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Programa para materiales de la construcción

Un programa de pueblo y para el pueblo

Fuentes: Granma

Las metas son cada vez más altas porque existe el compromiso de que una vivienda puede gestionarse, completamente, desde la comunidad

Una vivienda confortable es, sin dudas, un imperativo de calidad de vida al que aspira toda familia. Irma, de forma más reciente, y otros fenómenos meteorológicos que le antecedieron acentuaron esta problemática.

Para revertir esta difícil realidad, Cuba replantea sus estrategias para la construcción de inmuebles. En este sentido, adquiere una importancia medular el Programa Nacional para la producción local y venta de materiales de la construcción. Durante la oncena evaluación del mismo, el jefe del grupo que lo lidera, Tomás Vázquez Enríquez, dialogó con Granma sobre las perspectivas y estrategias, para garantizar desde la base los componentes de una vivienda.

«Este es un programa que tiene un nomenclador de 146 renglones, agrupados en cuatro grupos, uno con materias primas naturales (arcillas, arenas naturales, madera fuera de balance y dentro de balance), los plásticos (con plásticos reciclados), grupo de hormigón (que recibe el respaldo de cemento y acero centralmente) y los menores, que incluye 12 renglones. Para la garantía de estos elementos hemos creado capacidades en todo el país, adecuándonos siempre a las materias primas de cada municipio».

Bases productivas ubicadas en las diferentes localidades del territorio nacional, asumen la tarea de poner en manos del pueblo materiales de la mejor calidad. Aunque el reto es alto, ya se observan resultados.

«En este momento la prioridad del programa es asegurar el módulo de una vivienda. Estamos hablando en primer lugar de los áridos, que nuestras bases productivas tienen que autogestionarse porque de su disponibilidad depende el crecimiento del programa. El procesamiento de la piedra y otras materias primas, depende de que dotemos a nuestras bases de molinos como el de mandíbula y martillo.

«Una vez garantizados los áridos están los elementos de pared, los elementos de pisos, prensados y fundidos, y lógicamente las cubiertas sólidas, dígase viguetas, plaquetas y lozas canal. Además le hemos propuesto a las provincias que diseñen sus cubiertas, siempre y cuando sean prefabricadas».

El respaldo en materia de carpintería requiere de estrategias bien pensadas, pues la de zinc galvanizado no puede resolver todas las necesidades existentes en el país. A este aspecto se refirió Vázquez Enríquez.

«Algo en lo que hoy trabajamos es en la carpintería de hormigón. Fundamentalmente la ventana, con marco y tablillas de ese material. Estamos elaborando, asimismo, un proyecto para las puertas, porque es un paño más grande. Lo que sí podemos aseverar es que es una carpintería con estética y duradera».

Los módulos hidráulicos, hidrosanitarios y eléctricos son imprescindibles para la terminación de una vivienda. Muchos de sus componentes se importan. No obstante, esa realidad debe cambiar de forma paulatina.

«Todas las provincias tienen hoy un taller para la elaboración de mangueras, tubos y conexiones. Tenemos territorios como Holguín en los que se fabrican los componentes del programa de ahorro de agua y tienen una larga tradición en este sentido.

«Los tomacorrientes los estamos haciendo en Cienfuegos y Villa Clara; por su alta calidad están certificados.

Se van a hacer para el próximo año 300 000, ya tenemos la materia prima, reciclada, pero es la adecuada. En estos momentos el interruptor lo trabaja el grupo Viclar de Villa Clara. Fuera del programa solo hay que garantizar cemento y acero, los cables eléctricos, las luminarias, los muebles sanitarios y el enchape. Ese es el ajuste que ha hecho el programa».

La creciente demanda de cemento es aún un talón de Aquiles para la construcción de viviendas en Cuba. Aunque el programa recibe 125 000 toneladas anuales del que producen nuestras industrias, ya existe la alternativa para multiplicarlo en las bases productivas.

«Para el año que viene tenemos planificado hacer 36 000 toneladas de cemento de bajo carbono LC3. Debemos decir que este cemento es un logro de la Universidad Central Marta Abreu, específicamente del científico Fernando Martirena junto con una universidad de Suiza. Industrialmente en Cuba, este cemento se produce en Siguaney, Sancti Spíritus, pero este científico lo diseñó para poder hacerlo a nivel del programa de producción local.

Qué requiere esto, un molino de bolas (en cuya construcción se trabaja de forma acelerada) y lleva como materias primas, un 30 % de arcilla calcinada, un 20 % de polvo calizo, y se le adiciona un 50 % de cemento industrial. La mezcla resultante no pierde sus cualidades, al contrario, las mejora».

Las metas del programa son cada vez más altas, sobre todo, porque existe el compromiso de que todos los elementos constructivos para edificar una vivienda puedan gestionarse desde la comunidad.

«Aspiramos a extendernos hacia las demarcaciones de los Consejos Populares (CP). En un primer momento a los de más de 1 000 viviendas y otros que definan los Consejos de la Administración Provincial. Nuestra meta es gestionar la vivienda desde el CP y que la producción local sea el proveedor principal de esa vivienda.

Como reto, nos queda perfeccionar cuestiones organizativas y explotar muchas potencialidades aún inactivas. Necesitamos también un mayor compromiso de comercio, que es en definitiva quien pone nuestras producciones al alcance de la población.

En febrero tendremos el primer balance nacional del programa. Hoy no sería válido decir que una provincia está mejor que la otra, yo creo que vamos cumpliendo los objetivos: incrementar las capacidades para aumentar las producciones. Por eso nuestro proceso productivo debe ser más eficiente. Este programa es priorizado por el país, esencialmente porque está concebido para el pueblo».

Fuente: http://www.granma.cu/cuba/2017-12-06/un-programa-de-pueblo-y-para-el-pueblo-06-12-2017-23-12-10