¿Hasta cuándo tendremos que soportar que los sionistas sigan masacrando a la heroica población palestina, después de haber sitiado durante más de un año a hombres, mujeres y niños, tratando de hacerlos rendir por inanición?¿Hasta cuándo habrá que ver, escuchar y leer en los medios de comunicación (ligados muchos de ellos al capital sionista mundial […]
¿Hasta cuándo tendremos que soportar que los sionistas sigan masacrando a la heroica población palestina, después de haber sitiado durante más de un año a hombres, mujeres y niños, tratando de hacerlos rendir por inanición?
¿Hasta cuándo habrá que ver, escuchar y leer en los medios de comunicación (ligados muchos de ellos al capital sionista mundial o simplemente, actuando como felpudos de los mismos) que lo que está ocurriendo hoy en Gaza, ayer en Cisjordania y antes de ayer en Líbano, es culpa de los agredidos y masacrados y no de los aviones, tanques y políticos del Estado Terrorista de Israel que sólo persigue con su actitud hacer desaparecer de la faz de la tierra al pueblo de Palestina?
¿Hasta cuándo tendremos que escuchar que nos digan antisemitas, los mismos asesinos que desde la implantación de un Estado ficticio al que llamaron Israel, han regado de muertes el territorio legítimo de Palestina?
¿Hasta cuándo seguirán coqueteando impunemente con los criminales del Estado sionista, los gobiernos de casi todo el planeta, incluidos -más que vergonzosamente- los del mundo árabe, desoyendo todos ellos el verdadero sentir de sus pueblos que en las calles repudian a los genocidas de Tel Aviv y respaldan a la resistencia palestina?
¿Hasta cuándo seguirá la campaña insidiosa que pretende justificar lo injustificable, denominando «terroristas» a los luchadores de Hamas, auténticos ganadores de las elecciones más transparentes celebradas en Palestina y una de las organizaciones que indiscutiblemente cuenta con el apoyo de la población hoy atacada con furia por sus invasores sionistas?
¿Hasta cuándo deberemos soportar escuchar que ese nefasto traidor a la causa palestina llamado Mahmud Abbás y toda su corte de cómplices de la ANP sigan condenando a los heroicos revolucionarios de Hamás y exigiendo que cesen su resistencia, mientras ellos, en su patética felonía, siguen intentando negociar rastreramente con el Estado sionista?
¿Hasta cuándo habrá que aguantar la hipócrita actitud de quienes, en nombre de querer buscar «una solución pacífica al conflicto palestino» no dicen una palabra sobre la letal posición de los sionistas y prefieren recrear la teoría de los dos demonios, que compara a un bando con el otro?
¿Hasta cuándo seguiremos oyendo el sonsonete condenatoria de quienes desde posiciones aparentemente de izquierda (con la derecha ya sabemos a qué atenernos) condenan a los jóvenes palestinos que se autoinmolan en el territorio del enemigo (como a diario hacen en Iraq los resistentes), demostrando que cuando no hay armas para enfrentar al enemigo que busca asesinarlos, sus propios cuerpos sirven de granada o de misil?
¿Hasta cuándo escucharemos a los mal llamados progresistas reivindicar al nuevo timonel de la política estadounidense, Barak Obama, cuando todo sabemos que seguirá avalando la destrucción de Iraq, la de Afganistán y oficiará de sostén principal de la sanguinaria actitud sionista frente a Palestina ocupada?
¿Hasta cuándo seguiremos soportando mansamente ver como el lobby sionista seduce, opera y coopta a muchos de nuestros gobiernos (el de Argentina, con su presidenta y su ministro de Relaciones Exteriores, es un ejemplo bochornoso de sumisión y complicidad, pero ese mismo derrotero siguen otros en casi todos los continentes), a nuestros políticos, economistas, gente de la cultura, periodistas y hasta deportistas, con la excusa de que si no se someten, pierden consenso, apoyo económico o credibilidad, frente a una poderosa colectividad que suele actuar como grupo de presión en tiempos electorales?
¿Hasta cuándo durará la pasividad (y muchas veces la abierta complicidad) de la población judía de la diáspora frente a los actos criminales de ese gobierno que sostienen con dinero y con el envío de sus propios hijos para que engrosen las filas del ejército genocida?
¿Hasta cuándo soportaremos la mentira de organismos internacionales, como las Naciones Unidas, cuyas resoluciones, condenando al Estado sionista, sólo sirven de papel mojado, porque no sólo Israel no las acata sino que muchos de los gobiernos que impulsan esas acusaciones prosiguen negociando comercial y militarmente con los genocidas del pueblo palestino?
¿Hasta cuándo habrá que aguardar para que los paises del mundo (y sobre todos los mandatarios árabes) decidan por fin iniciar un boicot total al sionismo y sus mandamases de Israel?
¿Hasta cuando tolerará la población del Estado sionista que sus gobernantes continúen con su política de agresión armada y criminal contra el pueblo vecino, sabiendo que de no actuar de forma inmediata (como lo viene haciendo una pequeña minoría de sus compatriotas, que sí se vuelca a las calles a repudiar la agresión sionista), tarde o temprano serán juzgados por formar parte de una estrategia genocida que ya ha derivado en crímenes de lesa humanidad?
¿Hasta cuándo tendremos que esperar para que se produzca, como ocurriera en épocas del flagelo del nazismo, la reacción unificada y masiva de los pueblos que aman la libertad y la independencia, volcándose a las calles de todo el planeta exigiendo que el Estado terrorista de Israel acate de una buena vez la exigencia de parar con sus masacres, con sus violaciones de los derechos humanos, y con esa estrategia nazifascista que tanto parecido tiene con la que sufrieron sus antecesores en manos de los nazis alemanes?
¿Hasta cuándo dejaremos morir a Palestina, ocupada por un ejército cuya bestialidad sólo es comparable con la de sus pares de Estados Unidos y la que en su momento desplegara en Europa, Adolfo Hitler?
Son indudablemente muchas preguntas que se me ocurren en medio de la impotencia, la rabia y el dolor de saber que mientras nosotros escribimos notas, firmamos solicitadas, o en el mejor de los casos nos lanzamos a la calle con nuestros carteles que exigen solidaridad con la resistencia palestina y condena absoluta al sionismo asesino, cientos de niños, niñas, jóvenes y ancianos de la heroica Gaza siguen cayendo acribillados por las balas o destrozados por las bombas y misiles de sus invasores.
Escribo este angustioso listado de preguntas, desde otro territorio heroico situado en el sudeste mexicano, donde hace 15 años, otro pueblo originario como el palestino se levantara en armas para gritar un «Ya basta» gigantesco que alumbró al continente.
Ojalá, la sangre derramada por los zapatistas y sus emocionantes convicciones de lucha sirvan para seguir dando ánimo a los que como ellos, allá en Palestina mártir, sacan fuerza de la adversidad, se crecen en el desasosiego y continúan resistiendo, porque saben que ésa es la única alternativa que tienen para no perder su tierra y sobre todo su dignidad.