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ETA dice que declararía el alto el fuego si hay un acuerdo político previo

«Zapatero suscribió un acuerdo, pero sin voluntad de cumplirlo»

Fuentes: Gara

En el número 112 de «Zutabe», Euskadi Ta Askatasuna analiza en profundidad el proceso de negociación con el Ejecutivo del PSOE, así como la situación política generada tras su ruptura. «Después de que el Gobierno español, por un lado, y el PSOE y el PNV, por otro, se negaran a aceptar un marco democrático para […]


En el número 112 de «Zutabe», Euskadi Ta Askatasuna analiza en profundidad el proceso de negociación con el Ejecutivo del PSOE, así como la situación política generada tras su ruptura. «Después de que el Gobierno español, por un lado, y el PSOE y el PNV, por otro, se negaran a aceptar un marco democrático para Euskal Herria, se ha abierto una nueva fase de enfrentamiento», afirma la organización armada.

Las primeras 19 páginas de la revista, correspondiente al mes de setiembre, están dedicadas en exclusiva al proceso de negociación con el Gobierno español. En ese capítulo ETA ofrece su visión de todo lo acontecido entre mayo de 2005 y junio de este año, cuando anunció la ruptura del alto el fuego permanente decretado 15 meses antes: las reuniones mantenidas con representantes gubernamentales, el acuerdo que ambas partes ratificaron en noviembre de 2005, la iniciativa de cesar en sus acciones armadas, la declaración de José Luis Rodríguez Zapatero, los obstáculos e incumplimientos, el intento de desbloqueo de finales de 2006, el diálogo entre los partidos, el atentado de Barajas, la crisis final… Todo ello aderezado con una exhaustiva cronología.

Y las conclusiones a las que llega la organización armada después de esos dos años de intenso diálogo son que «Euskal Herria se ha topado con la negativa de los mandatarios españoles a la hora de dar pasos para abrir una nueva situación sustentada en mínimos democráticos», que el Estado español «no ha llevado a cabo una transición democrática real» y que Zapatero ha optado por la «misma vía» que sus antecesores en La Moncloa (Felipe González y José María Aznar), así como «la traición del PNV, que se ha alineado con los intereses del Estado español y se ha negado a defender los derechos de Euskal Herria».

Tras todo este proceso, ETA opina que hoy «está más claro que nunca que la superación del conflicto pasa por una solución política, y que esa solución política debe ofrecer una respuesta directa a los derechos de Euskal Herria: es decir, a la territorialidad y la autodeterminación».

«A crear el Estado Vasco»

A partir de ahí, manifiesta que «la llave» para poner fin al contencioso reside «en el acuerdo político entre los agentes vascos, en preguntar a los ciudadanos vascos, y en el respeto por parte de España y Francia» a la voluntad expresada por la ciudadanía de este país.

De hecho, de cara al futuro, advierte que «sólo cuando los partidos cierren un acuerdo político resolutivo se darán las condiciones políticas para retomar el proceso negociador y para que ETA active sus compromisos de alto el fuego». Y remarca que «los mínimos» que debe recoger ese acuerdo, «en cuanto a los derechos democráticos de Euskal Herria», están «bien definidos» en la Propuesta para un Marco Democrático presentada por la izquierda abertzale: un nuevo estatuto, con derecho a decidir, para los cuatro herrialdes del sur, y un marco autonómico para Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa.

La negativa dada a esta propuesta y la «nula voluntad» del Gobierno español para «cumplir con las mínimas condiciones democráticas para desarrollar un proceso de negociación» llevaron a ETA, según declara, a tomar la decisión de reabrir «todos los frentes», lo que conlleva «la apertura de una nueva fase de enfrentamiento entre Euskal Herria y el Estado español».

Y en esa nueva fase sitúa los retos de futuro de este país: actuar «con firmeza en la defensa» de Euskal Herria, «sumergirse de lleno en la construcción nacional» y «luchar para abrir nuevas oportunidades para la creación del Estado Vasco».

Precisamente, ETA interpreta que la presentada en el Pabellón Anaitasuna por la izquierda independentista es «una propuesta de transición» que «sólo puede entenderse en la dirección de creación del Estado de Euskal Herria. Y es que la primera responsabilidad de los ciudadanos y las organizaciones que luchamos por la construcción de una Euskal Herria libre es situar las propuestas para el cambio político en la dirección de fortalecer ese proyecto. Eso es lo que guía nuestra lucha, porque el futuro político, económico y cultural de los vascos sólo puede garantizarse en una Euskal Herria independiente». A su entender, corresponde a todos los abertzales progresistas «trabajar esa posibilidad, desde todos los ámbitos: el del idioma, el de la educación, el socioeconómico y tantos otros», haciendo uso de «las instituciones que tenemos, de los recursos, de las fuerzas y de la inteligencia».

La defensa, «labor inaplazable»

Las organización armada concluye que la «única alternativa» para garantizar la supervivencia de este país reside en «luchar y en profundizar en el camino de la creación del Estado Vasco», en un escenario en el que el Estado español, «con el respaldo de las fuerzas reformistas, pretende imponer nuevos ciclos autonomistas a Euskal Herria» y en el que el francés persiste en sus «actitudes arrogantes y de desprecio». Al mismo tiempo, opina que «la defensa de Euskal Herria» supone una «labor inaplazable» en un momento en el que ambos estados «están destruyendo, día a día, nuestro pueblo. Hay que responder a las agresiones que nos llegan desde las administraciones de los estados en ámbitos como el euskara, la educación, la socioeconomía y la ordenación territorial».

Un momento caracterizado también, a juicio de ETA, por la «situación de cambio político» que vive este pueblo, ante el cual observa dos opciones: «Dar una solución política al conflicto reconociendo los mínimos democráticos que corresponden a Euskal Herria, o cerrar de nuevo en falso ese proceso de reforma abierto en el Estado español, manteniendo la negación y la partición de Euskal Herria, prolongando el conflicto».

Es por ello que considera prioritario «hacer frente» a las operaciones políticas que busquen alcanzar la estabilidad del actual marco jurídico-político. «La izquierda abertzale tendrá que luchar por construir un muro popular ante ese nuevo fraude que persigue perpetuar la partición y la negación y hacer inviable la independencia de Euskal Herria», precisa.

El capítulo correspondiente a los retos de futuro lo cierra ETA con una referencia al «incremento de la represión» por parte de los estados español y francés: «Es de suma importancia la reacción popular, la lucha de la calle y la movilización. Hay que responder con firmeza para condicionar la estrategia represiva del enemigo». Y también alude a «la denuncia de los electos ladrones que participan de la gestión de las instituciones antidemocráticas».

«frente A FRENTE»

La organización armada advierte al partido que lidera Zapatero que «si persiste en su estrategia de hacer un fraude a Euskal Herria, se encontrará frente a frente con ETA, y el objetivo de nuestra actuación será profundizar en la crisis de España».

eco internacional

ETA considera que otra de las conclusiones que ha arrojado el proceso es que «el conflicto que enfrenta a Euskal Herria con los estados es una cuestión internacional y que su resolución política requiere de la implicación de los agentes internacionales».

consecuencias

«No han podido esconder las dificultades y contradicciones que les ha generado la decisión de ETA de reabrir todos sus frentes. Es evidente que les ha impedido manejar a su antojo las previsiones y los tempus políticos», considera la organización.

«La situación política sería muy diferente si los políticos profesionales mostraran, a la hora de hacer viable el proceso democrático en Euskal Herria y de cerrar un acuerdo político, la mitad de la eficacia e interés que demuestran cuando toca repartirse el poder»

«El PNV actuó de acicate para forzar un acuerdo para la partición y la negación»

En el repaso que hace de los entresijos del proceso de negociación, ETA se muestra especialmente crítica con el PNV. «Ha traicionado nuevamente a Euskal Herria», asegura. «Bajo el mandato de Imaz y Urkullu, por unos intereses económicos concretos, han actuado en apoyo al Gobierno español en todo el proceso. Dejando sola a la izquierda abertzale, se ha negado a defender los derechos de Euskal Herria», denuncia. Pero todavía va más lejos cuando manifiesta que «cuando el PSOE intentó, con la fórmula del `o esto o nada’, sacar adelante un marco de partición renovado que empezaba y finalizaba en una simple reforma del actual, el PNV presionó a la izquierda abertzale para que renegara del derecho a la territorialidad».

Los jeltzales, prosigue, actuaron en esos meses como «acicate» en su objetivo de «forzar un acuerdo que simplemente contribuía a perpetuar la partición de Euskal Herria y la negación político-institucional».

De hecho, acusa a esa formación de estar «haciendo tratos a largo plazo con el Estado, para eso que llaman `otros 30 años de convivencia y estabilidad'», y de haber optado por «llevar a Euskal Herria a un nuevo enfrentamiento con el Estado español». Pero le advierte que «se equivoca si cree que puede actuar con total impunidad en su afán de defender los intereses de la burguesía vasca y responder con violenta represión a las fuerzas populares».

También censura su proceder en Nafarroa, «donde crearon NaBai como una marca atractiva para responder a su falta de éxito electoral». Para ETA, «la jugada se redondeó» cuando el PSOE «abrió la vía de la prohibición para la izquierda abertzale».

«Para darse cuenta de la actitud fraudulenta de NaBai basta con analizar su actuación en las negociaciones con el PSN para conformar gobierno. Se olvidó de toda dignidad», agrega. Todo ello en un herrialde convertido en «cuestión de Estado» y en el que augura «más movimientos en la perspectiva del proceso de reforma de España».