Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
El martes 10 de febrero por la mañana, numerosos efectivos de la policía israelí asaltaron la barriada palestina de Bayarat Shannir en Lydd, una ciudad que se halla en el actual Israel.
Armados hasta los dientes y acompañados de buldóceres, cientos de agentes de la policía irrumpieron en la barriada sellando todas las entradas. A las 10:00 a.m., demolieron el hogar de Hana al-Naqib, madre de cuatro niños, alegando que se había construido sin permiso.
Hana y sus niños, de 7, 8, 14 y 15 años, fueron violentamente expulsados de su casa recién construida, al igual que los vecinos que habían corrido a apoyarles.
Hana solía despertar cada día a Daud, su hijo mayor, a las siete de la mañana para que fuera al colegio. Sin embargo, el pasado martes se encontró con los rifles de la policía apuntando hacia su rostro mientras le sacaban de su habitación. En vez de ir al colegio, Daud y sus hermanos se vieron arrojados junto a su madre al frío de la calle.
Esta actuación se produce menos de dos semanas después de la demolición parcial del hogar de otra familia palestina de Lydd. El 1 de febrero, los buldóceres israelíes destruyeron parcialmente la casa de Ahmad Dabur, suspendiéndose la demolición cuando el abogado de la familia denunció que había un fallo jurídico en la orden de demolición.
A unos quince kilómetros al sureste de Tel Aviv, la histórica ciudad palestina de Lydd fue el lugar de uno de los peores episodios de la Nakba, la limpieza étnica de Palestina llevada a cabo por Israel en 1948.
En julio de ese año, unos 50.000 palestinos fueron expulsados por las milicias sionistas hacia Cisjordania. Muchos murieron de agotamiento y deshidratación por el camino.
Un doble crimen
Las continuas demoliciones de casas palestinas en Lydd son un aspecto fundamental de la guerra del alcalde de derechas, Yair Revivo, contra los palestinos oriundos de la ciudad. Pero quienes sistemáticamente parecen ser los más expuestos y quienes a menudo están pagando el precio más alto son las mujeres.
«Cada demolición es un crimen, pero destruir el hogar de una madre que está sola y desempleada, que no puede permitirse gastar dinero en contratar a un buen abogado es un doble crimen», dice la trabajadora social Samah Salaimeh, directora de Na’am, una organización feminista que trabaja con las mujeres palestinas que viven en las ciudades situadas en el centro del Israel actual.
«No se puede eliminar la cuestión de género de esta ecuación», declaró.
«Las mujeres como Hana son el blanco más fácil de las autoridades israelíes. Tienen que resistir por sí mismas contra todo un ejército de policía, burócratas y jueces, sin dinero ni posibilidades de ganar», dijo Salaimeh a The Electronic Intifada.
A ella misma le impidieron entrar en Bayarat Shannir para apoyar a Hana y a sus niños durante la demolición porque la policía cerró todas las entradas para impedir acciones solidarias en otras zonas de la ciudad. Finalmente consiguió colarse y, según manifestó, las escenas que presenció fueron tan penosas que superan cualquier descripción que pueda hacerse.
«Durante la demolición, separan a los hombres de las mujeres», explicó Salaimeh. «Hana y sus niños estaban contemplando cómo su hogar se convertía en escombros desde una casa vecina. Su hijo Daud se desvaneció al no poder impedir la demolición. ¿Cómo esperan que estos niños puedan llevar una vida normal después de pasar por esto?»
Inseguridad
El hogar de Hana al-Naqib se había construido en una tierra que era propiedad de su padre y que estaba reconocida como propiedad privada de la familia en el registro catastral israelí.
«Mi familia, mis vecinos y otras personas generosas de la ciudad me proporcionaron el dinero para poder construir esta casa», dijo una apenada Hana a The Electronic Intifada.
«Hace tres meses que nos habíamos mudado. Era la primera vez que los niños podían disfrutar de un entorno de privacidad y estabilidad, de un lugar al que poder llamar hogar. Pero como ve, nuestra felicidad ha durado muy poco», dijo
Hana al-Naqib contempla cómo la policía israelí demuele su casa (Foto Yotam Ronen, ActiveStills)
Después de años viviendo con los cuatro niños en una habitación en la casa de un hermano, o pagando un alquiler que no podía permitirse, Hana pensaba que la vida había empezado finalmente a tratarla bien. Pero ahora tiene que prepararse para regresar a la incertidumbre.
«Después de que demolieran mi casa, estoy tratando de levantar la moral de los niños y motivarles para que estudien con más fuerza y vayan bien en los estudios». Pero todas las esperanzas de un futuro mejor que su hogar les había devuelto han quedado también aplastadas y arrasadas por los buldóceres.
Un portavoz de la municipalidad de Lydd, al hacer declaraciones por una emisora de radio palestina ubicada en Nazaret, negó que la demolición tuviera nada que ver con la nacionalidad, insistiendo en que se trataba de una construcción totalmente «ilegal» y que no se había tenido en cuenta si la casa pertenecía a una familia palestina o israelí.
También han decidido que sea demolido el hogar de Maha al-Naqib, vecina de Hana y en otro tiempo miembro de la oposición en el ayuntamiento de Lydd. Maha no está en absoluto de acuerdo con la explicación dada por la municipalidad.
«Las demoliciones de casas en Lydd responden a una política diseñada en contra de los ciudadanos palestinos. Somos personas que llevamos viviendo en esta tierra desde antes de 1948, pero cuando queremos construir o ampliar algo, la municipalidad nos niega los permisos por motivaciones racistas», dijo Maha a The Electronic Intifada.
Apartheid
Lo que está aconteciendo en Bayarat Shannir es un crudo exponente de las políticas de apartheid de Israel.
Desde hace doce años, la barriada palestina está rodeada de un muro de hormigón de 1,5 kilómetros de largo y cuatro metros de alto a fin de separarla de la cercana colonia judía de Nir Tzvi.
Partes del muro fueron destruidas por personas desconocidas en mayo de 2013, haciéndose eco de las acciones de los activistas palestinos que echan abajo secciones del muro levantado por Israel en la ocupada Cisjordania.
La respuesta de Israel es similar a ambos lados de la línea verde que marca la frontera con la ocupada Cisjordania: la policía atacó Bayarat Shannir y realizó una serie de arrestos arbitrarios.
Antes de julio de 2014, Bayarat Shannir estaba calificada como «tierra agrícola», lo que daba a los israelíes una justificación generalizada para negar los permisos de construcción. Ese mes fue recalificada como zona residencial, aprobándose un plan maestro que llevó a sus residentes un soplo de esperanza.
«Al perpetrar ahora esta demolición, cuando todo lo que se necesitaba para que las casas en Bayarat Shannir fueran legales era un mapa técnico dibujado por los residentes, la municipalidad de Lydd está enviando un terrible mensaje a los vecinos», dijo a The Electronic Intifada el abogado palestino Qais Naser, que tiene una amplia experiencia en los litigios de demolición de casas.
Naser declaró que, hasta donde él sabía, la familia había apelado al tribunal de distrito, donde el caso estaba aún pendiente de resolución cuando la municipalidad destruyó su casa.
«El hecho de que la municipalidad destruyera la casa sin siquiera esperar a que el tribunal del distrito emitiera un dictamen dice mucho de lo arbitraria que fue la demolición», añadió Naser.
«Un día escuchas al ingeniero de la municipalidad de Lydd hablar con palabras bonitas y floridas sobre igualdad y la necesidad de implicar a los residentes palestinos en la toma de decisiones y en la planificación de su propia barriada. Pero tres semanas después, el mismo ingeniero va y aprueba la demolición de una casa aunque no haya absolutamente ninguna obligación de hacerlo», explicó.
El caso de Hana al-Naqib ilustra cómo Israel hace uso de forma ostensible de leyes neutras como medio de legitimar la opresión y la limpieza étnica. Y son normalmente los grupos más vulnerables -las mujeres palestinas y los más pobres- a quienes las ruedas de esas leyes aplastan sin piedad.
Budour Youssef Hassan es una anarquista palestina que es licenciada en derecho y vive en la Jerusalén ocupada . Su Twitter es: @Budour48.
Fuente: http://electronicintifada.net/content/israeli-demolition-palestinian-womans-home-double-crime/14262