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Entrevista a José Herrera Plaza sobre "Accidente nuclear en Palomares. Consecuencias (1966-2016)"

«Tal como nos relató el ex director de Efe en aquellos días, Carlos Mendo, había que quitar hierro al asunto»

Fuentes: Rebelión

José Herrera Plaza (Almería, 1955) cursó estudios de Economía en la Universidad de Valencia. Técnico Superior en Imagen y sonido, trabaja actualmente, como cámara operador, en Canal Sur TV. Desde 1985 ha seguido de cerca todo lo relacionado con el accidente nuclear de Palomares. En 2003 fue coautor y coorganizador del libro y exposición en […]


José Herrera Plaza (Almería, 1955) cursó estudios de Economía en la Universidad de Valencia. Técnico Superior en Imagen y sonido, trabaja actualmente, como cámara operador, en Canal Sur TV. Desde 1985 ha seguido de cerca todo lo relacionado con el accidente nuclear de Palomares. En 2003 fue coautor y coorganizador del libro y exposición en el Centro Andaluz de Fotografía «Operación Flecha Rota. Accidente nuclear en Palomares». Posteriormente dirigió el largometraje documental homónimo (2007).

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-Estábamos avanzando en el capítulo IV. ¿Se informó en la prensa española de todo lo que estaba sucediendo? ¿Y en la prensa extranjera?

-JH.- Excepto el descubrimiento de la implicación de armamento nuclear en el accidente a los 3 días del accidente, la prensa fue manipulada con las técnicas clásicas de la desinformación: silencio, falacias, sesgo, filtraciones y convocatorias interesadas, cortinas de humo, distorsión y probablemente algunas más. De cara a la opinión pública, se estaba realizando una descontaminación modélica. Manuel Fraga Iribarne proclamaba en la prensa que todo Palomares había quedado, al menos, igual que antes del accidente. Tal como te dije en anteriores entrevistas, se trataba de airear y publicitar determinadas acciones, mientras otros comportamientos se mantenían secretos. Lo sucedido puede expresarse con las palabras de Moliére cuando se refiere a los médicos de su tiempo, con un doble sentido también válido: » Sus éxitos brillan al sol….y sus errores los cubre la tierra » .

Si analizamos la prensa española, podemos observar cierta homogeneidad en los contenidos, motivada por las consignas institucionales, tal como nos relató el ex director de Efe en aquellos días, Carlos Mendo: había que quitar hierro al asunto. Algunos diarios, más franquistas que Franco, daban unos titulares ridículos, otros, por exagerados, conseguían lo contrario de lo deseado al incurrir en excusatio non petita, accusatio manifesta. Un interesante estudio al respecto lo tenemos en el libro » Memorias » de Luisa Isabel Álvarez de Toledo, Duquesa de Medinasidonia.

La prensa extranjera tuvo un comportamiento desigual según el país. Los diarios ingleses e italianos cargaron las tintas, especialmente los tabloides británicos, siempre hacia el sensacionalismo. La francesa fue dispar, según las diferentes líneas editoriales de sus cabeceras. La soviética y la de la República Democrática Alemana instrumentalizaron políticamente los hechos. En Latinoamérica la información fue un poco variada, en función de las agencias con las que se nutrían.

Esperemos que pronto esté concluido el estudio al respecto que se lleva a cabo en la Univ. de Murcia.

-¿España se planteó la posibilidad de construir una bomba atómica? ¿Cuándo fue eso? ¿Quiénes realizaron la tarea si fue así?

-JH.- Mucho se ha especulado sobre la querencia del general Franco con el armamento nuclear. Es relativamente fácil suponer lo que pensaría cualquier mandatario a partir de 1945: el mundo se iba a dividir entre el selecto grupo de los que poseen armas nucleares y los que no. El Dictador, al igual que su admirado Mussolini, exteriorizaba sus delirios de crear de nuevo un gran imperio. Si algo no se puede discutir de su personalidad es lo pragmático que demostró ser al cambiar de tonalidad para mimetizarse con los nuevos colores de los escenarios geoestratégicos. Plegarse a, como tituló Jean Renoir una de sus películas: » Las reglas del juego «, era indispensable si quería sobrevivir en el poder. Por ello, tres años más tarde de las matanzas de Hiroshima y Nagasaki, crearon la Junta de Investigaciones Atómicas(1948) con la finalidad de ir avanzando en el conocimiento del uranio y derivados. España tenía unas reservas suficientes de este metal. Cuando en 1963 aparecen en el BOE las autorizaciones de las dos primeras centrales nucleares de España en Zorita (Guadalajara) y Garoña (Burgos), se da la orden en la JEN de un estudio de viabilidad para la construcción de una bomba atómica. Este va a incluir un análisis de los requerimientos y cálculos sobre su naturaleza y costes. La tarea fue destinada al entonces comandante de aviación, físico nuclear e ingeniero aeronáutico, Guillermo Velarde, que acababa de venir de formarse en la Univ. de Pensilvania y el Laboratorio de Argonne de los EEUU. Pero de ahí no pasó. No hubo nunca un plan ejecutivo de elaboración, ni se destinaron partidas del presupuesto nacional. Sí hubo durante unos 15 años aprox. la investigación y adquisición de diferentes tecnologías asociadas, como las de enriquecimiento de uranio235, refino y concentración de plutonio alto grado ( > 93%), metalurgia en vacío para el plutonio y uranio, electrónica, reflectores neutrónicos, etc.

-Saltando en el tiempo, ¿España tiene capacidad tecnológica y materiales para construir una bomba en estos momentos?

-JH.- No estoy capacitado para responder con conocimiento esta cuestión. Pero podemos deducir, con todas las salvaguardas posibles, si partimos de la premisa que, si a finales de los 60 e inicios de los 70, teníamos los conocimientos tecnológicos suficientes, no hay razón para dudar que, casi medio siglo más tarde los hayamos mejorado, o al menos conservado. Otra cosa es disponer de la infraestructura para el desarrollo y ejecución del proyecto. Además, aunque dispusiéramos de ellos, sería inviable, pues estamos sujetos a las inspecciones de la Organización Internacional de la Energía Atómica, por la firma en 1986 del Tratado de No Proliferación Nuclear, que impide la adscripción de nuevos países a este selecto grupo. Lo que sí que no parece existir duda es que, aunque se ha fabricado plutonio militar en laboratorio a escala de investigación – no mucho más de 200 gr. – jamás reunimos simultáneamente y con ese fin las infraestructuras fundamentales de su construcción: un reactor plutonígeno, una fábrica de reelaboración de combustible y una instalación industrial metalúrgica para la elaboración al vacío de esferas huecas de plutonio y el tamper de uranio. Ni ahora, ni cuando deshojábamos la margarita del armamento nuclear, dispusimos ni disponemos de las plantas industriales precisas para un proyecto de tal envergadura.

-Nos hablas de Guillermo Velarde. ¿Quién fue, qué tareas desempeñó?

-JH.- Lo hemos presentado cuando hemos hablado del proyecto de la bomba atómica española, pero como por razones de espacio no te he mencionado todo lo reseñable, aprovecho la pregunta que me formulas para explayarme un poco más, porque creo que merece la pena.

Decíamos anteriormente que él se hizo cargo del proyecto y viabilidad de la construcción de una bomba. Cuando el 17 de enero de 1966 se produce el accidente en Palomares, es designado asesor del General Arturo Montel para temas radiológicos. De paso, se le da la orden de colectar unos fragmentos de alguna de las bombas para ser analizados. Con ello se certificaba cual era el principal actínido contaminante y al mismo tiempo, como quien no quería la cosa, se intentaba generar una súbita transferencia tecnológica en esta área. Así se hizo y los resultados fueron muy provechosos. Se pudo tener un análisis bastante exacto del combustible nuclear del primario del artefacto, que no es otra cosa que una bomba atómica. El bonus sorpresa fue resolver cómo se generaba el efecto Ulam-Teller, llamado también «el secreto de la bomba de hidrógeno», que entonces era alto secreto. También se certificó la composición de una parte del sistema electrónico de disparo que acciona los 32 detonadores eléctricos de la esfera del explosivo convencional, del que se obtuvo la composición y que a su vez encierra una esfera más pequeña con capas concéntricas de los reflectores neutrónicos y el plutonio. En resumen, con el supuesto cometido de certificar cual era el principal término fuente de la contaminación en Palomares, la subrepticia colecta de pocos restos de una de las bombas que deflagraron, permitió una tan súbita como provechosa adquisición de tecnología. Ello permitió a Guillermo Velarde ampliar y completar el proyecto teórico de una bomba termonuclear antes de que finalizara la década, además de permitirle posteriormente investigar sus posibilidades civiles dentro de la futura energía de fusión nuclear por confinamiento inercial, en la que ha sido un referente internacional.

-Hablas del efecto Ulam-Teller. ¿Qué efecto es eso? ¿Secreto de la bomba de hidrógeno? ¿Qué papel jugó aquí?

-JH.- Los procesos tecnológicos asociados al armamento nuclear estaban clasificados. No se publicaban en revistas científicas. La contra proliferación y la carrera armamentística aconsejaba el máximo secreto. La mayoría de los físicos especialistas conocían teóricamente que, si la fisión nuclear del uranio o plutonio libera mucha energía, la fusión nuclear de los isótopos del hidrógeno: deuterio y tritio genera mucha más. Pero para que se unan estos dos isótopos, dotados de una misma carga eléctrica que los hace repelerse, se precisa un mínimo de 50 millones de grados. El análisis de los restos las bombas de Palomares dio como conclusión que, una bomba atómica como primario, genera unos 100 millones de grados y varios millones de atmósferas de presión en sinergia con el plasma generado con la espuma de poliestireno dopada con pentano junto al secundario, permite la fusión del deuterio y tritio, es decir se genera el efecto que describieron teóricamente esos científicos de origen polaco y húngaro, respectivamente.

 

Bastidor con 4 bombas termonucleares Mk-28, listas para ser alojadas en la bodega de un B-52, tal como están expuestas en el Museo Nacional de la USAF, en Ohio. Estas eran las más versátiles y de las que se fabricaron 4.500 uds., en sus diferentes tipos. Las de Palomares eran de 1,1 megatones de potencia; entre 65-75 veces la de Hiroshima. (Foto: Museo Nac. USAF).

 -¿Qué es la bomba Mark-28? ¿Qué diferencia hay entre una bomba atómica y otra de hidrógeno?

-JH.- Al inicio de la carrera armamentística el objetivo era diseñar y construir bombas muy potentes. Posteriormente se tendía a reducir el volumen y peso. A finales de los 50 se ve que la dispersión geográfica de los objetivos nucleares en ambos países precisaba de un arsenal con unidades menos potentes pero más versátiles y adaptables a diferentes necesidades. El diseño de la Mark-28 contempló la posibilidad de ser utilizada modularmente en distintos y muy diferentes dispositivos: bombas de gravedad internas o externas, o como ojivas en los misiles Mace o Hount Dog. Es lo que sus constructores llamaron Building Block Concept (Concepto de bloque de edificios). A su vez contemplaban distintos primarios y secundarios que generaban también 5 potencias distintas; desde 70 kilotones hasta 1,45 megatones. La bomba podía soltarse en caída libre desde un avión a gran altitud o apertura de paracaídas programable en altura, también actuar con aviones en baja cota con paracaídas. Era posible detonarla a cualquier altura mediante sensores barométricos para, por ejemplo, devastar zonas industriales, o explotar al contacto con el suelo para inutilizar silos nucleares y generar una mayor precipitación radiactiva posterior. El B-52 accidentado portaba 4 uds. alojadas interiormente en un bastidor. Tenían la apariencia de un torpedo y por fuera estaba fabricado con la misma aleación del fuselaje de las aeronaves (duraluminio). Su alta tecnología estaba orientada a destruir y matar masivamente con la mayor eficiencia.

Las bombas atómicas se basan en la energía generada en la fisión o rotura de los núcleos del uranio o plutonio. Las bombas de hidrógeno son una combinación de una bomba atómica que genera las condiciones de presión y temperatura precisas para la fisión o unión entre los isótopos del hidrógeno, deuterio y tritio. 

-No abuso más. Te pregunto en la próxima entrevista sobre el resumen y las conclusiones de este importante (y magnífico) capítulo.

-Muy bien cuando quieras.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.