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Hamas: los Hermanos Musulmanes en el inhumano escenario de la Palestina ocupada

Fuentes: Gara

Principal movimiento islamista palestino, Hamas ­acrónimo en árabe del Movimiento para la Resistencia Islámica­ fue creado el 14 de diciembre de 1987, poco después del estallido de la Primera Intifada, por un grupo de militantes islamistas curtidos en la órbita de los Hermanos Musulmanes. Este movimiento, con sucursales en muchos países musulmanes, fue fundado en […]

Principal movimiento islamista palestino, Hamas ­acrónimo en árabe del Movimiento para la Resistencia Islámica­ fue creado el 14 de diciembre de 1987, poco después del estallido de la Primera Intifada, por un grupo de militantes islamistas curtidos en la órbita de los Hermanos Musulmanes.

Este movimiento, con sucursales en muchos países musulmanes, fue fundado en Egipto en 1928 por Hassan El Banna, con el objetivo de dar plasmación pública a las ansias de reforma del mundo musulmán desde el islam, visibles desde finales del siglo XVIII.

Desde un primer momento, los Hermanos Musulmanes impulsan una ingente labor social, a partir de la idea de que hay que trabajar con el individuo, la familia y la sociedad para lograr luego modificar las estructuras políticas. Una visión comunitarista ­y por tanto atractiva para los desheredados de este mundo cada vez más globalizado­ que insiste en que la política y el poder son medios para el logro de la futura sociedad islámica.

Vasta red de ayuda social

Visión que comparte Hamas, que ha desarrollado una muy vasta red de ayuda social y benéfica, entre escuelas, hospitales y ayuda a familias depauperadas, entre ellas las de los kamikazes palestinos.

Una visión que conlleva a su vez una actitud no finalista de la lucha política, evidenciada en la lucha de movimientos islamistas en otros países (Egipto, Marruecos…), y que podría tener su influencia en la composición del futuro gobierno de la Autoridad Palestina.

Pero Palestina es Palestina y Hamas se alineó desde un primer momento en una línea de férrea denuncia de cualquier negociación a la baja con Israel y lideró la oposición a los Acuerdos de Oslo de 1994.

Ello no impidió que Israel ­tal y como hizo en su día EEUU­ aplicara en los albores de Hamas una política de tolerancia con vistas a debilitar el liderazgo palestino de la OLP.

A partir del estallido de la Segunda Intifada (setiembre de 2000), Hamas se convierte en el enemigo número uno de Israel. Sus Brigadas Ezzedine al-Qassam han reivindicado la mayor parte de los atentados suicidas contra Israel.

Esta organización militar de la resistencia fue incluida en el listado de «organizaciones terroristas» elaborado por la Unión Europea tras los atentados del 11-S. Menos de dos años después, la UE dio un pado más en su alineamiento con EEUU ­y su aliado israelí­ e incluyó a Hamas en dicha lista.

En marzo de 2004 Israel decide intensificar su campaña de raids para matar a dirigentes y activistas palestinos. Ese mismo mes muere bajo las bombas de un helicóptero israelí el jeque Ahmed Yassin, fundador de Hamas.

Nacido en 1936 en Majdel, cerca de Ashkelon (hoy Israel), Yassin vivió el exilio tras la fundación del Estado de Israel, en 1948. Su aldea, como tantas otras en Palestina, fue arrasada por el Ejército israelí. Yassin fue a estudiar a Egipto, donde entró en contacto con los Hermanos Musulmanes y fundó en los años setenta su propia organización, Moujama al-Islami (Agrupación Islámica) y comenzó a reclutar jóvenes para sus filas.

Islam y modernidad

A comienzos de los ochenta, al calor de la revolución iraní, el jeque Yassin crea una organización más combativa, Majd el-Moudjahiddine (Gloria de los Combatientes del Islam).

La biografía de Yassin ­que vivió prácticamente toda su existencia entre el exilio y la cárcel­ y, por ende, la de Hamas, responde, por un lado, a la peculiar y dramática situación del pueblo palestino.

Pero no se puede obviar que bebe de las fuentes del reformismo musulmán. De un movimiento que propone, con sus propias contradicciones, la inserción del mundo musulmán en la modernidad.

En este sentido, ha sorprendido en Occidente su «moderada» campaña, para la que Hamas contrató a asesores electorales que le aconsejaron pulir su discurso y presentó una plancha de candidatos «civiles», en las antípodas de la presentada por Al Fatah, con el preso Barghouti a la cabeza.

La religiosidad extrema se da la mano, en Hamas y en otros movimientos similares, con un tactismo político y con un comunitarismo social que no rechaza ­al contrario­ los adelantos técnicos, incluidos los de la mercadotecnia. Modernos sí, pero desde el islam.