Recomiendo:
0

La crisis ecosocial desafía al marxismo a autoconstatarse como teoría revolucionaria

Fuentes:

I Introducción   Hoy el marxismo se encuentra ante el desafío de autoconstatarse en el ámbito que le demanda su consecuencia, la práctica. [1] En tal sentido, éste no puede darse posibilidad de anquilosarse como un conjunto de ideas ahistóricas concebidas dogmáticamente, como tampoco se puede convertir en una utopía que prevé algo distinto de […]

I Introducción
  Hoy el marxismo se encuentra ante el desafío de autoconstatarse en el ámbito que le demanda su consecuencia, la práctica. [1]

En tal sentido, éste no puede darse posibilidad de anquilosarse como un conjunto de ideas ahistóricas concebidas dogmáticamente, como tampoco se puede convertir en una utopía que prevé algo distinto de lo que su propia base le de por real. De acuerdo a ello es fundamental, para seguir considerando su validez como teoría revolucionaria, el que éste incorpore los desafíos de la vida. Ante tal exigencia de autoconstatación hay que reconocerle su cualidad heurística, es decir, su capacidad de crear, a partir de su propia lógica interna para dar claridad sobre lo actual; lo cual, no implica una revisión ni el reconocimiento de omisiones, sino por el contrario, una proyección que lo reafirma como unidad y no como un par de categorías rescatables. Afirmamos entonces que, no se estaría dando movilidad a las estructuras significantes del marxismo y no se estaría reconociendo su vigencia si no se alude, a partir de su propia estructura ideal categorial, a una de las problemáticas esenciales de nuestra vida, la ecosocial, en tanto, hoy realidad condicionante.

II- La totalidad como trama categorial marxista y sus interrelaciones.
  a) La crisis ecosocial y la base material.
   Una de los aportes fundamentales del marxismo es su mirada a la totalidad y a la trama de sus interrelaciones. En tal sentido, la totalidad es entendida como un proceso dialéctico histórico-natural, el que incluiría en una misma unidad y tendencia unitaria tanto a la sociedad (material-espiritual) como a la naturaleza. De ahí que esta categoría – entendida ésta como una abstracción de la realidad-, según nuestra apreciación, manifiesta su importancia como la única que puede penetrar en la esencia del movimiento dialéctico del proceso humano-natural.

Ella comprende la determinación material, en última instancia, sobre el conjunto de los procesos superstructurales -espirituales-, a pesar de todos los intentos por querer simplificar su sentido e interpretar esta afirmación de manera mecánica, sigue siendo uno de elementos esenciales del sentido materialista- dialéctico si se le acepta en la profundidad de su origen.

De ahí que para poder comprender la crisis ecosocial desde la unidad del proceso dialéctico histórico-natural, en todos sus aspectos y niveles, hay que buscarla en los inicios de sus contradicciones, el capitalismo.
De acuerdo a ello, es fundamental reconocer que el proceso de la formación económico-social capitalista, cambia revolucionariamente, respecto de las formaciones anteriores la forma del trabajo, sus relaciones y entre ellas, la apropiación. Marx, en El Capital, expone una observación fundamental en este sentido, «… el hombre, en vez de actuar directamente con la herramienta sobre el objeto de trabajo, se limita a actuar como fuerza motriz sobre una máquina-herramienta, deja de ser un factor obligado, pudiendo ser sustituido por el aire, el agua, el vapor, etc [2] Es decir, de una relación necesaria de colaboración en el proceso productivo con la naturaleza por la insuficiencia de las fuerzas productivas, el hombre, ahora se vincula directamente, con la máquina-herramienta, divorcio que negó la unidad hombre-naturaleza, lo que trae consigo -también- su negación, las fuerzas productivas se convierten en fuerzas destructivas. Este nuevo proceso, surge, si bien de manera incipiente con el mercantilismo.
En esta actividad productiva, deja de ser determinante el trabajo útil y contrariamente, la mercancía materializa el trabajo abstracto. El valor de uso ya no es el fin del productor, sino la obtención de equivalente general abstracto. El intercambio orgánico entre la sociedad y la naturaleza, bajo la forma de mercancía deja de ser una » relación inmediatamente productiva del hombre con la naturaleza como materia útil de sus valores de uso. ..» [3] En este sentido existe una reducción a un trabajo abstracto, » La mercancía es valor de intercambio como «materialización» de tal trabajo abstracto-humano, no en su determinación natural subjetiva y objetiva «. [4]
En definitiva, si en los modos de producción anteriores, el hombre estaba subordinado a la naturaleza, ahora lo es con relación a un producto del trabajo; si el intercambio se daba entre los hombres y la naturaleza, ahora se produce entre los hombres. [5]
Esta nueva forma del trabajo, inserto en la formación económico-social capitalista, aleja cada vez más al hombre de la naturaleza porque, entre ellos, se producen mediaciones nuevas con alto nivel de desconexión, inclusive hasta hacerlos antagonizar, en tanto, especie y naturaleza (porque también el hombre es naturaleza).
En tal sentido, la crisis ecosocial viene a estar inmersa en el capitalismo, le es consustancial como proceso material que representa una respuesta avaloratica de la naturaleza al conjunto de las relaciones sociales.
b) La crisis ecosocial -como crisis de la base material- reflejada en la conciencia social.
  Para la tradición marxista, la conciencia social, comprende todos los procesos espirituales por los cuales las distintas sociedades reproducen ideológica y sentimentalmente, los procesos materiales. E n uno de los fragmentos donde Marx revela su concepción sobre la conciencia social, que consideramos, expone con mayor precisión la categoría de totalidad, y a la cual nos adherimos, identifica a la conciencia de la siguiente forma, «El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura [518] jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.» [6]
  Marx y Engels son claros y categóricos al referir a la relación del ser y la conciencia, en la cual, esta última es determinada y condicionada por el ser social, lo que es asumido por Engels, en varias de sus obras, que se complementan en la idea tética «(…) no es la conciencia la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que determina la conciencia». [7]
Siguiendo con la estructura ideal marxista la conciencia social, es claro que hoy refleja la relación sociedad-naturaleza conformándolos como contrarios, e incluso a los efectos cognitivos, dado que trae consigo, nuevas conceptualizaciones de la naturaleza, pues se ha dejado de representar una necesidad colaborativa para constituirse en un abstracto externo, no-yo. Asumimos la tesis de Werner Heisenberg, el cual sostiene, que la imagen no es de la naturaleza propiamente, sino de nuestra relación con la naturaleza [8] -y que nosotros trabajamos como relación práctica-. Marx, en una de sus citas recuerda, «…al definir los animales como simples máquinas, Descartes ve las cosas con los ojos del período manufacturero, a diferencia de la Edad Media , en que las bestias eran consideradas como auxiliares del hombre». [9]
Con el aporte de este nuevo pensamiento, se va transformando la relación sujeto-sujeto de los antiguos modos de producción que mantenían una forma del trabajo vinculada con la naturaleza, al actual que se separa en sujeto-objeto [10] . Bacon, considerado uno de los ideólogos del industrialismo separa la historia civil y natural; [11] con lo cual, afirma la necesidad de su dominio, «conocimiento es poder». Descartes, disocia al hombre de la naturaleza, dualidad representada por la noción «res cogitans», cosa que piensa (matemáticamente) como sustancia esencialmente distinta de la «res extensa», o cosa extensa, que incluiría a la naturaleza como lo corporal-máquina. En ambos autores, está presente la idea de dominio, manipulación del hombre hacia la naturaleza, la que se convierte en un objeto desprovisto de vida, valor y belleza. [12] Pero, además, desde los orígenes del capitalismo, no sólo se produce la idea de dualidad sujeto-objeto, sociedad-naturaleza; historia social -historia natural; sino además, se parcializan los enfoques de creación teórica provocando un desmembramiento cognitivo que se termina por asimilar como descripción de la realidad en sus distintos aspectos independientes. [13]
La dualidad sujeto-hombre, naturaleza-objeto, consecuente con la lógica del capital, no fue advertida, sino hasta el grado real de tensión crítica. Si bien, la relación sociedad-naturaleza, es condición de existencia para la especie humana en cualquier tiempo y espacio, es en el proceso del trabajo donde se encuentra la base histórica para su autoconstatación específica y, por lo tanto, explicación de la actual crisis.
c) Hacia una nueva forma de la conciencia social-la ecológica-
  La conciencia social se expresa de forma compleja con relación al ser social, con lo cual adquiere dicha cualidad a medida que las sociedades se unifican y se especializan y, por ello, dan lugar al surgimiento de formas nuevas que no existían definidas en tiempos de Marx .

La razón de la existencia de las distintas formas de la conciencia social se encuentra dada porque el desarrollo del proceso histórico-natural refleja cada una de sus interrelaciones de manera específica, lo que explica sus diversas formas, como también, determina la distinta trascendencia que ellas desempeñan en cada formación socioeconómica, como en Grecia esclavista, la filosofía y el arte manifestaron una función más abarcadora que otras, al igual que la religión en el feudalismo.
De esta relación condicionada, surgen diversos aspectos del ser que son reflejados por la conciencia de manera específica, a la vez imbricados. Desde esta unidad dialéctica se señala que, si bien, existen diversas formas de la conciencia social -entendidas como la reproducción ideal de un conjunto de relaciones materiales que atienden a diversas necesidades y que se distinguen entre sí por una fisonomía que permite distinguirlas de otras relaciones materiales reflejadas-, ellas en su conjunto, conforman un cuadro único integrado de la vida espiritual – la conciencia social-. En tal sentido, creemos que la realidad material no había sustantivado una relación que tuviera a la sociedad y a la naturaleza enfrentada como unidad contradictoria, menos aún, su conciencia social y teorización.
Marx y Engels en La Ideología Alemana, plantean que «Esta concepción de la historia consiste, pues, en exponer el proceso real de producción, partiendo para ello de la producción material de la vida inmediata, (….) y explicando a base del modo de producción todos los diversos productos teóricos y formas de la conciencia, la religión, la filosofía, la moral, etc., así como estudiando a partir de esas premisas su proceso de nacimiento, lo que naturalmente, permitirá exponer las cosas en su totalidad ( y también, por ello mismo, la interdependencia entre estos diversos aspectos)». [14]
Las formas de conciencia social no son tratadas de manera esquematizada por sus creadores como lo fue después por la literatura que le ha dado estructuración, ordenación y niveles. [15] Se incluyen la conciencia política, [16] jurídica, [17] la ciencia [18] , el arte [19] , la moral [20] , religión [21] y la filosofía [22] . El origen de cada una de ellas proviene de una necesidad concreta del ser social. «Así, la ciencia nace únicamente cuando la simple acumulación de experiencia y de conocimientos empíricos resulta insuficiente para el avance de la producción social; las concepciones e ideas políticas y jurídicas surgieron, al aparecer las clases y el Estado, para fundamentar y consolidar las relaciones de dominio y subordinación.» [23]
Estas formas pueden ser individualizadas, en sociedades de clases que se estructuran con tendencia a la separación entre el campo y la ciudad, trabajo manual e intelectual, la naturaleza el hombre y la sociedad. Condiciones todas que han posibilitado una aparente emancipación de la conciencia, lo cual se ha manifestado fundamentalmente en las teorías idealistas, como señalan Marx y Engels, «(…) la conciencia de la práctica existente, que representa realmente algo sin representar algo real; desde este instante se halla la conciencia en condiciones de emanciparse del mundo y entregarse a la creación de la teoría «pura», de la teología «pura», la filosofía «pura», la moral «pura», etc..» [24] Y por lo tanto, su unificación sólo es posible en la superación práctica de las contradicciones que la crean.
Resulta necesario señalar que, para reconocer la existencia de nuevas formas de conciencia se reconocen algunos criterios comúnmente validados y que suscribimos, pues no ha estado dentro de los propósitos proponer nuevos. Son éstos los que nos direccionan la afirmación de la conciencia ecológica como una nueva forma de la conciencia social y nos permiten darle actualidad a la totalidad marxista y validarla como teoría revolucionaria en su conjunto.

– El primer criterio, es el de la determinación material, para el cual, no es la conciencia la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que determina la conciencia y la historia no se desprende de su dimensión natural. Por lo tanto, no es el devenir de las ideas, racionalidades o conciencia misma quienes determinan la crisis ni el surgimiento de la conciencia ecológica, sino la contradictoriedad de las relaciones sociales también con la naturaleza que ha asumido un papel de protagonista. (hay quienes plantean soluciones idealistas a la crisis).
– Otro criterio es el carácter creador de una relación material específica: hoy la sociedad-naturaleza –a partir de una relación social específica– mediada por el trabajo como una relación dialéctica en crisis multidimensional -no reducida a un catastro de perjuicios desconectadas que ha provocado, en tanto que, como se dijo, se reconoce el carácter activo de la naturaleza en el ámbito de su respuesta a las relaciones sociales-.
– La existencia de una correlación entre la conciencia individual y la conciencia social que tiene el horizonte de enfatizar el movimiento central que transforma a las conciencias individuales en el proceso histórico nuevo.
– Una institucionalidad objetiva, política, jurídica, social y sus fenómenos más espirituales, ideas, emociones, valoraciones etc.
– Un lenguaje práctico que asimila la conciencia social ecológica como forma específica y la dependencia mutua de determinados conceptos que reflejan la crisis de la relación sociedad-naturaleza.
– La presencia de posiciones de clase, el surgimiento de una ideología ambiental.
– Distintos niveles de acercamiento sistematizado y cotidiano.
– Potadores nuevos delimitados.
– La presencia de componentes cognitivos (aportes de la nueva racionalidad no clásica), valorativos (bioética, nuevos sujetos), emocionales tratados en forma interrelacionada en temáticas.
– Uno de los criterios cualificadores es aquel que, no obstante, a pesar de reconocer cierta autonomía valorativa como aspectos parcializados con disposición específica para conformarla, le permite dar una perspectiva del mundo en su conjunto. -Hasta ahora, a nuestro juicio, se hacían insuficientes para ello las existentes y faltaba que la conciencia social sustantivara, como forma de conciencia social, aquella que diera cuenta de la relación condicionante naturaleza humana y no humana-.
Por consiguiente, es el estado de acumulación contradictoria, originada con este tipo de producción, la que posibilita la autonomía a una nueva forma de conciencia social como reflejo de una relación material específica de una relación crítica ecológica multidimensional. Al hablar de crisis ecológica, no la reducimos a un producto desventajoso de daños, o sea a sus consecuencias, sino que una relación dada entre las relaciones sociales y la respuesta activa de la naturaleza a ellas. Esta nueva realidad trae consigo una nueva forma de la conciencia social -la ecológica- la que contiene la necesidad del ser social de existir y de ahí su contenido de toma de conciencia de esta relación contradictoria. Sin embargo, por surgir al interior de una sociedad dividida en clases, existen diferentes y plurales posiciones, ideologías, debates a su interior.
Para tal realidad, la conciencia ecológica, como forma de conciencia social, la concebimos determinada por la actualidad de esta relación sociedad-naturaleza como una determinante objetiva histórica. Es por ello que ni Marx, ni Engels pudieron referir a tal forma de conciencia social, no porque no reconocieran la importancia de la relación sociedad-naturaleza (que lo hacen de manera muy profunda), sino porque no había el grado de acumulación que la sustantivara. Esto último, es fundamental para reconocer que el origen de la conciencia ecológica, es condicionada por una crisis (no considerada como efecto, sino como proceso) dada al interior de las relaciones materiales, y que no excluye lo activo de la naturaleza, lo contiene.

Por lo tanto, es innegable aceptar que existe una actualidad contradictoria en la relación sociedad-naturaleza y que desde la conciencia social hoy es vista de manera imprecisa, lo que en muchas ocasiones tiene la consecuencia práctica de creer que la conciencia determina el ser social y que mejorar las relaciones hombre-individual y naturaleza es un paso suficiente para detener esta crisis ecosocial, lo que sin duda obvia es la relación material condicionante.

Lo anterior permite, desde el marxismo, reconstruir la estructura de la totalidad ideal y situar en ella las relaciones materiales e ideales, tanto las condicionantes como las no condicionantes lo que permite tener una visión esclarecedora del proceso dialéctico histórico-natural .

Si no tuviéramos una convicción profunda en la validez y aporte del marxismo como teoría revolucionaria, no se encontraría fundamento -externo- para trabajar esta temática de esta forma; en tanto, la contribución a su enriquecimiento está dada, juntamente, por valorarlo en su proyección heurística, lo que dialécticamente, demanda su profundización sistemática como unidad.


[1] Aspecto muy bien aludido por Marx en la conocida 2ª Tesis sobre Feuerbach «El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar [8] la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. E1 litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico».
[2] Carlos Marx, 1973 El Capital tomo I, op.cit. pág. 328.
[3] Alfred Schmidt, op. cit., pág. 100.
[4] Idem.
[5] Marx desarrolla estas ideas en La Ideología Alemana op.cit.
[6] Carlos Marx, 1955 «Prólogo de la Contribución a la crítica de la Economía Política , de 1859″ , en Carlos Marx, y Federico Engels, Obras Escogidas, tomo I, Editorial de Literatura Política del Estado, ediciones en lenguas extranjeras, Moscú, pág. 373.
[7] En la misma idea, Federico Engels, 1955 «Contribución a la Crítica de la Economía Política de Carlos Marx», Ibidem, pág. 379. Este autor, también es claro en precisar en una carta a Bloch «(…) según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda…» Federico Engels, 1955 «Carta de Engels a J. Bloch» Ibidem, .t.II pág. 520. También «La conciencia [das Bewusstsein] jamás puede ser otra cosa que el ser consciente [das bewusste Sein], y el ser de los hombres es su proceso de vida real» y «-No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia» Marx y Engels: Feuerbach, 1972, Oposición entre las concepciones materialista e idealista , Instituto Cubano del Libro, La Habana , págs.19, 20.
[8] Werner, Heisenberg, 1976 La imagen de la naturaleza en la física actual, Editorial Ariel, Barcelona, España.
[9] Carlos Marx, 1973, El Capital tomo I, op. cit, pág. 342.
[10] Reafirmación que aporta la conciencia jurídica, pues el Derecho considera la existencia de un sujeto de derecho, las personas, lo demás es cosa (mueble o inmueble)
[11] La historia o es natural o civil. En la historia natural se refieren los hechos de la naturaleza, en tanto que en la historia civil lo son los de los hombres». Francis Bacon , 1998, Teoría del cielo, ediciones Altaya, Barcelona, España, pág. 8.
[12] Ver Eugene Hargrove, 1998, «El argumento ontológico a favor de la conservación de la naturaleza» en Kwiatkowska, T, Issa, J, 1998 Los Caminos de la Ética Ambiental, Una Antología de Textos Contemporáneos, Coedición entre CONACYT, Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa y Plaza y Valdés Editores, México.
[13] La institucionalización de ello origina divisiones de los saberes, y múltiples divisiones que existen, con diversas fuentes clasificatorias, como las de Dilthey, Comte, Rickert, entre muchos, y las pragmáticas como las de Dewey.
[14] Carlos Marx y Federico Engels, 1966 La Ideología Alemana , Edición Revolucionaria, La Habana , Cuba, pág. 38 y 39.
[15] Este tema fue desarrollado principalmente, por parte de la literatura soviética del siglo XX, entre ellos, Kelles y Koralzon, 1963 Formas de Conciencia Social, Editora Política, La Habana Cuba ; Colectivo de autores dirigido por Burlatski y otros, 1982, Materialismo Histórico», Editorial Progreso, Moscú; Colectivo de autores dirigido por Konstantinov 1976 Fundamentos de la Filosofía Marxista-Leninista Parte II, materialismo Histórico.» Editorial Progreso, Moscú. También por la tradición marxista cubana. Últimamente, se puede encontrar en Colectivo de autores, Lecciones de Filosofía Marxista-Leninista tomo I, Editorial Félix Varela, La Habana 2003.
[16] «(…)en la cual se reflejan las relaciones entre clases sociales, las naciones y otros grupos sociales, respecto al Estado y el poder político en su conjunto», Colectivo de autores dirigido por Burlatski y otros, 1982, Materialismo Histórico», Editorial Progreso, Moscú, pág. 147.
[17] «El conjunto de concepciones, ideas, representaciones, que expresan la actitud de los hombres respecto del derecho, de la legalidad, de la justicia, su comprensión de lo que es legítimo y no legítimo» Ibidem, pág. 149.
[18] «Constituye un sistema de conocimientos del hombre sobre la naturaleza, representa el reflejo de las leyes del mundo objetivo en forma de conceptos y símbolos, como también de sus sistemas…» Ibidem, pág. 147.
[19] «(…) reflejan el mundo en forma sensible concreta de imágenes artísticas» Ibidem pág.165.
[20] Si se define a la moral «Como un sistema de opiniones representaciones, normas y evaluaciones sobre la regulación de la conducta de los individuos, la conjugación de los actos de cada uno de ellos con los intereses de los otros o de una comunidad determinada, los medios de educación de las personas y la formación y consolidación de determinadas cualidades y relaciones morales». En grupo de autores dirigido por Konstantinov, op. cit. II, pág. 233 234. «La conciencia moral es capaz de actuar en calidad de indicador sensible…» Colectivo de autores dirigido por Burlatski y otros, op. cit. pág.152.
[21] «La conciencia religiosa representa una forma ilusoria de vivencia de la relación del hombre con el mundo natural y de los hombres entre sí, su representación ilusoria sobre la totalidad social.
La religión incluye elementos identificables, tales como: a) ideas religiosas (mitos); sentimientos religiosos (emociones); c) actos religiosos (rituales y culto)», Colectivo de autores dirigido por Burlatski y otros, op. cit. pág., 177.
[22] «Como la autoconciencia históricamente determinada de la humanidad, como la toma de conciencia por parte de la humanidad de su esencia, sus propósitos, tareas y posibilidades» Colectivo de autores dirigido por Burlatski y otros, op. cit. pág. 173.
[23] Diccionario soviético de filosofía , Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1965; en versión digital http://www.filosofia.org/enc/ros/dia.htm.
[24] Carlos Marx, y Federico Engels, 1972 Feuerbach. Oposición entre las concepciones materialista e idealista , Instituto Cubano del Libro, La Habana , pág. 31.