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Las elecciones palestinas

Una visión desde los Comités de Mujeres Palestinas

Fuentes: CSCA

Las elecciones legislativas de enero de 2006 han sido las segundas elecciones de esta categoría desde 1996. En esta ocasión la mayoría del pueblo palestino fue a las urnas en los Territorios Ocupados, tanto hombres como mujeres y jóvenes en edad electoral participaron en la consulta; incluso los niños colaboraron en las elecciones, repartiendo propaganda […]

Las elecciones legislativas de enero de 2006 han sido las segundas elecciones de esta categoría desde 1996. En esta ocasión la mayoría del pueblo palestino fue a las urnas en los Territorios Ocupados, tanto hombres como mujeres y jóvenes en edad electoral participaron en la consulta; incluso los niños colaboraron en las elecciones, repartiendo propaganda electoral en las vísperas.

El camino hacia las urnas fue el reflejo de la lucha de nuestro pueblo por conseguir la independencia perseguida desde hace décadas, en el que la población palestina participó mayoritariamente para mostrar su descontento con la situación política de sumisión ante la barbarie de la Ocupación y también para protestar contra el desorden en la seguridad interna. En efecto, se trataba de ordenar el sistema interno palestino y dar una lección al poder absoluto de Al Fatah, volcar la tendencia de los últimos diez años en que el malogrado proceso de paz de Oslo nos había traído consigo la corrupción, el aumento de la violencia de las Fuerzas de Ocupación y una nueva circunstancia: la implantación de un muro de separación racial ilegal. Un marco en el que Jerusalén está siendo cada vez más judaizada, en el que se han arrebatado más tierras palestinas que nunca, en el que se han triplicado las muertes de palestinos como nunca hasta ahora, y en el que se han arrestado arbitrariamente y en masa a miles de palestinos.

El aspecto político se ha mostrado íntimamente relacionado con el aspecto social y económico, pues más del 57% de la población palestina vive bajo el umbral de la pobreza. Este aumento de la pobreza camina paralelo al aumento de la corrupción en las instituciones de la Autoridad Palestina, que ha desviado el capital del pueblo a quien estaba destinado para ponerlo en manos de los burgueses palestinos en el poder, a quienes ha permitido el enriquecimiento hasta niveles insospechados, en detrimento del desarrollo e incluso mantenimiento de los servicios mínimos de salud o educación, entre otros. Estos factores, además, se han magnificado por la falta de seguridad interna palestina, tanto por las acciones de las Fuerzas de Ocupación como por el propio descontrol del sistema de seguridad palestino, incapaz de acotar los poderes de los sectores palestinos más militaristas.

En vísperas de las elecciones los intereses de cada grupo han sido variados, pero el objetivo, sin embargo, ha sido uno. En efecto, el lema abrazado por todos los sectores ha sido el del cambio y la reforma tanto a nivel político como social. No obstante, el resultado tras las elecciones no ha sido un cambio real: Hemos pasado de ser sumisos a la política de un solo partido a otra nueva política de un solo partido. Ha sido una respuesta social de castigo al orden anterior, una revolución efectuada por los sectores más pobres contra la clase rica establecida en el poder y entendida por la generalidad de los palestinos como una nueva Intifada que aboga por la resistencia y no sumisión a la Ocupación, tendencia permanentemente mantenida en los últimos años.

La explicación de la llegada de Hamás al poder se contradice con la sorpresa tanto de la población local como internacional por haber alcanzado la mayoría absoluta. Pero este hecho debe ser entendido en las circunstancias concretas de Palestina. Ante este nuevo escenario se han desarrollado tres posturas: La primera postura ha sido la adoptada por Estados Unidos, Israel y algunos estados europeos, quienes han denominado a la resistencia de Hamás como terrorista, y por tanto han tachado su programa social ante las elecciones de terrorista, una intromisión que ha conducido a una rabia premeditada de la población palestina para promover el éxito electoral de Hamás y conseguir de esta manera una base justificativa para la continuación de la Ocupación, la justificación de sus acciones violentas y también el desprestigio de la población palestina para caracterizarla de integrista. La segunda postura es la adoptada por el anterior gobierno de la Autoridad Palestina, Al Fatah, quienes han visto en la victoria de Hamás su fracaso político y democrático, y más aún, la pérdida de sus intereses personales y privilegios, quienes han adoptado la estrategia de inculcar el miedo en su programa social para formar el mayor volumen contra el movimiento por medio de la intervención de intelectuales, sectores cristianos y progresistas. La tercera de las posturas la representa la fuerza izquierdista y democrática, para quienes su unificación se complica por razones diferenciales relacionadas con los programas políticos y posicionamientos ante las negociaciones de paz, o los procesos de resolución del conflicto por fases, como la Hoja de Ruta, si bien se unen a la hora de combatir el programa social de Hamás; un programa que, sin embargo, aún no han hecho público y que requerirá de un cierto periodo antes de tomar forma, después de que el movimiento de resistencia islámico haya afianzado sus logros electorales a otros niveles.

Los factores del logro de Hamás han sido circunstanciales; a este respecto se puede mencionar el apoyo financiero. Si bien la izquierda palestina entró en las elecciones con una financiación modesta, otras candidaturas recibieron manifiestamente y con gran volumen el apoyo de estados europeos e islamistas. Y si bien los programas de diferentes sectores han sido poco clarificadores, el programa político y socio-económico de los sectores progresistas por el contrario ha sido claro, enraizado dentro del marco de la consecución de los legítimos derechos palestinos. En este aspecto, hay que hacer referencia a que el concepto de resistencia global y en todas sus formas posibles, dependen de las circunstancias, el tiempo y el lugar. La izquierda palestina en su programa social hizo hincapié en la importancia de proteger la pluralidad ideológica y política, en el reparto de las autoridades legales y en la protección de la seguridad del ciudadano en un marco en el que domine la legalidad.

En ese mismo marco ha entrado la necesidad de las reformas legales relacionadas con la erradicación de la diferenciación en contra de la mujer, tanto dentro de la misma sociedad como en el trabajo. El discurso del programa político ha girado en torno a la influencia de concepciones pasadas acerca de la mujer y de los logros conseguidos a este respecto durante muchos años de lucha. Tras reuniones celebradas con el objeto de discutir estrategias unificadas que enfrentasen un posible cambio de formas en el trato de la cuestión de la mujer, entre otros temas, se llegó a la conclusión de los siguientes factores:

1. La forma en que la Autoridad palestina ha llevado a cabo su programa administrativo, financiero y político animó la llegada de Hamás al Gobierno, y la posición feminista debe adoptar una oposición democrática interna. 2. Las posiciones en contra a las que se enfrenta Hamás, respecto a retos políticos internos y externos, junto con el enfrentamiento permanente a las FFOO, va a obligar al movimiento a retrasar cualquier imposición social que tenga por objeto islamizar al pueblo y estrechar las libertades democráticas. Un hecho que impulsa a los movimientos de mujeres palestinas para los próximos años, reforzando las acciones de progreso hacia el futuro y animando los logros hasta ahora conseguidos. 3. La necesidad de conservar la unión nacional e impedir cualquier intento de desintegración de la misma, erradicando el problema desde dentro. 4. La necesidad de dar una respuesta a los temas más críticos a los que se enfrentan las mujeres cada día, aumentando su seguimiento a través de los servicios que les son necesarios para enfrentar la situación económica crítica y la inestabilidad existente, entendidas como formas de resistencia propias. 5. Las mujeres que presentaron su candidatura para las elecciones al Consejo partieron de programas políticos diversos. La salvedad está en que no han resultado en ninguna unificación que coordine el mínimo necesario para mantener una campaña de mujeres que haga fuerza y pueda lograr sus derechos, no importa cual fuese su afiliación.

Desde la Unión de los Comités de Mujeres Palestinas, y respecto a la situación que se ha dado de cambio político, reafirmamos que la elección de nuestro pueblo al votar a Hamás no es sino una elección estratégica temporal en un marco circunstancial concreto. La próxima etapa exige una lucha democrática que integre un programa político y social diferente y efectivo. Por ello debemos proseguir en la lucha de la consecución de los derechos de las mujeres, indiferentemente del marco político de cada etapa en Palestina. La falta de derechos también estuvo en el anterior gobierno, en el que ha habido lagunas a la hora de reformar leyes y normas más sensibles con la situación de la mujer dentro de su sociedad y que protejan sus derechos como personas. De hecho ni el Consejo Legislativo ni el Consejo de Ministros del anterior gobierno integraban la proporción razonable de mujeres; tampoco los Consejos de Distrito, en donde las últimas elecciones no han resultado en resultados de escaños para mujeres aceptables. Un marco en que las acciones en pro de la mujer deben enfrentar el lastre cultural y social al que también ha contribuido la ocupación. Si bien es cierto que se espera que el progreso de las luchas de la mujer por sus derechos sea más complicada en el contexto de un gobierno de Hamás, en función de que se trata de una organización enraizada con conceptos sociales más tradicionales, bien es cierto que tampoco podrán establecer bases ideológicas religiosas específicas, porque su propia organización interna les impide apartar el trabajo con las necesidades y circunstancias de la mujer en Palestina. Esto es lo que hemos reafirmado desde los Comités de la Mujer a nivel local e internacional en foros y encuentros pasados, acerca de la necesidad de equilibrar la agenda nacional (resistencia a la ocupación) y la agenda de la mujer; entendiendo la lucha de la mujer en la sociedad palestina desde una perspectiva propia que establece métodos de refuerzo de la mujer en función de las circunstancias históricas y sociales de nuestra sociedad, y no en la imitación de luchas sociales de otras sociedades. Se nos avecina una etapa de retos, de una prueba social y política real y novedosa a la que tienen que hacer frente todos los sectores de la sociedad por medio de sus programas, ya sea a nivel político o social. Los próximos cuatro años nos colocarán en un contexto múltiple en el que hacer frente al poder absoluto.

Finalmente, debemos decir que desde la Unión de Comités de la Mujer Palestina abogamos por una perspectiva estratégica que integre una sociedad laica progresista, condenando todos los procesos imperialistas de globalización que establecen más dificultades económicas a los más pobres de la sociedad palestina bajo la excusa del terrorismo.

Solicitamos de los pueblos europeos y americanos que adoptan posiciones serias contra las políticas exteriores de sus gobiernos, así como solicitamos de las instituciones democráticas y de derechos humanos su ayuda y apoyo al pueblo palestino en su lucha política y social, con objeto de la consecución de un estado nacional libre e independiente y del retorno legítimo de los refugiados palestinos.

* Maha Nassar es presidenta de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas

http://www.nodo50.org/csca/agenda06/palestina/nassar_22-03-06.html.