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Ministerio Sanidad, S.S., Laboratorios farmacéuticos, el negocio y las prioridades sanitarias

Vacuna del Virus del Papiloma Humano

Fuentes: Rebelión

La Sanidad Pública se escapa al control «democrático» de las instituciones en general, pero mucho más al de los ciudadanos, aunque el gasto corra a cargo de estos y también el despilfarro. Sólo el Ministro de Sanidad parece tener la palabra. Con la reducida experiencia de seis años de evolución y sin que sus efectos […]

La Sanidad Pública se escapa al control «democrático» de las instituciones en general, pero mucho más al de los ciudadanos, aunque el gasto corra a cargo de estos y también el despilfarro. Sólo el Ministro de Sanidad parece tener la palabra.

Con la reducida experiencia de seis años de evolución y sin que sus efectos sean conocidos, sin que se sepa siquiera las consecuencias sobre la población, el Ministro de Sanidad ha aprobado la vacuna, con los mismos datos con los que la anterior Ministra había decidido una razonable moratoria.

El pasado día 15 de mayo Carmen Mosquera Tenreiro, Médica Epidemióloga de la Consejería de Salud y Servicios Sanitarios de Asturias, impartió una conferencia sobre la oportunidad o no de la medida del Gobierno de proporcionar la Vacuna del Virus del Papiloma Humano a las niñas de 9 a 14 años con cargo de la Seguridad Social.

A lo largo de la conferencia, muy detallada, técnica y asequible, y en base los datos disponibles que la Dra. expuso, no parece haber ningún argumento técnico o científico que justifique tal medida. Sólo las razones económicas en favor de los laboratorios pueden soportar algún argumento consistente en qué apoyar la decisión. Por otra parte, sí se puede llegar a justificar cuando se crea una psicosis colectiva en la que su generalización acaba por hacer verdad y norma lo que no es. Es decir, primero se crea la enfermedad o epidemia, como ya ha sucedido en más de una ocasión y, después, todas a medicarse o, como en este caso, a vacunarse.

El virus tiene un período de desarrollo de 10 a 30 años. Se trata de una infección de transmisión sexual por la piel, no por el semen. La parte susceptible de infección es el cuello del útero, pero también el pene y el ano, aunque estas dos infecciones no se mencionan en la campaña.

Para la mujer, la principal y más importante causa de muerte es la cardiovascular, seguida de las cerebrales y, en tercer lugar, los tumores en el que el cáncer de cérvix (o del cuello uterino) ocupa el noveno lugar con una incidencia mínima.

La protección se limita al preservativo y, en el caso de las mujeres, la prevención recomendada es la de realizar una citología del cuello uterino (Papanicolau) cada tres años para las menores de 50 años y cada cinco cuando superan los 50 años. No tiene ningún sentido hacerla con menor frecuencia como así lo afirmó la Dra. Carmen Mosquera, dado el largo período de desarrollo del virus.

De las numerosas variantes de este virus, la vacuna sólo cubre, según la propaganda de los laboratorios el 70% de los virus, pero no se cita para qué países ni en qué regiones, cuando la incidencia de este tipo de tumor es muy variable dependiendo del país que se trate; y, cuando precisamente España es uno de los países con menor incidencia en estos tumores. En cambio, y contrariamente a lo dicho por los laboratorios, en una de las áreas sanitarias de Asturias, en Avilés, los datos obtenidos es que la vacuna sólo podría cubrir el 40% de los virus, no el 70% como afirman los laboratorios.

Con cualquiera de las cifras, y en todo caso, la realización de la citología sigue siendo necesaria como medida preventiva. En el conjunto de España, sólo el 70% de las mujeres han hecho al menos una citología a lo largo de su vida, mientras que el 30% no la ha realizado nunca. Esto explica que sólo este 30% de mujeres sean las más afectadas porque la detección de la infección se realiza después de muchos años de evolución. Todo indica que una campaña eficaz, y barata, debiera dirigirse precisamente hacia este grupo de mujeres. (En Asturias el 80% de la mujeres han realizado al menos una citología y, de estas, el 75% la realiza con frecuencia)

Los recursos siempre son limitados, escasos, incluso los dedicados a la sanidad. (Basta con ver las listas de espera en patologías que afectan, no sólo a la calidad de la vida, sino a otras cuya trascendencia puede ser grave o incluso mortal).

La vacuna tiene un período de vigencia de seis años y desde el punto de vista científico nada se puede asegurar sobre sus efectos. Incluso se desconoce si transcurrido este período hace falta otra vacuna o puede ser suficiente una vacuna de refuerzo. Tampoco se sabe el nicho que puedan ocupar el resto de los virus no afectados por la vacuna ni cómo evolucionarán. En resumen, no parece opinable la conveniencia o no de la vacuna cuando se trata de de un virus con un desarrollo de hasta 30 años, mientras que los datos disponibles para validar o no su eficacia sólo llegan a los seis años y cuando en este corto período no se ha llegado a ninguna conclusión. (Entiendo que la decisión de ¡¡¡vacunemos a ver qué pasa!!! es una temeridad)

Sólo puede darse como válido un experimento científico cuando este puede volver a repetirse, sólo así sus conclusiones son válidas. En el caso de la vacuna, como en tantos otros, son además, las estadísticas y un seguimiento realizado con todos los requisitos técnicos y metodológicos de rigor, los que pueden dar credibilidad o no a la conveniencia de la vacuna y, saber así, si es aceptable y en qué grado, además de conocer y valorar sus efectos secundarios.

Hasta ahora lo único que sí sabemos con certeza es que cada vacuna cuesta a la Seguridad Social 500 euros, pero nada sobre los resultados que se pueden esperar. Ni siquiera se conocen los efectos secundarios que puedan tener en las niñas que ahora se vacunen.

De lo que no hay duda alguna es que han de seguir realizándose citologías y que el Ministerio sí debiera propiciar la citología a ese 30% de mujeres que no la han realizado nunca o las que la realizan raramente. En cambio el Ministerio de Sanidad, sin nada demostrable que poner encima de la mesa -no lo hay-, está dispuesto a gastarse 125 millones de euros, cada año, sin que saber para qué.

La conferencia de la Dra. Carmen Mosquera finalizó recomendando la web que publica el documento elaborado por profesionales de la sanidad en donde dan las razones para la moratoria de la vacuna y solicitan, mediante la recogida de firmas, su moratoria.

Nota.

Documento adjunto:

www.caps.pangea.org/declaracion/