fuentes de agua.

Los principios internacionales que rigen la gestión de residuos peligrosos se basan en los valores de justicia ambiental, consulta pública y transparencia. Una expresión de la decencia humana básica es el esfuerzo por codificar la noción simple de que las disparidades de poder militar, políticas o económicas no deben ser objetos de abuso por los poderosos para descargar su contaminación y desperdicio en los patios traseros de sus vecinos desposeídos. Cuando se contrasta con estos valores, la realidad que Israel impone a Cisjordania en términos de manejo de desechos es inimaginablemente insensible. Israel, teniendo en cuenta solo sus propias necesidades, trata su desperdicio en Cisjordania e ignora por completo sus obligaciones legales y morales hacia la población palestina de allí. Israel ha convertido Cisjordania en una zona para el sacrificio; para explotar y dañar el medio ambiente a expensas de los residentes palestinos, que están completamente excluidos del proceso de toma de decisiones.

Fuente: http://www.btselem.org/press_releases/201712_made_in_israel

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.