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Podrían declarar organización criminal a la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA)

Varios jueces comienzan a destapar las implicaciones de los grupos anticastristas de Miami en los crímenes de Pinochet

Fuentes: Rebelión

Las diversas investigaciones judiciales, algunas de ellas con sentencias firmes, y los numerosos documentos desclasificados por la CIA y el FBI están sacando a la luz las relaciones de los grupos anticastristas de Miami, en especial la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), con la campaña de asesinatos de Pinochet y la denominada Operación Cóndor de […]

Las diversas investigaciones judiciales, algunas de ellas con sentencias firmes, y los numerosos documentos desclasificados por la CIA y el FBI están sacando a la luz las relaciones de los grupos anticastristas de Miami, en especial la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), con la campaña de asesinatos de Pinochet y la denominada Operación Cóndor de persecución y asesinato de opositores políticos por los dictadores latinoamericanos durante la década de los setenta y ochenta.

Las conclusiones de algunas sentencias abren la posibilidad de declarar los actos de la FNCA como «ilegales y secretos», como parte de una «conspiración» en asociación ilícita tal y como han declarado los jueces argentinos a la policía secreta de Pinochet, la temida DINA, en una sentencia el pasado 20 de noviembre por el asesinato del general constitucionalista chileno Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires en 1974.

Los modus operandi de ambas organizaciones no sólo tienen características similares sino que comparten mercenarios e incluso han actuado conjuntamente en algunos atentados terroristas. Se trata de atentados no sólo en América Latina sino en Estados Unidos y en Europa, lo que convierte a la FNCA en una organización criminal de ámbito internacional. Uno de esos atentados fue el asesinato del exministro chileno Orlando Letelier y su secretaria en Washington el 21 de septiembre de 1976 mediante una bomba lapa en el vehículo en el que viajaban. Letelier se encontraba exiliado en Estados Unidos, perseguido por la dictadura de Pinochet. Fue éste quien dio a la DINA orden de asesinarlo. Los encargados de ejecutar la operación fueron los cubanoamericanos José Dionisio Suárez y los hermanos Novo Sampoll, éstos últimos miembros de la FNCA, según se demostró posteriormente en el juicio. Esta Fundación no sólo recaudó fondos para defender a José Dionisio sino que contrató de nuevo a los hermanos Novo cuando salieron de la cárcel tras cumplir condena por el atentado, según revela la periodista argentina Stella Calloni..

Un informe del FBI del 23 de septiembre de 1976 ya destaca que los hermanos Guillermo e Ignacio Novo recibían apoyo de la DINA lo que confirmaba a la agencia norteamericana que el asesinato de Letelier era una operación conjunta de los anticastristas y la policía secreta pinochetista.

Los periodistas norteamericanos John Dinges y Saul Landau, autores de libro «Asesinato en el barrio de las embajadas» sobre el caso Letelier, descubrieron que Guillermo Novo disparó un bazooka contra el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York en 1964. Novo ha sido uno de los miembros del comando detenido en Panamá que pretendió atentar contra Fidel Castro durante la Cumbre de Jefes de Estado Latinoamericanos de este año.

Por su parte, el jefe de la DINA, el general Manuel Contreras, que cumple condena de siete años de prisión como autor intelectual del asesinato de Letelier y su esposa, también reconoció la ayuda y complicidad de «los grupos cubanos» de Miami en la organización de ese atentando y otros más.
Gran parte de las relaciones entre el sistema represivo de Pinochet y la disidencia cubana se ha podido conocer tras los últimos documentos secretos desclasificados por Estados Unidos, especialmente los del FBI, y difundidos por el diario chileno La Tercera. Dos de las principales acciones conjuntas fueron la creación en Chile de un gobierno anticastrista con su respectivo ejército armado y entrenado en este país y la planificación del asesinato del ex secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionario de Chile (MIR) Andrés Pascal Allende, en Costa Rica.

Un informe desclasificado del FBI fechado el 29 de abril de 1986 ya señala un encuentro entre los exiliados cubanos y Pinochet el 17 de marzo de 1975. Pinochet les ofreció ayuda económica a condición de que se unificaran los diferentes grupos anticastristas y prometió mediar a favor de ellos antes los jefes de Estado de Paraguay y Uruguay, ambos países bajo crueles dictaduras. Otro documento del FBI del 17 de diciembre de 1974 revela que Chile había ofrecido entrenamiento paramilitar a los exiliados cubanos y que el gobierno chileno proporcionaría pasaporte a todas las facilidades al mercenario Orlando Bosch para realizar acciones terroristas fuera de Chile y poder regresar y buscar escondite bajo Pinochet. Uno de los documentos desclasificados por el FBI señala que fueron el líder de la Fundación Nacional Cubano Americana Jorge Más Canosa junto con otro disidente, quienes negociaron personalmente ese acuerdo con los militares chilenos. Así, el 12 de diciembre de 1974 Jorge Mas Canosa y Ramiro de la Fe solicitaron a la Junta Militar de Chile la autorización para la permanencia de Bosch en el país. Otro documento fechado el 10 de enero de 1975, informa que el gobierno chileno ya había dispuesto instalaciones para dos mil reclutas donde serían sometidos a entrenamiento militar. El «convenio» también incluía la manutención de sus familias. Los coordinadores de estos planes serían el entonces embajador chileno ante las Naciones Unidas Julio Durán y el que fue líder hasta su muerte de la Fundación Nacional Cubano Americana, Jorge Mas Canosa. Entre las acciones terroristas de Bosch están diversos atentados contra intereses cubanos en todo el mundo.

La violencia de los disidentes anticastristas también ha llegado a Europa en connivencia con la DINA. El 16 de octubre de 1975, un asesino a sueldo disparó a quemarropa en Roma al líder democristiano chileno Bernardo Leighton y su esposa, ambos asilados en Italia durante la dictadura de Pinochet. Cuando las investigaciones ya estaban suficientemente avanzadas, el denominado Movimiento Nacionalista Cubano, más tarde integrado a las órdenes de Bosch, reivindicó el atentado. En el juicio quedó comprobada la organización conjunta del atentando entre Avanguardia Nazionales, organización paramilitar neofascista de Italia, los grupos anticastristas y la DINA chilena. .

Otra de las conexiones de la FNCA con el terrorismo internacional es su relación con el jefe del comando recién detenido en Panamá cuando intentaba asesinar a Fidel Castro, Luis Posada Carriles. Se trata de un anticastrista encarcelado y fugado de una prisión de Venezuela, condenado por la explosión de un avión de Cubana de Aviación en 1967 causando la muerte de sus 73 ocupantes. Fue también el encargado de reclutar a los mercenarios que en 1997 pretendieron poner en marcha una campaña de terror en La Habana explosionando una decena de bombas en hoteles y centros turísticos provocando la muerte de un turista italiano. Ha organizado también varios intentos de asesinato de Fidel Castro, en México (1991) en Honduras (1992), en Colombia (1994) y ahora en Panamá. .

La amistad de Posada Carriles y el líder de la FNCA Mas Canosa se remonta a la frustrada invasión de la Bahía de Cochinos. Si bien este último se dedicó a poner en marcha todo un imperio económico e ideológico mediante el que presionaba a los diferentes gobiernos norteamericanos para que se enfrentaran con Cuba y creó en 1981 la Fundación Nacional Cubano-Americana, Posada Carriles se encargaría de liderar la opción militar clandestina, destinada a perpetrar atentados contra intereses cubanos o la propia persona de Fidel Castro.

La relación entre ambos, uno como financiador de las operaciones y otro como autor material de los atentados, fue destapada en una entrevista desde la clandestinidad concedida por Posada Carriles al The New York Times en 1998. Aunque no se saben bien qué motivos llevaron a Posada a desvelar sus relaciones con la FNCA, en lo que todos los analistas coinciden es que sus declaraciones suponen todo un golpe en la línea de flotación de una Fundación que siempre presentó sus actividades en el marco de la legalidad y la no violencia, con el objetivo de no crearse problemas con la legalidad norteamericana. Según la denominada Ley Logan cualquier organización estadounidense pasaría a ser ilegal si confabulase «para matar, secuestrar, baldar o lesionar a personas o dañar propiedades en países extranjeros».

Posada Carriles afirma en la entrevista, en la que no permitió fotos ni la identificación del lugar, que la FNCA respaldó la campaña terrorista de colocación de bombas en centros turísticos de La Habana en 1997. También señala que el propio Más Canosa supervisaba las entregas de dinero y respaldo logístico. «Jorge lo controlaba todo», dijo Posada. «Cuando yo necesitaba dinero, él decía que me mandaran cinco mil dólares, diez mil, quince mil, y me los mandaban», afirma el anticastrista. Posada calcula que durante dos años Más Canosa le pagó más de doscientos mil dólares. Asimismo, afirma que todo lo que le han dado los dirigentes exiliados ha sido en efectivo, y que no sabe si esos dineros procedían de fondos personales, de negocios, o de la FNCA. Según él, usaba el dinero para sus gastos de manutención personal y para sus operaciones, y Mas le dijo que no quería saber detalles de sus actividades.

Aunque la FNCA envió un fax al periódico afirmando que era «total y completamente falsa» cualquier afirmación de que «miembros de la FNCA financiaran cualquier supuesto acto de violencia contra el régimen de Castro», The New York Times señalaba que «algunas de las cosas que Posada Carriles dijo de su pasado se pueden verificar con documentos que el gobierno ya no clasifica como secretos, y con entrevistas de funcionarios estadounidenses y ex miembros de la FNCA». El diario neoyorquino llega a afirmar que «las declaraciones de Posada insinúan que la actitud pública de la Fundación de mantener sólo una resistencia pacífica ante Castro fue un ficción esmeradamente mantenida». Interpretaciones de este tipo ya fueron señaladas por Posada Carriles en su autobiografía «Los caminos del Guerrero», publicada en Honduras en 1994, donde dice que recibió ayuda financiera de Masa Canosa y de Feliciano Foyo, el tesorero de la Fundación, así como de Alberto Fernández, quien sucedería a Más Canosa tras su muerte, como presidente de la junta directiva de la FNCA. En la citada autobiografía, Posada afirma que los dirigentes de la Fundación le ayudaron a pagar sus cuentas médicas y gastos de manutención, y que pagaron su traslado de Venezuela a Centroamérica cuando huyó de la cárcel en 1985.

Miembros de la dirección de la FNCA también están implicados en otros intentos de atentados. En 1998, un guardacostas estadounidense apresó cerca de Puerto Rico un pequeño yate de recreo con cuatro exiliados cubanos armados con rifles de asalto para francotiradores,, visores nocturnos, municiones y otros utensilios militares. Su objetivo era asesinar a Fidel Castro en isla Margarita, cita de una cumbre de líderes latinoamericanos. Uno de los miembros del comando reconoció en el juicio que eran «armas para asesinar a Fidel Castro». El FBI pudo comprobar que uno de los fusiles estaba registrado a nombre de Pepe Hernández y el yate a nombre de José Antonio Llama. Eran presidente y miembro del buró ejecutivo, respectivamente, de la FNCA.

Sin ninguna duda, las investigaciones sobre los asesinatos del régimen de Pinochet por juzgados de varios países y las recientes desclasificaciones de documentos en Estados Unidos están arrojando suficiente luz sobre las auténticas actividades de la FNCA, una Fundación creada en Estados Unidos que dice tener «fines culturales y filantrópicos», acogida al régimen libre de impuestos.


Aznar y el terrorismo anticastrista

Pascual Serrano

El presidente español no sido ajeno a las actividades de la Fundación Nacional Cubano- Americana (FNCA). José María Aznar se reunió en 1995, antes de ser presidente, con el propietario de la embarcación donde viajaban con todo un arsenal los cuatro miembros del comando que, según ellos mismos reconocieron al FBI norteamericano, tenían el objetivo de asesinar al presidente cubano Fidel Castro durante la VII Cumbre Iberoamericana en Isla Margarita. Se trata de José Antonio Llama, miembro desde hace cinco años de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) presidida entonces por Mas Canosa. Este hombre era, según han reconocido directivos de la fundación, el responsable del denominado «Buró España», es decir, el encargado de las gestiones con el gobierno español y el Partido Popular.

La definitiva formalización de relaciones entre el PP y la FNCA tuvo lugar ese mismo año en un encuentro en la sede del Partido Popular en la calle Génova de Madrid. Testimonio de aquella reunión es una fotografía en la que aparecen el diputado del PP y responsable de la política sobre Cuba Guillermo Gortázar, José María Aznar, Jorge Mas Canosa y José Antonio Llama, éste último estrechando la mano del actual presidente español. Poco más tarde, en noviembre de 1995, el presidente español almorzó en Miami con los dirigentes de la FNCA y viaja en el avión particular de Mas Canosa a El Salvador y Costa Rica acompañado de su hijo Jorge Mas Santos.

Como fruto de esos encuentros se inician las gestiones para poner en marcha en nuestro país una fundación sucursal de la FNCA. Será la Fundación Hispano-Cubana, Gortázar será el secretario general y principal cabeza visible en España, mientras José Antonio Llama y Mas Canosa serán miembros del patronato fundador. En la propia sede del PP en la calle Génova se recogían las invitaciones para la presentación pública de esta fundación en la Casa de América.

José Antonio Llamas, de 66 años, ya formó parte, según ha confirmado la propia FNCA, de la llamada Brigada 2506 que fue derrotada en la bahía de Cochinos en 1961. La confirmación de que la embarcación utilizada para perpetrar el atentado era propiedad de José Antonio Llama supone destapar no solamente las relaciones de la FNCA con el terrorismo contra Cuba, sino la relación del Partido Popular, el gobierno español y su presidente con una persona implicada en este tipo de actos terroristas, como se puede apreciar en la fotografía. Ahora ya se sabe que embarcaciones propiedad de miembros del patronato de esta fundación son utilizadas por comandos armados con fusiles de asalto con el objetivo de asesinar a un jefe de Estado y que esos mismos miembros se reúnen, se estrechan la mano y se fotografían con el presidente español en la sede del Partido Popular. Quizás lo que ocurrió en la última Cumbre de Panamá no es que Fidel Castro no quisiese firmar una resolución contra ETA sino que José María Aznar no quiso firmar la resolución contra la FNCA.