Traducido del inglés para Rebelión y Tlaxcala por Chelo Ramos
El 11 de abril Joanne Cowan entró a una cárcel federal. Este es el resultado de haber protestado contra la complicidad de nuestro gobierno en la tortura.
No se trata de la tortura sobre la que hemos leído en Abu Ghraib y Guantánamo, en Afganistán o en las cárceles secretas de Europa del Este, a o través de versiones extraordinarias. Todas estas prácticas tienen una historia. La razón por la que las técnicas usadas en estos lugares son tan similares es porque todas fueron investigadas y enseñadas en lo que se conocía como la Escuela de las Américas (SOA) y que ahora se denomina Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica (WHINSEC). Las técnicas se enseñaron a nuestros vecinos de peor reputación en el sur y practicadas en el Chile de Pinochet, en la «guerra sucia» de Argentina, en Guatemala y en cualquier otro país de este lado del mundo cuyo nombre sea sinónimo de tortura.
¿Qué hace falta para pasar de enseñar técnicas de tortura a otros a practicarlas nosotros? Esta pregunta la han hecho por años quienes han protestado en la SOA/WHINSEC desde que cambió su sede de Panamá a Estados Unidos, en Fort Benning, Georgia, pero la prensa no le ha prestado atención. Hace poco, un columnista liberal escribió que hasta que las revelaciones sobre nuestras propias acciones salieron a la luz pública, siempre había dudado de la veracidad de los alegatos de quienes protestaban. Este año, treinta y siete personas pasaron por debajo de una cerca de la escuela e inmediatamente fueron detenidas. Joanne era una de ellas. Mientras esperaba sentada en una cárcel local, una guardia que seguramente sabía lo que estaba pasando en su ciudad, le trajo comida y le susurró «gracias».
Joanne es una activista y ha sido detenida en otras ocasiones, pero ahora es diferente. Joanne tiene esclerosis múltiple, enfermedad que es exacerbada por el calor y el estrés. Ha sido destinada a una cárcel federal en Phoenix por dos meses. Joanne sabía lo que estaba haciendo y los riesgos que corría. Para mí, este es el verdadero significado del valor.
Su decisión de realizar esta acción viene de una profunda fe. Joanne es cuáquera. Los cuáqueros creemos que «hay algo de Dios en cada persona.» Lo que le hacemos a los otros, se lo hacemos a esa parte de Dios. También creemos en el concepto de «ser llamados». Creemos que todas las personas pueden oír las palabras de Dios, como los profetas antiguos. Pero como hay, y siempre ha habido, falsos profetas, los cuáqueros tienen muchos medios para determinar si un llamado es verdadero. Es evidente que la tortura es censurable y contradice nuestras creencias. A pesar de ello, Joanne pasó por un largo proceso de reflexión para determinar si la intención de realizar un acto de desobediencia civil que pondría en peligro su salud era un deseo que provenía de su ego o era una necesidad profunda.
He visto los resultados de este proceso en Joanne y cómo se relaciona ella con el mundo. En estos momentos no son aparentes los rasgos de carácter que todos manifestamos. Joanne habla de una gran paz y una falta de miedo que son evidentes.
Quienes conocen a Joanne han aceptado la verdad de su llamado y la han apoyado de distintas formas. Yo he escogido escribir este artículo. Para que los actos de Joanne tengan significado es necesario que los conozcan la mayor cantidad de personas que sea posible.
Al hablar con amigos y conocidos sobre el valor de Joanne, me he dado cuenta de que mucha gente no sabe nada de SOA/WHINSEC ni de lo que hace. Espero que después de leer esto lo comparta con otros.
También le pido que le exija a su representante en el Congreso que apoye la H.R. 1217, legislación que actualmente está en la Cámara de Representantes con la que se pretende que las operaciones de WHINSEC sean suspendidas por seis meses y sometidas a revisión. Mark Udall es uno de los representantes que apoya esta ley, por lo que le damos las gracias. Comuníquense con el senador Ken Salazar y pídanle que apoye una resolución similar en el Senado. El senador Allard fue uno de los pocos senadores que voto en contra de la cláusula contra la tortura que el presidente Bush firmó sujeto a ciertas condiciones. Por favor, háganles saber que nosotros, los coloradenses y estadounidenses, no somos ni nunca seremos torturadores o cómplices de la tortura. Joanne dio dos meses de su vida por decir esto. Espero que podamos dar unos pocos minutos de la nuestra.
Publicado originalmente en Boulder Daily Camera (Colorado)
http://www.commondreams.org/views06/0521-28.htm