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Vertidas al mar 2.000 toneladas de ceniza tóxica de tres centrales térmicas asturianas instalando la muerte en los fondos del golfo de Alejandreta, en Turquía.

Fuentes: La Campana

Una vez más, detrás del desastre generalizado y del envenenamiento global del planeta y sus habitantes están, como siempre, el capitalismo más ruin y poderoso -con nombres socialmente aceptados por su virtud «enriquecedora» de bolsillos privados, como Dragados, Asland Catalunya, etc- y algunos de sus títeres y aparatos más renombrados nacional e internacionalmente: Organización Marítima […]

Una vez más, detrás del desastre generalizado y del envenenamiento global del planeta y sus habitantes están, como siempre, el capitalismo más ruin y poderoso -con nombres socialmente aceptados por su virtud «enriquecedora» de bolsillos privados, como Dragados, Asland Catalunya, etc- y algunos de sus títeres y aparatos más renombrados nacional e internacionalmente: Organización Marítima Internacional (OMI), gobiernos de la Unión Europea, España, Turquía, etc, etc.

La catástrofe actual comenzó materialmente hace cinco años, si bien el andamiaje legal para establecer la impunidad de los agentes devastadores del planeta se viene construyendo desde tiempo atrás.

El buque mercante MV Ulla era un vetusto buque-chatarra, de más de 30 años, denunciado en numerosas ocasiones por diversas autoridades portuarias. La Agencia Europea de Seguridad Marítima lo había incluido dentro de su lista negra de «alto riesgo», lo que, por supuesto, no impedía su navegación y atraque en puertos de la Unión. En 1998, un año antes de zarpar de Avilés, la barcaza fue retenida tres veces en un plazo de cinco meses por las autoridades de distintos puertos, que al inspeccionarlo detectaron que tenía el casco roto, las escotillas laterales no cerraban y el ancla no funcionaba, entre otras deficiencias. Construido en 1969 en Bulgaria, los armadores y propietarios tienen su sede en el puerto de Alejandreta, el mismo en el que se hundirá el barco. Navegaba siempre bajo banderas de conveniencia, la última parece ser de Sant Vicente y Granadinas (Caribe).

En 1999, la cementera Lafarge – Asland compró a las térmicas asturianas sus cenizas por encargo de la constructora Dragados, que pensaba incorporarlas en el cemento de una presa que estaba construyendo en Argelia. Lafarge-Asland viene negando, aún ahora, la naturaleza tóxica de la carga con la que traficaba. Se trata de una actitud cínica, criminal e impune, con el único objeto de escaquear su responsabilidad en lo sucedido opacándose en la maraña de complicidades que genera necesariamente el modelo actual de tráfico marítimo.
Tras cargar los residuos tóxicos el MV Ulla zarpó de Avilés a finales de 1999, con destino al puerto argelino de Jijel. Sin embargo, Dragados al revisar la carga en Argelia la rechazó. Argumentó que la mercancía se había deteriorado por el agua durante la travesía, al estar alojada en una bodega que no reunía las condiciones mínimas para un transporte de esa naturaleza. Además, el cargamento se había reducido hasta 2.200 toneladas sin que, hasta el momento, nadie sepa dónde han ido a parar las 1.288 toneladas restantes, que habían sido fletados.
Ante la negativa de Dragados y pese al severo informe de los técnicos argelinos -primeros en alertar documentalmente que el buque no estaba en condiciones seguras- el buque salió del puerto magrebí rumbo a Alejandreta. Tanto el gobierno español como el turco dejaron que la chatarra flotante enfilase hacia Turquía y no le exigieron, como sí era su obligación, regresar al puerto de origen en España, habiendo antes trasegado a otro barco seguro el flete.
Durante cuatro años el barco y su carga permanecieron abandonados en puerto turco, pues nadie autorizó su desembarque, ni nadie parece haberlo reclamado. En tan largo periodo ni siquiera se realizaron las labores mínimas de mantenimiento, por más que las autoridades turcas y españolas rellenasen papeles inútiles «exigiendo» una «solución». El escándalo subió de tono cuando un grupo ecologista turco se encaramó al barco como forma de protesta.
Llegó el momento en que hubo de fijarse fecha para el regreso del barco a España, desoyendo los avisos de que, en las condiciones en que estaba, probablemente no resistiría la navegación. No hizo falta que el oleaje lo hundiese. El 6 de septiembre, «inesperadamente» se abrió una vía bajo el casco corroído y el buque se hundió en el propio puerto.
¿Sabotaje? ¿Negligencia? ¿Complicidad? En cualquier caso estrago, daño, atentado, sabotaje del Capital y los Estados contra la humanidad y la naturaleza. Contra el mar y la vida. Contra las personas. Del pecio salen ahora de modo casi imparable materiales tóxicos, entre ellos el temido metal Cromo (VI), un potente cancerígeno, difundiéndose desde la costa de Turquía por todo el Mediterráneo.
Cabe preguntarse, ¿Después de los Urquiola, Mar Egeo, Polycomander, Casón, …. Prestige … y ahora el MV Ulla …por solo citar algunos de los más conocidos accidentes marítimos con mercancías tóxicas o peligrosas, puede alguien tener dudas razonables sobre la verdadera función de esas normas y sobre las intenciones de las oficinas encargadas de elaborarlas y de los gobernantes que las aprueban? A estas alturas, sólo los insensatos o los muy cínicos, pueden confiar en que esa función y esas intenciones tengan alguna relación con las proclamas ideológicas que figuran en sus folletos. Entre los verdaderos objetivos de la OMI o de los Estados no entra en ningún caso cuidar de la casa común de todos los seres vivos. Al contrario, ellos están preocupados por el control del Tráfico marítimo y que éste se haga según los cálculos del régimen capitalista y de las multinacionales que sectorialmente lo representan. A nosotros toca construir la respuesta a su criminalidad.

La Campana, semanario anarquista
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