«…decía Gorbachov en una de las cartas que lo había visitado Felipe González; bueno, me pintaba a Felipe como el non plus ultra de los socialistas. Yo lo siento mucho, pero yo no pienso así. Y decía: «Viene a asesorarnos sobre lo que debemos hacer.» Fidel Castro. Entrevista a periodistas venezolanos, 8 de agosto de 2010
El 18 de noviembre de 2014, escribí un texto algo extenso titulado «Estados Unidos-Cuba: ¿Qué viene ahora?«. En él apuntaba lo siguiente:
«Incluso si el presidente Barack Obama no utilizara en el corto plazo sus prerrogativas -que las tiene- para comenzar a avanzar en la normalización con Cuba -amplia licencia para viajes de ciudadanos estadounideses, canje de prisioneros, retirar a la Isla de la lista de países terroristas, por ejemplo- los sectores que se oponen al cambio -especialmente la llamada extrema derecha cubanoamericana- empleará todas sus artes para provocar un incidente que atore el proceso. Ya lo hicieron en el pasado cada vez que se vio en el horizonte cualquier posibilidad de acercamiento y ahora mismo deben andar desesperados buscando una provocación.
«En paralelo, veremos el incremento de las acciones para lo que The Times llama «influir de manera positiva en la evolución de Cuba» con el consiguiente florecimiento -ya en parte apreciable y financiado desde terceros países aliados a EE.UU-. de proyectos para lo que el quinto editorial del periódico neoyorquino describe como «mecanismos para empoderar al cubano común y corriente, expandiendo oportunidades de estudios en el exterior, organizando más enlaces profesionales, e invirtiendo en las nuevas microempresas en la isla». Un desafío que es parte de ese acercamiento que Cuba jamás rechazará pero cuyo objetivo tampoco se debe desconocer.
«También lo hicieron en el pasado. Desde que con Bill Clinton en la presidencia se vislumbró la posibilidad de un cambio de política -frustrado por las provocaciones de grupos como Hermanos al rescate– surgieron varios proyectos que cristalizaron en la Asociación Encuentro de la Cultura Cubana y su revista Encuentro, apoyada desde la socialdemocracia otanista de Suecia y España. Ya otro gobierno socialdemócrata nórdico cuyo líder es hoy el Secretario General de la OTAN se involucró este año en proyectos intelectuales «de izquierda» en Cuba.
«La National Endownment for Democracy (NED) definía así el objetivo de Encuentro: «Para promover un diálogo entre escritores, artistas y académicos en Cuba y en la diáspora sobre el cambio político y el futuro de Cuba». Si los nacientes proyectos niegan tener una «agenda partidista» y no desean «criticar a ningún segmento de cubanos», Encuentro en su primer editorial declaraba que proclamaba «que no haya jamás ataques personales».
«Y lamentablemente, aunque sea motivo para que algunos digan, «puff, otra vez lo mismo», tenemos que hablar de lo mismo: la CIA y sucedáneos. Encuentro, absolutamente derechizada con la llegada de George W. Bush al poder se escindió entre los portales de Internet Cubaencuentro y Diario de Cuba, financiadas actualmente por la NED -que el mismo Times definiera como pantalla de la CIA-, tomó el modelo y hasta el nombre de la revista Encounter del Congreso por la Libertad de la Cultura que durante la Guerra Fría Cultural fueran pagados también por Estados Unidos pero con sede en París.
«Siempre serán proyectos «de izquierda no comunista» que buscarán legitimación intelectual porque, como concluyó la CIA al inclinarse por el novelista Arthur Koestler para liderar inicialmente su Congreso por la Libertad de la Cultura: «¿Quiénes mejor que los ex comunistas para luchar contra los comunistas?». En su libro La CIA y la Guerra Fría cultural, Frances Stonor Saunders refiere la «revolución silenciosa» -en palabras de Arthur Schlesinger- en que «las personas en la Administración cada vez comprendían mejor y apoyaban en mayor grado las ideas de los intelectuales que estaban desilusionados con el comunismo pero que aún tenían fe en los ideales del socialismo».
«Del lado de los que han sido señalados como «charlatanes y ladrones» también hacen sus ajustes. Sólo días después del quinto editorial sobre Cuba del New York Times, Diario de Cuba adecuaba su lenguaje y presentaba un «órgano sin fines de lucro, no partidista, destinado a abogar por los derechos de los afrodescendientes y de otros grupos marginados en Cuba, al recuperar su historia de activa participación en la fundación y desarrollo de la nación y su cultura».
«No olvidan ellos que fue con el acercamiento diplomático y desde arriba que lograron estimular la implosión de la URSS liderada por los que se planteaban «un socialismo con rostro humano».
«The New York Times y quienes el periódico representa -al describir tan exactamente a los empleados de la política estadounidense en Cuba- han demostrado comprender que nada que no se identifique como «de izquierda» ni declare estar de acuerdo con la soberanía y la justicia social tiene espacio político en la sociedad cubana de hoy . Si Capriles se presentaba contra el bolivarianismo «desde abajo y a la izquierda» y en Brasil «socialistas» y «socialdemócratas» se unieron contra Dilma Rouseff, cómo será en Cuba donde la cultura política antimperialista y por la justicia social están mucho más acendradas.»
Provocaciones para descarrilar lo iniciado un mes después, el 17 de diciembre, no han faltado. La estrategia paralela ha sido menos visible. Un llamado a Miami, publicado en la sección de «entretenimiento» de El Nuevo Herald el 21 de marzo con el título «Miami, La Habana, Europa: hoja de ruta» desde la «socialista» Fundación Alternativas -vinculada al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y con el ex jefe del gobierno ibérico Felipe González y el ex Ministro de Cultura y luego Exteriores, además de ex Secretario General de la OTAN, y fundador de la revista Encuentro de la cultura cubana, Javier Solana, en su nómina– arroja algunas luces y explica cómo sincronizar la estrategia hacia La Habana entre Europa y EE.UU., buscando una «tercera vía» para influir en Cuba:
«En este proceso, tan malo sería ir muy deprisa como muy despacio; tan malo sería focalizar exclusivamente en los avances económicos, como exclusivamente en los políticos. No hay que saltarse ningún paso. Asimismo, es preciso sincronizar la sociedad de dentro, con la de fuera -la diáspora de Miami. Ello exige un cambio en la estrategia de aproximación. Las dos vías ensayadas hasta ahora por españoles y europeos no han funcionado. Una era la vía «oficialista» de contactos con el régimen, con limitaciones obvias. La otra vía era el contacto con unos disidentes que no han contado con un respaldo significativo en la isla, y que a menudo han maniobrado, o bien aisladamente, o bien torpemente, siempre bajo la sospecha de la financiación «subversiva» de Miami (las Damas de Blanco, por ejemplo).
«Precisamente la tercera vía que Europa y EEUU deberían poner encima de la mesa negociadora, el núcleo del deal, no son grandes exigencias a priori en libertades y pluralismo político por parte del régimen cubano -pues eso ha de llegar en el proceso negociador- sino tener pleno acceso a la incipiente sociedad civil, tanto la «opositora» como la «no opositora» y la aún «no posicionada», fortaleciendo sus bases económicas y favoreciendo su movilidad interna y exterior, mientras se va cimentando progresivamente una clase media.»
Para terminar, tal vez alarmados por la metedura de patas a la que el guiño al ala dura de Miami ha llevado al ejecutivo estadounidense -en compensación por el acercamiento a Cuba- con su declaración de Venezuela como «amenaza» a la seguridad nacional de EE.UU., en vísperas de la Cumbre de las Américas en Panamá, les piden que no sean torpes y los comprendan:
«Miami: no dejen que descarrile la Cumbre de las Américas en Panamá. Esa ruta nos llevaría a Bruselas en junio, cuando la UE se mida de nuevo con Latinoamérica en su II Cumbre con una CELAC donde Cuba está plenamente integrada.»
«Déjennos actuar a nosotros que los fastidiaremos mejor», parecen decir con la clásica soberbia del colonizador. ¿El método? «tener pleno acceso a la «incipiente sociedad civil», tanto la «opositora» como la «no opositora» y la aún «no posicionada», fortaleciendo sus bases económicas y favoreciendo su movilidad interna y exterior, mientras se va cimentando progresivamente una clase media.»
La fundación Alternativas comete un error grueso al describir como «incipiente sociedad civil» lo que en realidad concibe como punto de partida para la construcción de élites que controlen la sociedad y negocien entre ellas sus intereses, secuestrando cualquier posibilidad de democracia y participación popular real, como se hace evidente en la crisis actual de la sociedad española. Por otra parte se dirige a Miami como si fuera un bloque monolítico donde pareciera que todos quieren el mismo destino para Cuba que los «socialistas» españoles.
Para comprender el papel que los íberos de la Fundación Alternativas atribuyen a la clase media y su trauma de ser herederos de un dictador, esta anécdota del General estadounidense Vernon Walters, quien fuera director adjunto de la CIA entre 1972 y 1976, contada al diario ABC en el año 2000:
«Fui a ver a Nixon y me dijo que estaba muy preocupado con la situación en España.
«― «Quiero que vayas y hables con Franco sobre lo que acontecerá después de él.» Yo le dije:
«― «Señor presidente, éste es un asunto del que no se habla en España desde hace cuarenta años»
«― «Él comprenderá, vaya usted», dijo.
«Fui, toda la noche en el avión pensaba cómo se lo iba a preguntar. Me recibió en El Pardo con el ministro López Bravo. Franco estaba de pie, le di una carta de Nixon en la que le pedía que hablara francamente conmigo. Yo había estado en Madrid con Eisenhower y Franco me conocía.
«― «Su presidente quiere que le hable francamente, de qué?» Yo le dije:
«― «Mi general, por un accidente de la historia, el Presidente de los Estados Unidos tiene mucha responsabilidad en varias partes del mundo. El está muy preocupado por la situación en el Mediterráneo Occidental, tiene mucho interés y respeto por su opinión y quiere saber como ve usted los acontecimientos futuros en el Mediterráneo Occidental». El me dijo:
«― «Lo que realmente interesa a su Presidente es lo que acontecerá en España después de mi muerte, ¿no?». Le contesté:
«― «Mi general. sí»
― «Siéntese, se lo voy a decir: yo he creado ciertas instituciones, aunque nadie piensa que funcionarán. Están equivocados: el Príncipe será Rey, porque no hay alternativa…» Yo le dije:
«― «Pero mi general, ¿cómo puede usted estar seguro?»
«― «Porque yo voy a dejar algo que no encontré al asumir el gobierno de España hace cuarenta años» Yo pensé que iba a decir «las Fuerzas Armadas», pero él dijo:
«― «La clase media española. Diga a su presidente que confíe en el buen sentido del pueblo español. No habrá otra guerra civil.»
«Dicho esto, se levantó, me dio la mano y ya había terminado la entrevista.
Acerca del PSOE, Gorbachov y Solana he escrito antes, y quisiera llamar la atención sobre cómo, con la ayuda de EE.UU. y la socialdemocracia alemana, desde una élite que era «poco más que una sigla», surgió allí y en Portugal, prácticamente de la nada, un «socialismo» listo para vender en el momento oportuno:
«En el libro La CIA en España, del investigador Alfredo Grimaldos, se documentan varios hechos de la trayectoria de quien fuera uno de los principales beneficiarios de la llamada «transición» española. Se relata su asistencia al congreso del PSOE de 1974 en Suresnes, Francia, con pasaporte confeccionado por el SECED (servicio de información franquista) y escoltado por oficiales de esa institución. Es en ese evento, donde -según se testimonia en la investigación- había más oficiales franquitas que participantes, en el que el entonces joven abogado sevillano es electo Secretario General. Cuenta en el libro un capitán del CESED que después de volver González de Francia un comisario de Sevilla que lo detuvo «se llevó una bronca tremenda y tuvo que soltarle enseguida». Otro ex oficial franquista relata: «la dictadura propició el resurgir del PSOE para ahogar al PCE» (Partido Comunista de España). El Congreso de Suresnes se había celebrado sólo seis meses después de estallar la «Revolución de los Claveles» en Portugal, con un marcado protagonismo del Partido Comunista, hecho que había disparado las alarmas de los norteamericanos, que no estaban dispuestos a permitir una situación similar en España.
«Afirma Grimaldos en su obra: «Los delegados que asisten al Congreso de Suresnes representan, oficialmente, a tres mil militantes del interior, pero, en realidad, esa cifra es menos de la mitad. Durante los últimos años del franquismo, el PSOE es poco más que una sigla. El mayor peso de la resistencia lo han llevado los comunistas. En definitiva, lo que ocurre en Suresnes es una refundación del partido creado por Pablo Iglesias, con el modelo portugués como telón de fondo. En el país vecino no existía ni un partido socialista histórico y hubo que inventar uno.»
«González, ya en la dirección del PSOE, con el apoyo de los norteamericanos y la socialdemocracia alemana logra aislar a los comunistas en las negociaciones de la «transición». En el XXVII congreso de 1979, impone que se elimine el término «marxismo» de los estatutos del partido. En 1983 -luego de ser electo en 1982 jefe del gobierno- apoya la estrategia de despliegue de misiles en Europa impulsada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, y en 1986 promueve la adhesión española a la OTAN. Esto último constituía un cambio radical en las posiciones del PSOE, que, en su XVII Congreso de 1976, había proclamado «a la OTAN, de entrada no».
«En relación con la OTAN, Javier Solana, cercano colaborador de González, quien fue sucesivamente, Ministro de Cultura, portavoz del gobierno y Ministro de Asuntos Exteriores, acumula el vuelco más espectacular. Solana pasó del «a la OTAN de entrada, no», a ser el secretario general de la Alianza Atlántica durante la agresión a Yugoslavia, por lo cual fue declarado unánimemente por el parlamento ruso, en 1997, «criminal de guerra«. En el año 2006, como alto representante para la política exterior y de seguridad de la Unión Europea, justificó los más de mil vuelos ilegales de la CIA en Europa como parte de la «guerra contra el terrorismo»-asociados a torturas y ejecuciones extrajudiciales- con estas palabras: «Con nuestros aliados norteamericanos compartimos la convicción de que se necesita una acción dura». Fue Javier Solana el que coordinó en su origen una de las operaciones de propaganda anticubana a las que más recursos ha dedicado el gobierno norteamericano, la revista Encuentro de la cultura cubana; la presidenta de la fundación del mismo nombre, Anabelle Rodríguez, ha relatado en una entrevista cómo Solana la llamó desde su despacho para proponerle el «trabajo».»
Es obvio que Cuba no es España, ni una Revolución popular antiimperialista puede, como un «Movimiento» respaldado por Hitler y Mussolini, devenir fácilmente en una monarquía aliada de EE.UU., gestionada alternativamente por «socialistas» y «populares». Antes de su dramático llamado a no descarrilar la Cumbre de Panamá donde parece deben coincidir cubanos opositores, no opositores y aún no posicionados, los «socialistas» españoles ponen ejemplos en El Herald de cómo sería el camino correcto para traernos suavemente la democracia de importación:
«La buena noticia es que en España -que vive un intenso año electoral- el gobierno y todas las principales fuerzas políticas parlamentarias -Populares, Socialistas- y las fuerzas en ascenso -Podemos, Ciudadanos- coinciden en apoyar la apertura desde un enfoque pragmático. En Europa, países como la República Checa, Polonia, Suecia o Finlandia, van dejando atrás sus reticencias, mientras se confirma el giro de Francia o Alemania. España y Europa pueden resultar útiles también como escenarios de encuentros orientados a la reconciliación y al desarrollo, en un proceso transparente, y con el conocimiento de las autoridades cubanas. Por ejemplo, recientemente, grupos de opositores cubanos se reunían en Madrid en torno a la articulación de un consenso mínimo que incluye movimientos políticos, ley de asociaciones, ley electoral o Cuba 3.0. (Internet).«
¿Es paranoico preguntarse si esos encuentros, y también los sostenidos por algunas de las personalidades europeas y estadounidenses que han visitado recientemente La Habana buscan aspirantes a Solanas y Felipes para llevarnos por la hoja de ruta anunciada en El Herald?
¿Cuál es el arquetipo? Mis amigos españoles les llaman a sus compatriotas del tipo PSOE «los ninis». Se ve muy claro en el lenguaje del texto que citamos de la Fundación Alternativas en El Nuevo Herald: ni muy rápido ni muy despacio, ni cambios exclusivamente económicos ni exclusivamente políticos, ni «oficialistas», ni «disidentes»…
Tras ver caer en Guatemala al gobierno de Jacobo Árbenz, el Che escribió a su madre que «los términos medios no pueden significar otra cosa que la antesala de la traición». La equidistancia imposible entre los que sirven explícitamente a Estados Unidos y la instituciones de la Revolución, es una buena carta de presentación hacia quienes desde fuera de Cuba buscan una «tercera vía» a la que poner agua y carbón. Vuelvo a citar a la académica Ángeles Diez para dar mi opinión sobre tal conducta:
«La equidistancia es sin duda un refugio ideal para las buenas conciencias y tiene la ventaja de la ambigüedad que permite posicionarse en un lado o en otro según discurran los acontecimientos. Se trata de una falsa simetría que coloca en el mismo plano al agresor y al agredido.»
Se sabe que el país real, con sus necesidades de transformar lo obsoleto y preservar lo valioso en un proceso decidido y gestionado del malecón hacia dentro, no está en las embajadas occidentales en La Habana, ni en los salones de Estados Unidos y Europa donde se corteja a «la incipiente sociedad civil, tanto la «opositora» como la «no opositora» y la aún «no posicionada»».
Un proceso como la discusión, modificación y aprobación de los Lineamientos económicos y sociales con ocho millones de participantes y cientos de miles de planteamientos y asambleas sólo puede haber tenido lugar con el protagonismo de una sociedad civil que a la Fundación Alternativas le puede parecer «incipiente». Y si esa sociedad civil necesita transformarse es para encarar mejor las necesidades de participación y expresión de los cubanos, no para complacer los diseños fracasados y excluyentes de los colonizadores y poner el país viejamente en manos de élites que sirvan a intereses transnacionales como ocurre en la Europa de la troika y el Banco Central Europeo.
Oscilar en la cuerda floja entre Washington, Europa y La Habana es despreciado a nivel popular en Cuba, aunque sirva a algunos para fortalecer «bases económicas» y salir favorecidos en «movilidad interna y exterior». Pero desde Miami se ve algo diferente. Esta es la opinión del bloguero Emilio Ichikawa con el título de «Relación entre gobiernos y promiscuidad civil«:
«En el interés público sobre Cuba se pueden distinguir hoy dos temas dominantes:
«1-Relaciones Cuba-EEUU
«2-Tipo de régimen político en la isla
«Como tendencia, las posiciones adoptadas sobre los puntos anteriores en relación, pueden reducirse a tres:
«A-Críticos de la normalización de relaciones entre Cuba-EEUU a la vez que críticos del régimen político de la isla
«B-Defensores de la normalización de relaciones entre Cuba-EEUU y defensores del régimen político de la isla
«C- Defensores de la normalización de relaciones entre Cuba-EEUU y críticos (ocasionales) del régimen político de la isla
«La posición «a» es localizable en periodistas (realmente) independientes de Miami como Manuel Prieres, en activistas como Ana Carbonell y Mauricio Claver-Carone, en empresarios como Remedios Díaz-Oliver y en políticos como los Senadores Marco Rubio y Ted Cruz.
«La segunda posición es la del «oficialismo» cubano. Verificable lo mismo en sus políticos, en sus intelectuales y en la prensa. Y digo «oficialismo» sin ofender, y sin dejar de considerar que esta posición es también gestora de críticas informadas sobre el modo político de la isla.
«La tercera posición, «c», es la de la actual administración Demócrata de los EEUU, la del Presidente Obama y sus funcionarios, como el Secretario de Estado Kerry y Roberta Jacobson. Y es también la de algunos intelectuales cubanoamericanos y cubanos moderados como Roberto Veiga y de empresarios con visibilidad intelectual como Hugo Cancio.
«La mezcla de la promoción de negocios con Cuba (y el levantamiento del bloqueo/embargo), con la incursión ocasional en la crítica del régimen político cubano, es el eje de la estrategia editorial de la revista OnCuba, de Hugo Cancio.
«Cancio, que es una persona habilidosa, le ha sabido cazar la pelea al oficialismo cubano cada vez que este ha resbalado en una decisión impopular; por ejemplo: el cierre de los cines 3-D, el cierre de las «trapi-shoping» o los astronómicos precios oficiales con que salieron los autos.
«Esta tercera posición, llamada de «centro» o «moderada», suele ser en las transiciones la más artera a la vez que la más «exitosa».
«Precisamente de esa zona proviene la que puede considerarse la primera gran traición de la «transición raulista», implementada por los ex editores de Espacio Laical Roberto Veiga y Lenier González, quienes a solo semanas de ser cesanteados ya tenían fundada la entidad «Cuba posible»; y a solo semanas de fundar «Cuba posible», sin tiempo para madurar resultados creíbles, ya tenían montado un gran evento «académico» en los EEUU.
«Esta posición «c», exitosa a mediano plazo, será la responsable a largo plazo de desgracias peores para Cuba que las que pudo traer el fidelismo. No es presagio, solo aprendizaje de la experiencia española; nada ajena.
Cuando The New York Times inició su saga de editoriales sobre Cuba le dijo a Obama:
«Dada la cantidad de crisis a nivel mundial, es posible que la Casa Blanca considere que darle un giro sustancial a su política respecto a Cuba no es una prioridad. Sin embargo, un acercamiento con la isla más poblada del Caribe que incentive el desbloqueo del potencial de los ciudadanos de una de las sociedades más educadas del hemisferio, podría representar un importante legado para la administración. También ayudaría a mejorar las relaciones de Estados Unidos con varios países de América Latina y a impulsar iniciativas regionales que han sufrido como consecuencia del antagonismo entre Washington y La Habana.»
«…a raíz de la invitación a Cuba a la cumbre, la Casa Blanca no ha confirmado si Obama asistirá.
«Tiene que hacerlo. Sería importante que hiciera presencia y lo considerara como una oportunidad para desencadenar un logro histórico.»
Fidel respondió recordando las «desgracias» que vivía Cuba -legadas por EE.UU.- antes de 1959:
«»¡¡¡¡Una de las sociedades más educadas del hemisferio!!!! Eso sí que es un reconocimiento. Pero, por qué no lo dice de una vez, que en nada se parece a la que nos legó Harry S. Truman cuando su aliado y gran saqueador del tesoro público Fulgencio Batista asaltó el poder el 10 de marzo de 1952, a solo 50 días de las elecciones generales. Aquello no podrá olvidarse nunca.»»
Ya vemos cómo algunos quieren convertir Panamá en parte de una «ruta» hacia la recolonización sobre la que alertó el presidente Raúl Castro el 1 de enero de 2014:
«En nuestro caso, como sucede en varias regiones del mundo, se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, enfiladas contra las esencias mismas de la Revolución Socialista a partir de una manipulación premeditada de la historia y de la situación actual de crisis general del sistema capitalista, en menoscabo de los valores, la identidad y la cultura nacionales, favoreciendo el individualismo, el egoísmo y el interés mercantilista por encima de la moral.
«En resumen, se afanan engañosamente en vender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social, como si esos preceptos no representaran cabalmente los intereses de la clase dominante en el mundo capitalista. Con ello pretenden, además, inducir la ruptura entre la dirección histórica de la Revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre y pesimismo de cara al futuro, todo ello con el marcado fin de desmantelar desde adentro el socialismo en Cuba.»
Hace un año, a raíz de la visita del canciller francés Laurent Fabius a Cuba, alguien con quien polemicé desde este blog describió «el mejor escenario para los intereses y valores democráticos europeos» en esta Isla:
«…un aterrizaje suave cubano hacia un régimen pluripartidista y una economía de mercado, no un desplome súbito del régimen actual. La secuencia óptima para ese resultado es una liberalización cubana, en la que los intereses europeos puedan participar en mayor escala, seguida por un levantamiento del embargo estadounidense que preceda la apertura final del sistema político cubano con una transición pactada al estilo español de los pactos de la Moncloa en 1977.»
Quizás el 17 de diciembre puede haber variado algo en la «secuencia óptima». Pero más allá de una vía u otra el objetivo es el mismo, ya vemos que los transicionistas españoles acaban de confirmarlo y a confesión de partes, relevo de pruebas.