Recomiendo:
0

En su política de acoso y derribo

USA y sus nuevos cómplices de Europa del Este

Fuentes: Rebelión

Al amparo de la mal llamada guerra contra el terrorismo lanzada por el emperador Bush a partir del 11-S, USA no sólo ha logrado que el mundo desarrollado y el conjunto de lo que se ha dado en llamar la comunidad internacional, acepte como normal las guerras preventivas (con sus consiguientes miles y miles de víctimas […]


Al amparo de la mal llamada guerra contra el terrorismo lanzada por el emperador Bush a partir del 11-S, USA no sólo ha logrado que el mundo desarrollado y el conjunto de lo que se ha dado en llamar la comunidad internacional, acepte como normal las guerras preventivas (con sus consiguientes miles y miles de víctimas inocentes) y la tortura masiva contra los prisioneros, sean éstos capturados en escenarios de guerra o por medio de los secuestros que lleva a cabo la CIA en cualquier parte del mundo, trasladando luego a sus víctimas en aviones civiles a cárceles secretas. No, el Imperio no ha logrado sólo eso. A pesar de los graves reveses militares que está sufriendo en Afganistán e Irak, que han repercutido decisivamente en la caída en picado de los niveles de popularidad que había logrado Bush gracias a su política de insuflar patriotismo a base de mentiras e infundir miedo en la población, ha conseguido también en estos cinco años avances sustanciales para sus objetivos geoestratégicos.

En efecto; Bush junior ha obtenido en este periodo avances considerables en el diseño del nuevo mapa geopolítico post Guerra Fría que ya comenzó a esbozar Bill Clinton y que le permite hoy día a USA tener cada vez más control, político, económico y militar, sobre zonas y gobiernos surgidos en las ex republicas soviéticas y países del Este de Europa impensables antes del derrumbe de la URSS y de los otros regímenes del socialismo real.

Las ex repúblicas soviéticas y la cuenca del Mar Caspio

Uno de los primeros síntomas de cambio, iniciado ya en los 90 pero reforzado enormemente desde la llegada de la Administración de Bush junior al contar éste con el Gabinete con más miembros provenientes de la industria energética de toda la historia de USA, ha sido la penetración usamericana en la estratégica cuenca del Mar Caspio. Los sobresaltos por el suministro de petróleo vividos por Occidente y especialmente por USA, durante la Guerra del Golfo (1991), hizo que ya desde esa época Washington asignara gran importancia estratégica a la zona. Esa región, hasta la desintegración de la URSS un importante feudo de ésta, es una de las reservas mundiales más importantes en petróleo y gas. En 1998, el vicepresidente Dick Cheney, ex directivo del poderoso holding Halliburton, decía: «No me viene a la cabeza ningún otro momento en el que hayamos asistido a la aparición, así, de pronto, de una zona tan importante, desde el punto de vista estratégico, como el Mar Caspio. Es algo así como si las oportunidades hubieran surgido de la noche a la mañana».

Los 1.127 kilómetros de extensión de este mar interior son compartidos por las ex repúblicas soviéticas de Azebaiyán, Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán, además de áreas adyacentes de la propia Rusia y de Irán. La descomposición de la URSS y las tensas relaciones de Rusia con varias de sus ex repúblicas, ha permitido la entrada en escena de multinacionales usamericanas, como Unocal, Chevron (que lidera el Consorcio del Oledocuto del Caspio); Exxon Mobil y Amoco, entre otras, con inversiones cada vez mas importantes en la zona.

Paralelamente, el Gobierno de USA comenzó a estrechar relaciones políticas y militares con los regímenes de esas ex repúblicas asiáticas de la URSS, hoy estados independientes. Durante la Administración Clinton se empezaron a hacer cada vez más frecuentes las maniobras militares conjuntas de fuerzas especiales del USA con tropas de esos estados. Esta relación se estrecharía aún mucho más a partir del 11-S. Cuando en octubre de 2001 Arabia Saudí se negó a facilitarle a USA el uso de sus bases para atacar a Afganistán, la Administración Bush estableció sus primeras bases militares en el área, en Uzbekistán y también en Tayikistán.

En 2002, durante una visita a Azerbaiyán (país con unas reservas de 20.000 millones de barriles de petróleo, que controla el 21% de la cuenca del Mar Caspio), la secretaria asistente de Defensa de USA, Mira Ricardel, iniciaba los primeros encuentros con el Gobierno para, según sus propias palabras, «ayudar a reforzar su capacidad naval para proteger el mar territorial y su zona económica».

La nueva Europa apoyada por Rumsfeld, una cuña en el seno de la UE y la OTAN

USA no sólo ha conseguido tras el fin de la Guerra Fría irrumpir por primera vez en zonas de Asia durante décadas bajo control de la URSS, en ese reparto que resultaba de la política de bloques entre las grandes potencias, sino que también ha ampliado su influencia sobre las ex repúblicas bálticas de la URSS y sobre todos los países de la Europa del Este que actuaban bajo la órbita de Moscú y que integraban, a nivel económico, el COMECON, y, a nivel militar, el Pacto de Varsovia. A través de su ayuda económica y militar, Washington ha podido establecer lazos cada vez más sólidos con países que pasaron de tener regímenes de socialismo real a contar con regímenes capitalistas y gobiernos ultraliberales, lo que le permite utilizarlos como punta de lanza en la propia Unión Europea (UE) y en la OTAN, organismos en los que buena parte de ellos ya han ingresado o están en vías de hacerlo.

Washington ya tuvo posibilidad de utilizar a estos países para sus planes expansionistas a nivel mundial, con motivo de la ilegal invasión de Irak del 20 de marzo de 2003, que daría lugar a un verdadero genocidio y a la provocación de la actual guerra civil en ese país con consecuencias gravísimas para el mundo entero. En efecto, el 6 de febrero de 2003, Polonia, Hungría y la República Checa, firmaban, en el contexto del Club de los Ocho [junto a España, Italia, Portugal, Reino Unido y Dinamarca], una carta de apoyo incondicional a la postura de Washington. Sólo una semana después, lo hacía el Grupo de Vilnius, compuesto por Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Lituania, Estonia, Bulgaria y Letonia y se declaraban dispuestos a participar en una coalición junto a USA.

USA lograba así meter una importante cuña en el seno de Europa. En esa misma época Bulgaria ofrecía a USA sus bases militares en desuso para asentar tropas que retiraba de bases alemanas. USA también concentró en aquel momento en Rumanía las tropas para atacar Irak tras el rechazo de Turquía a que utilizara su territorio. Meses antes Rumanía ya había tenido una fricción con la Unión Europea al firmar con USA un acuerdo garantizando inmunidad para las tropas usamericanas asentadas en su territorio. Por ese acuerdo, un BIA [Bilateral Inmunity Agreement, fórmula creada por John Bolton], de los tantos que USA ha logrado hacer firmar bajo el chantaje a numerosos países, Rumanía se comprometió a que en ningún caso denunciará ante la Corte Penal Internacional (CPI) a las tropas, diplomáticos y espías usamericanos que actúen en su territorio, aunque incurran en delitos de su competencia de ese tribunal, a saber, crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, agresión y genocidio.

Varios de los países de Europa Central y del Este, durante la Guerra Fría enfrentados a USA, le han sido de gran utilizar a Washington también para albergar en sus prisiones a personas secuestradas por la CIA ilegalmente en terceros países y trasladadas en los ya tristemente famosos vuelos con aviones civiles de esa agencia. Cuando distintos medios de comunicación denunciaron esa complicidad, todos los países aludidos lo negaron inmediatamente, a excepción de la República Checa, cuyo ministro de Interior, Frantisek Bublan, reconoció que USA había intentado que aceptara ese tipo de prisioneros de la guerra contra el terrorismo en su territorio. «Se trataba de presos concentrados en la base de Guantánamo, contra los cuales no había pruebas de que estuvieran vinculados con Al Qaeda», declaró en su momento el ministro checo. «Nos preguntaron si podríamos acoger a algunas personas en régimen de asilo», añadió, asegurando que su Gobierno había rechazado tal petición.

A pesar de las declaraciones de los distintos países negando albergar o haber albergado centros clandestinos controlados por la CIA, organizaciones como Human Rights Watch, cuentan con evidencias de que algunos de los conocidos aviones de la agencia de Inteligencia han transportado a Polonia y Rumanía a prisioneros sospechosos de ser dirigentes de Al Qaeda. Las comisiones del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa que investigaron durante meses exhaustivamente las más de 1.200 escalas de la flota de aviones de la CIA en suelo europeo, también lo confirman.

A nadie se le escapa que los países que estuvieron bajo la influencia de la URSS hasta el desmoronamiento de ésta, se han convertido en la gran esperanza de USA para poder influir tanto en la UE como en la OTAN. Son parte de la nueva Europa que reivindicaba Donald Rumsfeld contra la vieja Europa, durante las fricciones con Alemania y Francia en los meses previos al inicio de la invasión de Irak.

Con todos estos antecedentes no puede extrañar que USA vuelva a utilizar a algunos de estos países nuevamente ahora para hacer frente a una de las obsesiones permanentes de las 10 administraciones que se han sucedido en el poder desde 1959: la Revolución Cubana. En una más de las numerosas acciones de acoso a Cuba realizadas a lo largo de sus 48 de vida en todos los frentes, Washington intenta ahora que la Unión Europea vuelva a endurecer su postura hacia la isla como lo hizo a partir de 1996 por medio del Gobierno derechista de José María Aznar, pero utilizando para ello ahora la complicidad de aliados europeos liderados por Polonia, Chequia y Hungría fundamentalmente. En la parte europea del plan, diseñado por USA como parte de su estrategia hacia Cuba trazada en los llamados Plan Bush 1 y 2 que elaboró la autollamada «Comisión para la ayuda a una Cuba libre», participarían también, en mayor o menor grado, Eslovaquia, Lituania y Eslovenia, agrupados todos bajo el rótulo de «Grupo de Amigos de Cuba Democrática». El objetivo sigue siendo el mismo que antes, amenazar a Cuba con imponerle sanciones comerciales y políticas si no acepta una liberalización de su régimen y aplica todo un programa de reformas a mediano y largo plazo, entre ellas una «apertura progresiva e irreversible de su economía» y numerosos cambios en el ámbito político, que, en definitiva, supondrían el harakiri de la propia Revolución y de todas las conquistas alcanzadas desde 1959..

USA intenta impulsar este nuevo complot contra Cuba durante la presidencia rotativa alemana de la UE, país que mantiene gran sintonía con la Administración Bush. Aunque en el seno de los Veintisiete miembros de la UE no será fácil sacar adelante un plan semejante, dado que países como España mantienen actualmente una postura más moderada que en el pasado, no sería de extrañar que termine de prosperar al menos una versión light consensuada de ese proyecto.

Aún en ese caso representaría un acto de abierto injerencismo exclusivo hacia Cuba por parte de los gobiernos de la UE, que no refleja en ningún caso el sentir de sus respectivos pueblos y que sólo puede explicarse como parte de su falta de una verdadera política exterior autónoma europea y de su sometimiento, en última instancia, a los intereses del Imperio.