Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Este es un increíble artículo del Harvard Crimson. Sandra Y.L. Korn describe su viaje a Israel y Palestina basado en el derecho de nacimiento, durante el cual el grupo se reunió sólo con judíos. Advierta la clara distinción entre los refugiados y el racismo y la identidad. También hay algunas cosas buenas en la amplia muestra acerca del usufructo del Holocausto en Yad Vashem. Eta mujer es valiente y perspicaz. Ella ayudará a que los judíos queden fuera de este pantano.
Sin embargo, pronto me di cuenta de que un viaje por Israel, destinado a fomentar la identidad judía no puede evitar la política. Desde su nombre, «Birthright, implica que todos los judíos tienen el derecho a la tierra de Israel, ignorando a los refugiados palestinos que se han visto impedidos de regresar a sus casa desde hace décadas, analizando su itinerario, que incluye aventurarse en los disputados Altos del Golán, donde los viajeros alegremente tomaron fotos de las casas «abandonadas» y en ruinas de los habitantes sirios. Birthright avanza en la agenda política de la derecha israelí y estadounidense. El hecho de que lo hace de una manera insidiosa hace de su mensaje algo muy peligroso…
Al final de nuestro viaje, el guía nos llevó a cementerio del Monte Herzl, el cementerio nacional de Israel. En la zona del cementerio reservada a las víctimas civiles de los actos terroristas, nuestro guía nos dijo por qué era importante para nosotros como judíos apoyar a Israel, porque «los árabes son diferentes a nosotros» y enseñan a sus hijos a odiar en la escuela. Como miembros de mi grupo suministraron otros ejemplos de «árabes» matando inocentes -Siria, Irán, al Qaida, 11-S-, reflexionamos sobre la necesidad de defender a Israel de los palestinos que, después de todo, tienen un montón de hermanos y hermanas árabes que los apoyan, ¿verdad?
En el resto de nuestro recorrido, hablamos con los jóvenes soldados del ejército israelí, que desecharon las violaciones de los derechos humanos contra los palestinos, que debían ser perdonadas y que fueron consecuencia de la creación de un Estado judío. Hablamos con veteranos israelíes que nos informaron de que Israel era el único lugar seguro en el mundo para los judíos, invocando el racismo que parece transcurrir incuestionablemente en el discurso público judío-israelí. Nos dijeron que «podría haber otro Holocausto en los Estados Unidos en cualquier momento. Jesse Jackson, o cualquier otra de esas personas de raza negra… » Nuestro coordinador del viaje completó estas interacciones con una broma sobre la próspera industria de la biotecnología de Israel:» Israel no tiene muchos recursos naturales, pero tenemos la mente de los judíos». Posamos para la foto encima de un tanque viejo, gritando, ¡el poder de Israel!, y mientras tanto, a lo largo de toda la gira, nos animaban a regresar a Israel, para hacer aliá… (Cuando un judío emigra a Israel. N. del T).
Los sionistas ven a Birthright Israel como una forma de inspirar el orgullo judío, en gran medida entre los asimilados estudiantes universitarios étnicamente judíos. Incluso el sionista liberal Peter Beinart, cuando vino a hablar a la Universidad de Harvard el semestre pasado, criticó a Birthright sólo por no ofrecer los participantes de los viajes una perspectiva palestina (es cierto: no hablamos con un solo no judío en un total de diez días en el Oriente Medio).
Pero la empresa Birthright es colaborar con Israel y significa el apoyo a una ocupación militar ilegal y opresiva, reclama por la ciudadanía de un Estado que deporta a inmigrantes africanos, glorifica «la mente de los judíos» y denuncia a todos los árabes en conjunto por sus tácticas terroristas llenas de odio. La introducción de una voz palestina no sería suficiente para corregir el hecho de que Birthright está firmemente arraigada en la retórica de la derecha, desde el racismo al militarismo.