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Un triunfo para el «Eje de la Resistencia»

Fuentes: Rebelión

Sí, con Bashar Al Asad ganó la Resistencia. Es un triunfo que refuerza las legítimas pretensiones de independencia siria, árabe e islámica. La elecciones son el fiel reflejo de un pueblo con conciencia nacional, acompañado de un ejército patriótico, con un liderazgo regional fuerte (Hezbollah-Irán) y de un apoyo internacional que se encuentra también con […]

Sí, con Bashar Al Asad ganó la Resistencia. Es un triunfo que refuerza las legítimas pretensiones de independencia siria, árabe e islámica. La elecciones son el fiel reflejo de un pueblo con conciencia nacional, acompañado de un ejército patriótico, con un liderazgo regional fuerte (Hezbollah-Irán) y de un apoyo internacional que se encuentra también con la necesidad de reforzar su zona de influencia.

Es que Rusia ha tenido que ponerse firme con Ucrania. Y la victoria de Al Asad deja sin margen de negociación el futuro de Siria. Por supuesto, Occidente seguirá lastimando, provocando… es que prefiere que sus mercenarios takfiríes sigan con su terrorismo lejos de sus casas.

Si Rusia sabe que intentan contener su influencia en Europa, con EE.UU. intentando subordinar a la Unión Europea y cercando a China para controlar su economía, la conformación del eje Pekín-Moscú ya es una realidad que coordina acuerdos económicos (pensemos en el acuerdo de Gas, la posibilidad de usar el yuan como moneda de intercambio y de reserva), militares (la anti-OTAN Cooperación de Shangai, la compra de aviones rusos por parte de China), y políticos (el acompañamiento de China a Rusia en las resoluciones sobre Siria y Ucrania).

Recordemos también las negociaciones Irán-EE.UU., dejando es suspenso la posibilidad de una confrontación militar, y el fin de la «primavera árabe» en Egipto y toda la región. También el «fin» del Consejo de Cooperación del Golfo y la colaboración de las monarquías con Arabia Saudí a la cabeza: Qatar y Kuwait ya se acercan a Irán, y los sauditas mandan señales en todos los idiomas de que quieren negociar.

El acuerdo Hamas-Al Fatah, con el reconocimiento de los EE.UU. (que negocia en secreto con la organización islámica) y el posible perdón de Irán a Hamas ante su equivocada lectura de los acontecimientos en Siria y la región, colocan a la zona de nuevo en su cauce natural: Palestina.

Y si de Palestina hablamos, vale la pena mencionar la visita del Papa Francisco con el proyecto de dos estados que cada vez es más difícil, por cierto. Si medimos las acciones del Papa desde el «Eje de la Resistencia», nos equivocamos. Pensemos en el silencio de Hasan Nasrallah y de Jameneí. Pedirle a Francisco que tenga la misma posición que Jomeini es mucho. Para Francisco en particular, y para el Cristianismo en general.
El Islam Revolucionario (Irán) y el Arabismo (Siria), saben bien cual es la verdadera solución para Palestina. Pero pensar que el resto quiere lo mismo, es decir, un polo de poder dirigido por Irán, es subestimar a los amigos y aliados, que sólo persiguen sus intereses.

Lo de Francisco, con el guiño de Obama, quien quiere cerrar el conflicto israelí-palestino para salir ordenado de Medio Oriente y rodear el Pacífico, es útil porque coloca en la agenda internacional la causa palestina. El gesto de Francisco parando el auto que lo transportaba para rezar frente al «Muro de la Vergüenza», algo que no estaba en la agenda de nadie, alcanza y sobra. Visibiliza, y aunque la maquinaria mediática pintara otra cosa, Israel sintió la presión de sentarse a negociar, o en el lenguaje del Papa, «rezar por la paz».

Muchos saben que a Israel se le acaba el tiempo. Y son pocos los que quieren una Palestina histórica independiente, sin una base de la OTAN en el corazón del mundo árabe-islámico. Es que desde Jerusalén a La Meca, la distancia se hace cada vez más corta…

Blog del autor: http://islammdp.blogspot.com.ar/2014/06/siria-un-triunfo-para-el-eje-de-la.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.