Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis
Los comentaristas en los medios de comunicación y en todas partes proclamaron después de la desconexión de Gaza que «los puestos fronterizos de la Franja son ahora cruces internacionales,» y que «retirar el control israelí sobre el acceso a Gaza está en la línea del interés nacional de acabar con la ocupación.»
Estas conclusiones estaban basadas en una ignorancia sistémica de los matices del control israelí sobre los palestinos. Principalmente reflejan la falta de deseo de saber que Israel controla el registro de la población Palestino. Este estado de asuntos comenzó en 1967, continuó después de firmar los Acuerdos de Oslo y existe todavía hoy, después de la retirada de las Fuerzas Israelíes de defensa (IDF) de la Franja de Gaza.
El control israelí de los cruces fronterizos y la libertad de movimiento de los palestinos no se reflejan solamente en la presencia de Israel en barricadas y pasos de la frontera. Emana por encima de todo de controlar el registro de la población palestina. Números de identidad, nacimientos, muertes, matrimonios, cambios de domicilio; si estos detalles no se han puesto al día en los ordenadores del Ministerio de Interior de Israel, no existen.
Si Israel no aprueba el registro de un hecho de cualquier clase, los funcionarios del Ministerio del Interior Palestino no pueden hacer nada sobre él. El representante israelí del Ministerio del Interior en la oficina israelí de » coordinación y enlace,» subordinado al Ministerio Israelí de Defensa, tiene más autoridad que estos funcionarios palestinos. Por ejemplo, el Ministerio del Interior Palestino desea emitir tarjetas de identidad a los niños beduinos de la Franja de Gaza que nacieron en una tienda o en el campo y que no se registraron al nacer. El ministerio Palestino tiene pruebas suficientes del nacimiento y existencia de estos niños que ahora cumplen 16 años.
El Ministerio del Interior Israelí lo rechaza. Si un veterano negociador del Ministerio del Interior Palestino no convence al funcionario israelí después de largas y tediosas negociaciones, el muchacho no tendrá una tarjeta de identidad.
El control de Israel sobre el registro de la población palestina niega a la Autoridad Palestina cualquier posibilidad de «naturalizar» a los palestinos que han nacido o vivido en la diáspora. Esto no implica únicamente a los refugiados de 1948, sino también a los nacidos en Cisjordania y en la Franja de Gaza pero que no estaba viviendo allí en 1967 y que Israel los ha privado de sus derechos de residencia.
La Autoridad Palestina tampoco puede naturalizar a los palestinos que fueron a trabajar y a estudiar en el extranjero después de 1967 y que no regresaron antes de la expiración del límite de los tres años dictado por la administración militar, después del cual Israel cancela la residencia palestina.
Israel aprueba o deniega las «reunificaciones familiares» palestinas no solo dentro de sus fronteras sino también en los territorios ocupados. Desde septiembre del 2000, Israel ha dejado de tramitar demandas para la reunificación familiar en los territorios, las cuales se había tramitado de antemano con lentitud perezosa. Las vidas de decenas de miles de familias son rotas de este modo: las parejas viven separadamente porque Israel niega a aquellos que fueron privados de su permiso de residencia vivir en los territorios con sus familias. Algunos viven en los territorios, pero aquellos que no son residentes no pueden salir de Cisjordania de la Franja de Gaza, y en Cisjordania están siempre en el peligro de ser arrestados y deportados en un punto de control militar.
El control de Israel sobre el registro de la población también le permite negar a la gente el cambio de domicilio en su documento de identidad. Según los Acuerdos de Oslo, el Ministerio del Interior Palestino debe únicamente «informar» al israelí sobre cambios de domicilio. Pero en 1997 los palestinos se encontraron con que las autoridades israelíes se negaban en muchos casos a registrar el cambio de domicilio de palestinos que se habían mudado de la Franja de Gaza a Cisjordania. Esto incluye a nativos de la Franja de Gaza que han trabajado y vivido en Cisjordania durante muchos años con sus hijos. Por consiguiente, muchos de ellos son considerados allí residentes ilegales. Viven con el miedo a caer en operaciones militares de bloqueo de carreteras, son incapaces viajar al extranjero o por Cisjordania, y no han visto a sus familias de Gaza durante muchos años.
El problema del registro de la población no apareció para nada en las conversaciones de la desconexión. Los funcionarios israelíes indicaron que la situación permanecerá como está. Por ejemplo, el Coordinador de Actividades Gubernamentales de las IDF en los Territorios notificó a los palestinos que como parte de «gestos de buena voluntad» de la desconexión, Israel aprobaría 5.000 demandas (de las decenas de miles que están criando polvo) de reunificación familiar y para recibir números de identidad en la Franja de Gaza.
Si Israel hubiera pensado dejar el control del registro de población de la Franja de Gaza, le habría dicho a los palestinos que de hoy en adelante es su derecho y autoridad tratar todas esas decenas de miles de demandas en esa región.
Los palestinos no tienen interés en separar el registro de población de la Franja de Gaza del ordenador y del control israelí, mientras que el registro de población de Cisjordania sea una parte inseparable del registro israelí.
Las resoluciones internacionales, los Acuerdos de Oslo y, por supuesto, la posición palestina dejan claro que Cisjordania y la franja de Gaza son «una unidad territorial» y que ésa será la base del Estado Palestino. Ariel Sharon está haciendo y hará cualquier cosa por aislar la Franja de Gaza de Cisjordania y darle un estatus diferente a Gaza del de Cisjordania.
¿Se dejó el registro de población fuera de las conversaciones por ignorancia y negligencia? ¿O fue porque Israel sabe que la disgregación del mismo haría estallar oleadas de conmoción política?
28 de septiembre de 2005