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El español medio se siente más identificado con una multinacional que con la propiedad pública

Yo no me ‘preocupo’ por Repsol

Fuentes: Rebelión

¿Qué educación tan pervertida ha recibido el español medio para Me pregunto qué proceso mental arrastra a un trabajador medio de España -en precario o no- a sentirse más identificado con una empresa multinacional antes que con un gobierno soberano como el boliviano. En principio puede parecer una posición racista/paternalista de lo español ante los […]

¿Qué educación tan pervertida ha recibido el español medio para

Me pregunto qué proceso mental arrastra a un trabajador medio de España -en precario o no- a sentirse más identificado con una empresa multinacional antes que con un gobierno soberano como el boliviano. En principio puede parecer una posición racista/paternalista de lo español ante los pueblos latinoamericanos, como la esgrimida por algunos tertulianos de opereta que saben de todo. Los más sinceros llegan a reconocer el miserable saqueo americano (en el sentido de saqueo que sufre esta parte del continente americano, no del saqueo realizado por EEUU, que no está sólo en esto) pero no dan el paso -es demasiado autocrítico- de reconocer la autonomía de aquellos pueblos para decidir su mejor manera de organizarse y cargan contra los gobiernos que, según ellos, no cumplen sus parámetros de democracia, que nada tienen que ver con las necesidades de países en situaciones tan distintas. Esto no tiene arreglo, porque en España nunca dejarán de decir que Chávez es un dictador por mucho que se someta a continuas elecciones (cómo tienen que ser de cretinos sus opositores que, teniendo todo el dinero y las trampas mediáticas del mundo, no logran ganarle en votos), lo cual debería ser denunciable además de mentira, por mucho que el presidente venezolano pueda gustar o disgustar.

Decía que no es sólo un posicionamiento relacionado con rescoldos del viejo imperio español. Prueba de ello es que este mismo espanto general ante la propiedad pública (en España, ni el funcionario medio valora lo público más allá de las posibilidades de explotarlo individualmente, despreciando que su sueldo se lo paga solidariamente el ciudadano corriente, que generalmente cobra mucho menos) se repetiría contra el Gobierno español si recuperase la propiedad pública de determinados recursos o incluso de servicios que deberían ser públicos, como la sanidad y la educación, e indiscutiblemente no lo son.

Me pregunto qué tropa de incompetentes -o asalariados- ha gobernado España durante décadas que sólo han logrado un rechazo mayúsculo a lo público, mucho más allá del presunto y nunca fundamentado individualismo español (yo opino que, en realidad y salvo excepciones, lo que predomina es un, digamos, gregarismo autista insolidario).

Me pregunto por qué el Gobierno español -el PP, añorando a Francisco Pizarro, no merece comentarios sobre esta cuestión- mueve a sus ministros con diligencia sorprendente para mostrar su «preocupación» por la recuperación del patrimonio NATURAL de los bolivianos. No he visto esta «preocupación» ante la precariedad de miles de españoles realmente preocupados porque no llegan a fin de mes. En palabras de un libro Michael Moore: qué has hecho con mi país, tío. Por qué coño, me pregunto, tengo yo que ‘preocuparme’ por Repsol y por qué tengo que sentirme más aludido que un francés o un italiano ante una empresa privada que tiene sus propios intereses, que nada tienen qué ver con los míos ni con los de ningún ciudadano corriente. Es precisamente lo contrario: defendemos intereses contrapuestos como empresa privada y trabajador.

El grado de atontamiento, caldeado por los medios de comunicación privados pero también los públicos, es tan elevado que la gente piensa que la recuperación de la propiedad colectiva sobre un recurso natural -en realidad esto es un acto de justicia fiscal- va a provocar una escalada de precios o una merma en la extracción ¡cómo si el gas fuese a desaparecer por arte de magia al ser de propiedad estatal! Llegamos a olvidarnos de que la finalidad última -y lógica- de las empresas es obtener un dinero extraordinario procedente de ingresar más de lo que se gasta..

El problema es que estamos acostumbrados -la ciudadanía en general- a reflexionar a la defensiva. La pregunta adecuada -sin olvidar jamás la miseria de Bolivia- es cuánto han tenido que saquear las riquezas de aquel país, cuanto beneficio brutal han obtenido durante años estas compañías para que a pesar de la nacionalización estén dispuestas a seguir operando en las minas de hidrocarburos. Todo ello, insisto, sin olvidar la miseria en la que viven los propietarios naturales del subsuelo. No estamos hablando de una empresa que fabrica y elabora bienes de equipo con unas determinadas materias primas que adquiere en el mercado a las que se incauta esos bienes; estamos hablando de empresas que pretenden asumir el sentido de propiedad privada de las materias primas que pertenecen al colectivo y obtener pingües beneficios a espaldas de los habitantes de ese territorio.

Es curioso, los españoles estamos afectados por la carga fiscal que va a soportar Repsol en Bolivia y sin embargo aceptamos que la gasolina que pagamos para nuestros coches vaya destinada en su mayoría a las arcas de la Hacienda española, que es la que la infla a impuestos el precio de los combustibles. En este caso, y me parece fantástico, los combustibles españoles están todavía más nacionalizados que en Bolivia y nadie dice nada (la gran mayoría del dinero que gastamos en llenar el depósito del vehículo son impuestos estatales). Somos idiotas.

Es de una hipocresía tremenda: a los bolivianos les pedimos que nos dejen llevarnos el gas y luego los europeos subvencionamos (eso es intervencionismo del Estado, va contra la competencia y todas esas cosas que exige la OMC) con millones de euros a los agricultores comunitarios para que puedan mantener su producción e impedir la entrada de los ‘competititvos’ productos agrícolas latinoamericanos. Este proteccionismo, esta estatalización agrícola a la europea, no nos preocupa.

Y una última pregunta: ¿por qué los periódicos colocan las noticias de operaciones de Repsol en Bolivia en las páginas de Economía y sin embargo las operaciones económicas de la empresa pública boliviana aparecen en otras secciones como Sociedad o Internacional entre otros conflictos para «preocuparse»?

Nota: Tengo que dar las gracias a Radio5 Todo Noticias, una emisora de RNE especializada en partes de noticias con unos locutores que transmiten cada 15 minutos consignas desde Madrid sin ningún tipo de escrúpulo: ayer la voz decía que el Prestige era inofensivo, hoy la misma voz dice que hay «preocupación» del Gobierno por Evo Morales ocho veces, ocho, en una misma noticia. Es una fuente de inspiración que se repite cada 15 minutos.