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No tenemos más fe en el Estado

Fuentes: Haaretz

La inefable cita fue oída por primera vez en Kfar Maimon. Y no fue solo un rabino quien la pronunció sino fueron varios de ellos, relevantes e influyentes. Las reglas de juego han sido quebradas, dijeron,  y de ahora en adelante, no tenemos más confianza en el Estado. Ni en los medios,  ni en las […]

La inefable cita fue oída por primera vez en Kfar Maimon. Y no fue solo un rabino quien la pronunció sino fueron varios de ellos, relevantes e influyentes. Las reglas de juego han sido quebradas, dijeron,  y de ahora en adelante, no tenemos más confianza en el Estado. Ni en los medios,  ni en las instituciones nacionales, ni en el ejército, que lleva a cabo las órdenes de políticos corruptos, y, por supuesto, ni en el Primer Ministro que actúa como un dictador.

Esta conclusión se extendió como reguero de pólvora y desde la última semana ha sido  escuchada por más rabinos e impresa en la prensa derechista. La imagen habitual es la de un autobús. El público religioso nacionalista no puede  representar más el rol de cobrador de boletos, tiene que tomar el control del volante. ¿Cómo se puede hacer eso?. Por medios legales. De acuerdo a las reglas de la democracia. Y si la Suprema Corte trata de restringirlo, no importa. Paciencia. Esto tampoco  continuará existiendo para siempre.

De acuerdo con este plan, en lugar del estado secular que los ha desilusionado, surgirá un estado religioso de  creyentes. Estará basado en la Torá y la Halajá, manos limpias y modos amables, según escribió el rabino Eliezer Melamed en el diario «Bersheva». Otro rabino prometió, en conversación privada, que no seremos ajenos al Estado como lo son los haredim  (ultra ortodoxos), pero de ahora en adelante no seremos parte del mecanismo corrupto que ustedes, los laicos, han creado.  Es posible,  agregó «que nosotros consigamos que los haredim se nos unan para acelerar el establecimiento de un estado de creyentes».

Antes que los  ultra ortodoxos sionistas preparen el proyecto para su alianza con los haredim,  harían bien en hacer primero un viaje a Bnei Brak. Es dudoso si lograrán allí reunir una gran cantidad de adeptos para unirse siquiera en alguna de sus demostraciones. Los haredim no están interesados en amontonarse con el sofocante calor del sur, lejos de sus casas y de su sinagoga regional, para arriesgar sus vidas por territorios. Ellos tienen temas mucho más urgentes. Por ejemplo, el retiro de la basura. O la inscripción en las instituciones educativas. Ellos recordarían a todo  rabino que tratara de reclutar su apoyo, como sus representantes en la Knesset participaron en el agotamiento de los recursos de las ieshivot (casa de estudios religiosos), no impidieron el recorte de subsidios  a sus hijos y despreciaron a los estudiantes de las ieshivot, diciendo que mientras ellos servían en el ejército y tenían derechos, aquellos que allí estudiaban  eran holgazanes y meros parásito
 s.

Nadie debería estar confundido por la muy publicitada decisión del líder del Shas, Eli Yishai, de unirse a la lucha del campo naranja. Debido a  su debilidad política, Yishai y sus rabinos son desplegados hacia los residentes de las ciudades en formación y a los de los barrios de bajos ingresos, quienes tienen fuerte vinculación  familiar y emocional con los círculos externos de colonos que fueron a los territorios a mejorar su nivel de vida. El fenómeno de bregar por el liderazgo de los colonos será coherente mientras haya alguna chance de que la lucha emprendida por ellos será exitosa. Si ésta fracasa, el Shas y su liderazgo no estarán más interesados en gastar mayor esfuerzo en su favor. Las fuertes corrientes del credo haredí, con el cual el Shas está más comprometido, están desencantados con el mesianismo de los colonos.

Por otra parte está la imagen  de la rápida y reciente desintegración  de los vínculos entre los colonos y la izquierda. La izquierda estuvo encantada durante muchos años con la fantasía de los rizos y sandalias de Gush Emunim, creyendo que ellos estaban siguiendo los pasos de los pioneros sionistas,  y los trataron  con clemencia mezclada. Ahora que las voces de los rabinos de  los colonos creyentes amenazando con desvincularse del Estado son escuchadas altas y claras, por encima de esta falsa imagen creada, la población secular se siente enfurecida ante la  traición. 

Similarmente tuvieron que vérselas con ellos los  haredim. Por años Gush Emunim tuvo éxito en amenazar la jerarquía interna y al sistema educacional de los haredim, envolviendo a su juventud en las telarañas encantadas del nacionalismo extremista y ofreciéndoles una salida de las adormecidas ieshivot a las aventuras en las colinas. En realidad sólo el Jabad ayudó, pero el daño a  la educación estaba ya causado. Ahora los rabinos ultra ortodoxos están exhalando un suspiro de alivio. Delante de sus propios ojos, el peligroso falso mesianismo está finalmente mostrando signos de debilitamiento. La santificación de la tierra y el sueño de la reconstrucción del Templo están siendo archivados.

Los haredim,  oponentes jurados del sionismo secular, quienes crearon una buena relación de trabajo con ellos, pueden ahora volver una vez más  al espíritu de sus antepasados, que hace más de 100 años presagiaron el rabino Yitzhak Reines y sus asociados sionistas. Si alguna prueba es necesaria que religión y Estado no pueden vivir juntos -afirman- es la negativa de servir como partidarios del ex partido Poel Hamizrahi, los » Mizruhnikim». Esta concepción tiene  otra imagen más: el público secular está comenzando a entender que esto no es una disputa política que ha sido emprendida, sino una guerra con el final amargo entre la fe mesiánica religiosa y la democracia civil.

Bnei Brak no está, por lo tanto, esperando por los rabinos de los colonos. Se cuidará por sí sola. En «el día después», los rabinos y sus alumnos tendrán que enfrentar nuevamente a la sociedad israelí, de la cual ahora, con su habitual arrogancia, están amenazando desligarse y cuya dirigencia amenaza con tomar. Es dudoso que ellos sean capaces de hacerlo. Si tuvieran éxito (y parte de la población ya está  prevenida de esto) arrastrarán al país entero a un abismo.

2/8/2005 -Traducción: Israel Laubstein.
http://www.pazahora.net/articulos/No%20tenemos%20más%20fe%20en%20el%20Estado.htm