Imad Fayez Moughnieh, muerto en atentado en Damasco con 49 años, era un hombre clave del movimiento chií libanés Hizbullah y una de las principales «bestias negras» de Israel y EEUU que le perseguían activamente desde hace décadas. Discreto hasta el extremo, se le acusa de ser el responsable de atentados y secuestros, especialmente el […]
Imad Fayez Moughnieh, muerto en atentado en Damasco con 49 años, era un hombre clave del movimiento chií libanés Hizbullah y una de las principales «bestias negras» de Israel y EEUU que le perseguían activamente desde hace décadas.
Discreto hasta el extremo, se le acusa de ser el responsable de atentados y secuestros, especialmente el desvío del vuelo de la TWA Roma-Atenas en 1985, el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) que provocó 85 muertos en 1994 y el secuestro de rehenes occidentales en Líbano en los años 80 del siglo XX.
Un antiguo rehén destaca que Moughnieh «venía regularmente a vernos. Yo tenía los ojos tapados, pero reconocería esa voz entre mil».
Su nombre está vinculado también a un atentado contra el cuartel general de EEUU y un destacamento militar francés en Beirut en 1983, que se saldó con 299 muertos.
Buscado por la CIA, la Interpol y el FBI, que le incluyó, tras el 11-S, en la lista de «los 22 terroristas más buscados» en el mundo.
Su papel, según los servicios de seguridad occidentales, consistía especialmente en reforzar los lazos entre Hizbullah e Irán, donde vivió entre 1980 y 1982.
Israel le acusa también de participar en un ataque contra su Ejército en Tiro, durante la guerra de Líbano de 1982, en el que murieron 75 personas, y de impulsar activamente desde el exterior la segunda intifada palestina en 2000.
Moughnieh recibió una estricta educación religiosa, ya que en su familia había varios ulemas chiíes.
En 1978 se unió al Partido del Pueblo Revolucionario Socialista, aliado de al-Fatah de Yasser Arafat, llegando a formar parte de la Seguridad Unificada Palestina.
La victoria de la Revolución Islámica en Irán cambió su vida. Participó, desde Damasco, en la creación de Hizbullah, que recibió el apoyo de Teherán. Recibió formación guerrillera en Irán y desde entonces ha estado vinculado a la formación libanesa. Viviendo en la sombra, estaba considera el «ministro de Defensa de Hizbullah» y realizaba tares de información y contraespionaje.