Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Un vecino de Yakla describe la masacre cuando los drones y comandos estadounidenses se abalanzaron sobre el pueblo a la caza del líder de al-Qaida.
Los aldeanos dicen que ellos luchan para la Resistencia Popular, no para al-Qaida, una afirmación discutida por EEUU y la misma al-Qaida (AFP)
Sin electricidad ni cobertura telefónica, muchos aldeanos se van pronto a la cama en Yakla, despertándose para la plegaria del alba antes de empezar a trabajar en sus granjas.
En las primeras horas del domingo 29 de enero, esa rutina quedó alterada. Aviones teledirigidos (drones) y helicópteros se abalanzaron sobre el remoto asentamiento, lanzando primero misiles y a continuación comandos estadounidenses, en la primera acción militar ordenada por el presidente de EEUU Donald Trump.
Al parecer, las fuerzas de EEUU no alcanzaron su objetivo: el dirigente de al-Qaida en la Península Arábiga, Qasim al-Rimi, escondido en lo que decían era una conocida fortaleza de al-Qaida.
Sin embargo, después de la operación, que algunos oficiales estadounidenses admiten que fue desastrosamente equivocada, muchas otras personas yacían asesinadas: hasta 25 civiles, incluida una niña de ocho años que se cree era ciudadana de EEUU, y un comando de ese país.
Rimi dijo después que en el ataque habían muerto 14 miembros de su grupo, confirmando al parecer el vínculo de la aldea con AQPA (siglas de al-Qaida en la Península Arábiga), pero los aldeanos niegan cualquier asociación con ellos y dicen que lo sucedido el domingo fue simplemente una masacre.
Cualesquiera que sean los hechos, el relato del ataque conseguido por Middle East Eye presenta una noche de terror y confusión en una guerra ya enturbiada por líneas del frente, lealtades y objetivos cambiantes.
Yakla está en la remota y peligrosa provincia yemení de al-Bayda, y las entrevistas se consiguieron a través de un tercero que visitó la aldea la pasada semana.
«A las 02,30 horas de la madrugada, escuchamos el zumbido de los drones», dijo un aldeano al intermediario a condición de mantener el anonimato, por temor a ser atacado en alguna acción futura.
«No era nada nuevo para nosotros, nos despertamos y esperamos acontecimientos. Ese fue el principio de una noche diabólica.»
«Tras los drones, escuchamos helicópteros sobrevolando por encima de nuestras cabezas, fue entonces cuando los hombres de la tribu decidieron tomar las armas y salir a enfrentar esas fuerzas.»
Según el aldeano, los hombres de la tribu cogieron «sus armas de fuego personales», que en Yemen, uno de los países más armados del mundo, incluyen ametralladoras y rifles de asalto, para enfrentarse a las fuerzas estadounidenses.
Ataque estadounidense sobre el pueblo yemení de Yakla
Zonas de control
(Situación a 30 de enero)
Fuerzas del gobierno yemení apoyadas por la coalición liderada por los saudíes
Antiguas fuerzas gubernamentales, aliados tribales hutíes
Al-Qaida y aliados tribales
Dijo que las fuerzas estadounidenses habían atacado deliberadamente a los civiles, una acusación negada por EEUU y que no pudo ser verificada de forma independiente por Middle East Eye.
«A las 03,00 h., los helicópteros estaban lanzando docenas de comandos que empezaron a atacar casas civiles, matando a quienes estaban en su interior, incluidos mujeres y niños.»
Dos de los aviones estadounidenses fueron destruidos en el enfrentamiento, afirma el aldeano, aunque esto tampoco pudo verificarse. EEUU admitió que uno de sus aviones, un Tiltrotor V22 Osprey, sufrió un fallo de motor durante el ataque y hubo que destruirlo.
Después de que las fuerzas estadounidenses atacaran las casas de Yakla, los ataques de los drones destruyeron tres edificaciones y dañaron varias más, dijo el vecino.
«Todos pensamos que íbamos a morir esa noche», dijo el aldeano. «He sido muy afortunado de que ningún miembro de mi familia haya muerto, pero es muy triste ver que asesinan a mis vecinos siendo inocentes».
«Los residentes comentaron que quienes viven en Yakla están temiendo que el próximo ataque mate al resto de los civiles que han quedado», añadió el aldeano.
«No puede imaginarse la cantidad de efectivos que lanzaron desde los helicópteros, ni la destrucción registrada en la aldea. Las organizaciones internacionales deben investigar este crimen contra la humanidad.»
Qasim al-Rimi escapó del ataque ordenado por Donald Trump (AFP)
El intermediario de MEE describió el pueblo como una plantación donde se cultiva principalmente qat, un estimulante suave que crece y se utiliza por todo el Yemen.
Fuentes estadounidenses manifiestan que la inteligencia había asegurado que el pueblo estaba defendido por emplazamientos preparados y nidos de ametralladoras y rodeado de campos de minas, uno de los muchos factores que hizo que el expresidente Barack Obama dejara la operación en el tintero con anterioridad.
Lo que sí es cierto es que Yakla ha sido utilizado por los combatientes en la guerra civil; muchos hombres tribales son miembros de la Resistencia Popular, una amplia coalición de grupos que luchan contra el movimiento de los rebeldes hutíes, que se apoderó de zonas extensas del país y expulsó del país al presidente Abd Rabuh Hadi en 2015.
Un funcionario del distrito local de Radaa, Naser al-Sanne, dijo que tres destacadas personalidades tribales habían muerto en el ataque: Saif al-Jawfi, Abdulrauf y Sultan al-Thahab, que, según EEUU, eran miembros de al-Qaida. Los vecinos y autoridades dicen que eran jeques tribales y que no tenían nada que ver con ese grupo.
Sanne enumeró a varios niños entre los asesinados: Ahmed Abulellah al-Thahab, 11 años; Naser Abdullah al-Thahab, 13; Mirsal Abdu Rabo al-Ameri, 6; Asma Fahd al-Ameri, una bebé de tres meses; Abdullah Ahmed al-Zubah, 16, y Nawar Anwar al-Awlaqi, 6.
Dijo que esa era la prueba de que el ataque afectó a varias familias, no sólo a los Thahabs. Los Thahabs tenían otros dos hermanos que estuvieron en efecto vinculados a al-Qaida y que murieron en ataques con drones en estos últimos años.
Sin embargo, según otros miembros, Abdulrauf estaba combatiendo en la Resistencia Popular para liberar la provincia de al-Bayda de los rebeldes hutíes.
Hace cuatro años, Abdulrauf negó también esas acusaciones de EEUU alegando en un video: «Soy un jeque como cualquier otro jeque yemení, y todas las acusaciones que dicen que soy miembro o comandante de campo de al-Qaida son mentiras».
Sanne dijo: «Todo Radaa conoce a Abdulrauf y nunca hemos oído que haya tomado parte en ninguna operación con al-Qaida. Aunque fuera el cuñado del ciudadano estadounidense Anwar al-Awlaqi, que era un predicador de al-Qaida».
Anwar al-Awlaqi murió en 2011 en un ataque de EEUU con drones en Yemen (AFP)
Thahab había trabajado recientemente con fuerzas gubernamentales en la provincia de Marib; una fuente informó que había recibido armas para liberar su provincia natal de los hutíes.
«Thahab era uno de los principales aliados de las fuerzas progubernamentales en al-Bayda, y al gobierno no le interesa que le maten porque es uno de los combatientes más valientes allí presentes», dijo la fuente.
Para la gente de Yakla, hablar de quién estaba y quién no en la lista negra estadounidense es una cuestión secundaria frente a los que creen que eran sus verdaderos objetivos: hacer que parezca que Trump es fuerte.
Un aldeano dijo: «El nuevo presidente de EEUU piensa que él es el más fuerte del mundo, pero yo digo que nuestras plegarias a Alá son más fuertes que él, y que Alá ayudará a los débiles como nosotros».
Nasser al-Sakkaf es editor adjunto del periódico Yemen Times y asistente administrativo en la Facultad de Educación-Departamento de Inglés de la Universidad de Taiz. Trabaja también como periodista independiente y traductor. Vive en Sanaa. Su email: [email protected]
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.