Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El gobierno Israelí ha lanzado una campaña de publicidad en televisión e Internet instando a los israelíes a informar sobre amigos y parientes judíos en el exterior que puedan estar en peligro de casarse con no-judíos.
Los anuncios, que emplean lo que los medios israelíes describieron como «tácticas del miedo», tienen el propósito de impedir la asimilación de jóvenes judíos de la diáspora mediante matrimonios mixtos alentando su ida a Israel.
La campaña, que cuesta 800.000 dólares, fue creada como reacción ante noticias de que la mitad de todos los judíos fuera de Israel se casan con no-judíos. Es sólo una de varias iniciativas del Estado y de organizaciones privadas de Israel por tratar de aumentar el tamaño de la población judía de Israel.
Según un anuncio, con la voz en off de uno de los principales presentadores de noticias del país, la asimilación es «una amenaza estratégica nacional,» advirtiendo que: «Más de un 50% de la juventud de la diáspora se asimila y la perdemos.»
Adam Keller, de Gush Shalom, un grupo israelí por la paz, dijo que se trata de una referencia a un temor general en Israel de que el pueblo judío pueda desaparecer un día mediante la asimilación y a una preocupación específica de que, si ha de sobrevivir, Israel tendrá que reclutar más judíos para su «guerra demográfica» contra los palestinos.
El tema de la asimilación ha sido lanzado al centro de la atención pública por una serie de estudios realizados durante varios años por el Instituto de Planificación Política del Pueblo Judío, un think-tank establecido en Jerusalén en 2002 que incluye a destacados funcionarios israelíes y de la diáspora.
La investigación del instituto ha mostrado que Israel es el único país del mundo con una población judía de importancia que no disminuye en tamaño. La disminución en otros sitios es atribuida a bajas tasas de natalidad y a matrimonios mixtos ampliamente generalizados.
Según el instituto, cerca de la mitad de todos los judíos en Europa occidental y en EE.UU. se asimilan a través de matrimonios mixtos, mientras que se informa que la cifra entre la antigua judería soviética llega a un 80%.
Israel, cuya población judía de 5,6 millones representa un 41% de la judería mundial, ha obstruido el matrimonio mixto entre sus ciudadanos judíos y árabes al rehusarse a conocer tales matrimonios a menos que tengan lugar en el extranjero.
La campaña de publicidad se dirige particularmente a judíos en EE.UU. y Canadá, cuya cantidad combinada de judíos de 5,7 millones constituye la mayor población judía del mundo. La mayoría pertenece a la corriente liberal de reforma del judaísmo que, a diferencia de la ortodoxia, no se opone a los matrimonios mixtos.
Se cree que un tercio de los judíos en la diáspora tienen parientes en Israel.
Según los organizadores de la campaña, más de 200 israelíes llamaron a una línea directa especial para informar sobre nombres de judíos que viven en el exterior después de la presentación el miércoles del primer anuncio en la televisión. Los que llamaron dejaron detalles de direcciones de correo electrónico y cuentas de Facebook y Twitter.
El clip de 30 segundos mostró una serie de afiches de personas desaparecidas en esquinas de calles, en subterráneos y en cabinas telefónicas mostrando imágenes de jóvenes judíos sobre la palabra «Perdido» en diferentes idiomas. Una voz en off pide que cualquiera que conozca a «un joven judío que vive en el extranjero» llame a la línea directa. «Juntos, fortaleceremos su conexión con Israel, para que no los perdamos.»
La campaña apoya un programa patrocinado por el gobierno, Masa, que subvenciona estadías y cursos en Israel de hasta un año de duración en un esfuerzo por persuadir a judíos para que inmigren y se conviertan en ciudadanos. Unos 8.000 judíos de la diáspora asisten a este programa cada año.
El gobierno ha estado tratando de desarrollar Masa junto a un programa rival: Birthright Israel [Derecho de nacimiento: Israel], que cada año lleva a casi 20.000 jóvenes de la diáspora a Israel en viajes patrocinados de 10 días para encontrar a soldados israelíes y visitar lugares en Israel y Cisjordania que son promovidos como importantes para el pueblo judío.
Aunque Birthright es considerado útil para alentar una imagen positiva de Israel, los funcionarios temen que sólo tenga un efecto limitado para atraer a sus participantes, en su mayoría norteamericanos, para que se muden a Israel. Muchos lo consideran como vacaciones con todos los gastos pagados.
Las diferencias en el enfoque de los dos programas fue subrayado en julio cuando un director de Birthright,
Shlomo Lifshittz, renunció y pasó a Masa después de declarar a los medios israelíes que se le había prohibido que instara a participantes en Birthright para que migraran a Israel y evitaran los matrimonios mixtos.
Al lanzar la campaña, el ejecutivo jefe de Masa, Ayelet Shilo-Tamir, advirtió que la asimilación en todo el mundo estaba colocando a los judíos «al borde del crecimiento negativo.»
Funcionarios de Masa dijeron que jóvenes judíos que participan en sus proyectos fortalecieron su identidad judía y que era más probable que se hicieran política y socialmente activos por cuenta de temas relacionados con Israel.
La campaña provocó rápidamente una tormenta de debates en blogs judíos, especialmente en EE.UU., en los que algunos la calificaron de «divisiva» y como insulto a la descendencia judía de los matrimonios mixtos. Un enlace a la campaña «Perdido» de Masa había sido eliminado ayer de la primera plana de su sitio en la web, posiblemente como respuesta a la reacción.
Sin embargo, la campaña probablemente tocó una fibra sensible en Israel, donde un sondeo estableció en 2007 que un 46% de los judíos israelíes creía que todos los judíos debieran vivir en Israel porque era «la única manera cómo se fortalecerá a Israel y al pueblo judío.»
Los dirigentes de Israel se han hecho eco de esa posición, aunque la mayoría ha tenido cuidado de no afectar el delicado equilibrio de las relaciones con las comunidades de la diáspora.
Se recordaba ampliamente que el ex primer ministro Ariel Sharon se había extralimitado en 2004 durante una visita a Francia cuando instó a los judíos franceses a ir a Israel porque Francia vivía «la propagación del antisemitismo más salvaje.»
Sharon se había mostrado categórico en su deseo de que un millón de judíos inmigrara a Israel para contrarrestar una «amenaza demográfica» resultante del rápido crecimiento de las poblaciones palestinas en Israel y en los territorios ocupados. Se espera que se llegue en una década a la paridad numérica entre judíos y palestinos residentes en la región.
Sus sucesores, Ehud Olmert y Benjamin Netanyahu, se apropiaron de ese tema.
En Israel existe una creciente preocupación porque las tasas de inmigración han declinado continuamente desde que una gran ola de un millón de judíos llegó de la antigua Unión Soviética durante los años noventa. La cifra de absorción para el año pasado – de 16.500 – fue la más baja desde los años ochenta. También se cree que hay una tendencia creciente entre judíos en mejor situación de abandonar Israel para vivir en el extranjero, aunque las cifras no son publicadas.
El señor Keller, de Gush Shalom, dijo que pocos judíos en EE.UU. o Europa, el principal objetivo de la campaña, necesitan ir a Israel por motivos materiales. «Vienen por motivos ideológicos, y muchos de ellos son nacionalistas de derecha que pueden ser alentados a asentarse en Cisjordania.»
El gobierno israelí y varias organizaciones subvencionan la inmigración de judíos de la diáspora a Israel.
El año pasado la Agencia Judía entregó la responsabilidad por la ubicación de nuevos inmigrantes a Nefesh B’Nefesh, una organización privada que promueve una docena de asentamientos en Cisjordania en su sitio en Internet, incluidas comunidades de la línea dura como Kedumim, cerca de Nablus, y Efrat, cerca de Belén.
«La semana pasada la televisión israelí mostró a un grupo de inmigrantes que llegó a Israel para ir a Efrat,» dijo el señor Keller. «Los mostraron mientras eran saludados en el aeropuerto por grandes multitudes de israelíes que agitaban banderas en su apoyo.»
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Jonathan Cook es un escritor y periodista residente en Nazareth, Israel. Sus últimos libros son Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East (Pluto Press) y Disappearing Palestine: Israel’s Experiments in Human Despair (Zed Books). Su página web es www.jkcook.net.
Una versión de este artículo apareció originalmente en The National (www.thenational.ae), publicado en Abu Dhabi.