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Si el mundo entero sabe en la actualidad que Osama bin Laden y Al-Qaida fueron fabricados en EE.UU. ¿sería tan extraordinario descubrir, dentro de cien años, que Hamas tiene un origen similar?

¿Una nueva operación de bandera falsa?

Fuentes: Information Clearing House

Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Es prácticamente imposible que cualquiera de nosotros sepa lo que está ocurriendo en el campo de concentración de Gaza en estos momentos: no podemos confiar en que ninguno de los medios de comunicación del mundo nos cuente la verdad. Da la impresión de que Hamas estuviera detrás de algunos ataques recientes con cohetes contra varios lugares de la Palestina ocupada, pero ¿quién está detrás de Hamas? Si el mundo entero sabe en la actualidad que Osama bin Laden y Al-Qaida fueron fabricados en Estados Unidos, ¿sería tan extraordinario descubrir, dentro de cien años, que Hamas tiene un origen similar?

La pregunta no es tan absurda como podría parecer a los no iniciados: que los débiles y arruinados internos del Campo de Concentración de Gaza lancen un ataque contra uno de los ejércitos más poderosos, irresponsables y despiadados del planeta equivale a cometer suicidio. Aunque el suicidio es una táctica bastante habitual de la gente pobre y desesperada, facilitar que implacables invasores extranjeros asesinen a miles de sus familiares y amigos indefensos no suele ser tan habitual. Entonces, ¿por qué lo hacen?

En ausencia prácticamente total de información fidedigna, nos encontramos con otro hecho realmente extraño: el momento escogido para el supuesto ataque de Hamas.

Da la impresión de que este ataque no es fruto de un impulso irreflexivo. Algunas noticias indican el lanzamiento de un número bastante elevado de cohetes (un artículo del Times habla de al menos 87). Si resulta que los ocupantes ilegales de Palestina desconocían la introducción en Gaza de estos cohetes (lo que entra dentro de lo posible pero resulta poco probable), se habría necesitado bastante tiempo para hacerlo, dados los medios estrictamente restringidos de los que disponen los internos de Gaza. Ningún pequeño grupo podría haber utilizado este preciado armamento a su capricho, especialmente en dicha cantidad. Por tanto, debe tratarse de una operación planificada, y las operaciones planificadas escogen el mejor momento para su ejecución. ¿Por qué habría de realizarse precisamente unos días después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos? ¿Si usted hubiera decidido lanzarse a un suicidio de masas por razones políticas y quisiera asegurar el máximo de publicidad para el evento -lo que probablemente pretendería- ¿por qué hacerlo cuando resulta más conveniente para el presidente de Estados Unidos? ¿Por qué no hacerlo una semana o dos antes de las elecciones, cuando el asunto hubiera ocupado los titulares y el contenido central de los medios de comunicación de todo el mundo?

Es imposible saber si los habitantes de Gaza apoyan este ataque. Por un lado, ellos debían obviamente saber cuáles serían las consecuencias; por el otro, también podrían pensar que facilitar su exterminio a manos del enemigo más odiado desafiándole hasta las últimas consecuencias es una opción mucho mejor que el terrible sufrimiento inhumano que ese enemigo les impone día tras día. Pero el momento escogido para hacerlo me llama mucho la atención. Si yo estuviera decidido a hacerlo, de ninguna manera escogería el momento que resulta más favorable para el presidente norteamericano.

Por lo tanto, ¿cuál es el propósito de esta acción de Hamas? En este momento temporal no tiene absolutamente ningún sentido, desde la posible perspectiva de un interno de Gaza; entonces ¿cuáles podrían ser sus intenciones ocultas?

Por supuesto, podría ser que no tuviera ningún sentido; que el ataque hubiera sido ordenado por algún loco de remate. Pero podría igualmente ocurrir que se tratase de otra operación de bandera falsa, diseñada por alguien estrechamente vinculado al Mossad, a la CIA o a ambos. La historia sabe que no sería la primera vez que esto ocurre y todo el asunto tiene mucho más sentido contemplado desde la perspectiva de EE.UU. y de los ocupantes ilegales de Palestina.

El caos en Oriente Próximo está a la orden del día y así ha sido en los tres últimos decenios. No cabe duda de que la CIA, el Mossad y el MI6 han estado muy ocupados todo este tiempo, pero probablemente harán falta otros cincuenta años para conocer realmente hasta qué punto lo han estado. Todo el mundo sabe que Irán es la recompensa mayor que espera al final del camino, y existe un sentimiento creciente de fatalidad que anuncia que dicho momento se acerca rápidamente. Los ocupantes ilegales de Palestina no se han preocupado por ocultar el hecho de que no ven el día de lanzarse de lleno a aplastar a Irán. Aunque la posibilidad de que se produzca una revolución en Gaza es relativamente pequeña, sería un grave inconveniente que ocurriera justo cuando acabas de iniciar una gran guerra a miles de kilómetros de casa. Desde un punto de vista puramente militar, ¿acaso no tendría sentido eliminar la posibilidad de pequeñas molestias tácticas cuando resulta fácil hacerlo en vez de esperar el momento en que sería mucho más pesado? Evitar la posibilidad de que se produzcan revoluciones en casa antes de salir a librar una guerra impopular en países lejanos es algo que la familia real rusa, por ejemplo, no aprendió a tiempo. Pero si te dedicas a aplastar posibles revoluciones cometiendo uno o dos pequeños genocidios y sacrificando a uno o dos de los civiles que te sobran -daños colaterales imprescindibles, por supuesto- asegúrate de no enfadar a tu mejor amigo y escoge un momento adecuado.

Está claro que tendremos que esperar para ver cómo se desarrolla este último genocidio potencial. Pero si lo examinamos desde una perspectiva puramente cui bono, me da la impresión de que el supuesto ataque de Hamas beneficia mucho más al imperio que a la gente de Gaza.

John Andrews es escritor. Su principal obra es Peace Talk. Es posible contactar con él en su website: http://www.freedemocrats.co.uk/