Recomiendo:
0

Los palestinos llevan la lucha a sus ocupantes

20 tiendas de campaña estremecieron a Israel

Fuentes: CounterPunch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

NAZARET – Cuando la dirigencia palestina obtuvo el estatus de observador (no miembro) de las Naciones Unidas en noviembre, numerosos escépticos a los dos lados de la línea divisoria cuestionaron qué beneficios prácticos devengarían los palestinos. Los incrédulos todavía no han callado.

El Presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abas ha hecho poco para sacar provecho de su éxito diplomático. Ha habido vagas amenazas de «aislar» a Israel, declaraciones indecisas de «no excluir» una presentación ante el Tribunal Penal Internacional y una declaración de bajo perfil de la Autoridad Palestina sobre el nuevo «Estado de Palestina».

En un momento en el que los palestinos esperaban un hito en su lucha por la liberación nacional, las dirigencias de Fatah y Hamás parecen tan mutuamente abstraídas en sí mismas como siempre. La semana pasada estaban dirigiendo sus energías hacia una nueva vuelta de conversaciones de reconciliación, esta vez en El Cairo, en vez de concentrarse en la intransigencia israelí.

En su lugar, un grupo de 250 palestinos comunes y corrientes tuvieron que mostrar cómo la idea de un «Estado de Palestina» podría obtener un significado práctico. El viernes, establecieron un campamento de carpas que querían convertir en una nueva aldea palestina llamada Bab al-Shams, o Puerta del Sol.

El domingo, mostrando cuánto se inquieta Israel ante semejantes actos de resistencia popular palestina, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ordenó que una incursión matutina expulsara a los ocupantes, a pesar de que sus propios tribunales habían emitido una orden de no innovar durante seis días contra la orden de «evacuación» del gobierno.

De un modo fascinante, los activistas no solo rechazaron la actitud cautelosa de sus propios dirigentes sino que también prefirieron copiar las tácticas de los colonos de la línea dura.

Primero declararon que estaban creando «hechos sobre el terreno», después de explicar que es el único lenguaje que Israel usa o comprende. Entonces seleccionaron el lugar más polémico imaginable para Israel: el centro del corredor E-1, 13 kilómetros cuadrados de terreno sin urbanizar entre Jerusalén Este y la ciudad-colonia estratégica de Israel de Maale Adumim en Cisjordania.

EE.UU. había aplazado la acción de Israel, comprendiendo que la consumación del E-1 señalaría al mundo y a los palestinos el final de la solución de dos Estados. Pero después de la votación de la ONU Netanyahu anunció planes de construir otras 4.000 viviendas para colonos en el lugar como castigo a la impertinencia de los palestinos.

La comparación entre los activistas de Bab al-Shams y los colonos no debería llevarse demasiado lejos. Una diferencia obvia es que los palestinos estaban construyendo en su propia tierra, mientras Israel está violando el derecho internacional al permitir que cientos de miles de colonos judíos se instalen en Cisjordania.

La reacción de Israel con respecto a cada grupo tenía que ser diferente. Está especialmente claro en relación con lo que el propio Israel llama los «puestos avanzados ilegales», más de 100 microcolonias, similares a Bab al-Shams, establecidas por colonos de la línea dura desde mediados de los años noventa, después de que EE.UU. prometiera que no autorizaría ninguna nueva colonia.

A pesar de la obligación de desmantelar los puestos avanzados, los sucesivos gobiernos israelíes han permitido que prosperen. En la práctica, días después de que las primeras caravanas aparecieran en lo alto de un cerro en Cisjordania, los funcionarios israelíes conectaron los «puestos avanzados» a la electricidad y el agua, construyeron rutas de acceso y revisaron el recorrido de los autobuses para incluirlos. La propagación de colonias y puestos avanzados ha estado llevando inexorablemente a la anexión de facto a Israel de la mayor parte de Cisjordania.

En marcado contraste, todo acceso a Bab al-Shams fue bloqueado en unas horas tras la colocación de las carpas y al día siguiente Netanyahu ordenó que el lugar se declarse zona militar exclusiva. En cuanto terminó el Sabat judío, los soldados se concentraron alrededor del campamento. Temprano en la mañana del domingo invadieron el lugar.

Es obvio que Netanyahu temía permitir cualquier demora. Los palestinos comenzaron a utilizar redes sociales durante el fin de semana para planificar manifestaciones masivas ante los bloqueos de las carreteras que conducían al campamento.

Por fútiles que parezcan los esfuerzos de los activistas en esta ocasión, el campamento indica que los palestinos comunes y corrientes tienen más posibilidades de encontrar caminos imaginativos para inquietar a Israel que la reaccionaria dirigencia palestina.

La alta funcionaria de la OLP Hanan Ashrawi alabó a los activistas por su «instrumento no violento altamente creativo y legítimo» de proteger tierras palestinas. Pero el hecho de que los funcionarios de la AP, incluido Saeb Erekat, no llegaran al lugar antes de que fuera acordonado por un anillo de seguridad israelí solo aumentó la impresión de una dirigencia demasiado lenta y falta de imaginación para reaccionar a los eventos.

Al establecer Bab al-Shams, los activistas demostraron visiblemente la naturaleza de apartheid del régimen de Israel en los territorios ocupados. Aunque es poco probable que un breve campamento cambie la dinámica del conflicto, muestra a los palestinos que hay maneras para de ellos mismos lleven la lucha a Israel.

Después de la incursión israelí, uno de los organizadores del campamento, Mohammed Khatib subrayó elocuentemente el aspecto más importante. «Al establecer Bab al-Shams, declaramos que ya basta de demandar nuestros derechos al ocupante, desde ahora los tomaremos nosotros mismos».

Ese es, por supuesto, el gran temor de Netanyahu. Se informa de que el escenario que más preocupa a sus funcionarios es que ese tipo de acción popular pueda ser infecciosa. Si los palestinos ven que la resistencia popular no violenta, a diferencia de una diplomacia interminable, ayuda a despertar al mundo ante su suerte, puede haber más Bab al-Shams -y otras sorpresas para Israel- a la vuelta de la esquina.

Un pensamiento semejante fue precisamente lo que condujo al procurador general de Israel, Yehuda Weinstein, a justificar la violación de la orden judicial de Netanyahu sobre la base de que el campamento «causaría protestas y disturbios con implicaciones nacionales e internacionales».

Lo que muestra Bab al-Shams es que los palestinos comunes y corrientes pueden llevar la lucha por el «Estado de Palestina» a Israel e incluso volver los propios métodos de Israel contra él.

Jonathan Cook ha obtenido el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Sus últimos libros son: « Israel and the Clash of Civilizations: Iraq , Iran and the Plan to Remake the Middle East» (Pluto Press) y «Disappearing Palestine : Israel ‘s Experiments in Human Despair» (Zed Books). Su nueva página en Internet es: www.jonathan-cook.net 

Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/01/14/how-20-tents-rocked-israel/

rCR