El ex ministro de Finanzas libanés Georges Corm (1940) es economista e historiador. Lúcido y de buen humor, responde a las preguntas de GARA sobre el panorama político libanés, destacando el nefasto papel que desempeña el clan de los Hariri, encabezados ahora por Saad, quien tiene el encargo de formar Gobierno, la pujanza de Hizbullah […]
El ex ministro de Finanzas libanés Georges Corm (1940) es economista e historiador. Lúcido y de buen humor, responde a las preguntas de GARA sobre el panorama político libanés, destacando el nefasto papel que desempeña el clan de los Hariri, encabezados ahora por Saad, quien tiene el encargo de formar Gobierno, la pujanza de Hizbullah y la necesidad de reformar el sistema político vigente.
Líbano se encuentra todavía sin Gobierno, puesto que Saad Hariri no ha sido capaz de formar una coalición con el apoyo suficiente tras las elecciones de junio, pese a la necesidad de reformas que necesita esta país árabe.
¿Qué causas paralizan la formación de un nuevo Gobierno de unidad nacional?
Las causas son esencialmente las mismas que tenemos desde hace tres o cuatro años, incluso desde las elecciones de 2005, es decir una coalición de partidos pilotada por la familia Hariri esencialmente, llamada Coalición del 14 de Marzo, que quiere continuar ejerciendo el monopolio del poder en Líbano que la familia Hariri tiene desde 1992, de manera exclusiva. Hay pues una resistencia muy fuerte a la idea de un Gobierno de unión nacional. Los partidos de oposición, que han tenido la mayoría de los votos pero no la mayoría de los escaños, sería un socio igualitario con la coalición del 14 de Marzo. Hay pues una batalla interna muy fuerte porque este país está gobernado de manera muy dictatorial por la familia Hariri y por Arabia Saudí por detrás, desde 1992.
¿Cuál es el balance del ciclo político de hegemonía de la familia Hariri?
Es un balance totalmente catastrófico. Este país que ha salido de la guerra con su sistema bancario intacto, sus reservas de oro, con una destrucción de 3.000 a 4.000 millones de dólares [de 2.000 a 2.700 millones de euros] en infraestructuras, endeudándose a la altura de 50.000 millones de dólares [33.880 millones de euros] y sus ciudadanos no tienen todavía hoy electricidad y agua corriente, cuando hay agua corriente no se puede beber, el sistema de transportes es terrible, y en el plano medioambiental los gobiernos sucesivos de Hariri han dejado que la situación se degradara a niveles nunca vistos; no hay tratamiento de los desechos. El balance es totalmente catastrófico pero siempre ha sido tolerado por todos los organismos internacionales, por la UE, por razones puramente políticas ya que la familia Hariri es un pilar de la influencia de los países occidentales en Líbano. La táctica de la familia Hariri ha sido atiborrar a la burguesía cristiana bancaria y financiera con especulaciones diversas en bancos del tesoro y otros. Pero ha operado sobre todo en la comunidad sunní con una red de ONG masivas que son activas antes de las elecciones, además de la Fundación Hariri. Pero todas las decisiones políticas son tomadas por un desplazamiento rápido de Hariri padre o Hariri hijo que van a Arabía Saudí y vuelven habiendo tomado las instrucciones.
Un partido, una plataforma mediática, una empresa gigante… ¿Es Hariri el Berlusconi libanés?
Sí, pero con la diferencia de que Italia tiene una economía 40 veces más grande que la de Líbano, y puede soportar el fenómeno Berlusconi. En Líbano la familia Hariri es la más grande empleadora en el sector privado, domina ampliamente la información, se ha apropiado de manera anticonstitucional y contra todo principio de los derechos humanos, del centro histórico de la capital para su beneficio personal y para el de sus patrocinadores saudíes. Ha dinamitado 600 inmuebles históricos, ha cometido un genocidio arquitectónico pero, como siempre, aprobado por la comunidad internacional de naciones democráticas por las misma razones que evocaba antes. Un hombre, sus hijos, sus consejeros, algunos ocultos, algunos en los medios, es una gran máquina con prolongaciones internacionales masivas. No podría ser tan potente sin los apoyos de la Francia de Chirac…
Y de Arabia Saudí, una monarquía semifeudal…
Arabía Saudí es percibida en Occidente como una potencia amiga y aliada de EEUU; a excepción de algunos meses después del 11-S cuando Arabía Saudí fue denunciada, junto a Pakistán, por ser la cuna donde todos los taqfiristas radicales se formaban y eran exportados. Se paró enseguida y estamos aún con la ficción de una Arabía Saudí aliada de EEUU, lo cual es cierto en el plano geopolítico.
Usted se ha mostrado muy crítico con el sistema de la democracia confesional. ¿Cómo evolucionar hacia una democracia no confesional? ¿Qué mecanismos propone?
Hace falta salir del sistema comunitario. He apoyado y explicado en muchos escritos la importancia del documento de entendimiento nacional entre el partido del General Aoun y Hizbullah [firmado en 2006] que explícitamente afirma querer una democracia consensual, es decir hacer funcionar el comunitarismo de manera consensual. En la medida en que la demanda de Hizbullah en el pasado, y de muchos partidos que se reclamaban del Islam, era que querían una democracia mayoritaria minorizando a los cristianos, apoyé este documento. Actualmente son los partidos de la Coalición del 14 de Marzo los que no quieren aplicar una verdadera democracia consensual. La democracia consensual es algo a impulsar y se corresponde, de hecho, al espíritu de Taef. Ahora hay esfuerzos permanentes y constantes para favorecer la toma de conciencia de los vicios del sistema comunitario sobre todo cuando se aplica de esta manera un poco monstruosa. Es una máquina infernal, contraria al espíritu de la democracia consensual, que hay que parar. Hay acciones para reclamar el matrimonio civil, para suprimir en los registros de Estado civil la confesión de los ciudadanos. Las fuerzas laicas son muy activas en Líbano pero, evidentemente, no son portada.
¿Qué lectura hace del pacto entre la Corriente Patriótica Libre del general Michel Aoun y Hizbullah en 2006?
Ese acuerdo ha evitado que volvamos a la guerra civil, ha sido extremadamente positivo. Es cierto que la comunidad maronita está partida en dos, porque están todos los que han entrado en la órbita del poder de Hariri y de Arabia Saudí. El apoyo popular que tiene el general Aoun es extremadamente fuerte, incluso si en los medios intentan desacreditarlo. El problema es que el patriarca maronita hace política activa cotidianamente al lado del 14 de Marzo y de Arabia Saudí que está islamizando el país sin que se den cuenta. No es nuevo porque la elección del presidente Bashir Gemayel en 1982 fue totalmente apoyada por Arabia Saudí.
¿Qué impacto ha tenido este pacto en el panorama político y comunitario libanés?
Creo que lo que hizo el general Aoun contribuyó en proporcionar un apoyo público en las otras comunidades. El desacuerdo es totalmente transcomunitario hoy en día: los que apoyan a Hizbullah son de todas las comunidades y los que están en contra de Hizbullah son de todas las comunidades. Aquí el análisis comunitario no funciona, sólo por el hecho de una fuerte polarización sunní muy artificial, que hace también que las personalidades sunníes que apoyan a Hizbullah sean completamente marginadas en la vida política.
En Europa y Estados Unidos se percibe a Hizbullah como un grupo fundamentalista y «terrorista» estrechamente ligado a Irán. ¿Es correcta esta imagen?
Es una visión muy reduccionista. Evidentemente, la ideología de Hizbullah se basa en la wilâyat al-faqîh en Irán, es el discurso del líder de Hizbullah. Esto no quiere decir que no sea un partido auténticamente libanés. Para explicárselo a los europeos siempre les digo que los comunistas italianos, franceses o españoles eran también buenos ciudadanos. No porque se tenga simpatía por la ideología de un Estado que ha sido revolucionario se es un mal ciudadano. En el caso de Francia o Italia la resistencia contra el nazismo fue masivamente comunista. Hizbullah debe estar integrado en el juego político local y además un día u otro el régimen iraní cambiará. De hecho ya hay bastante polémica con la ideología de la wilâyat al-faqîh que es, de hecho, contestada en la comunidad chií. La intromisión de Irán en Líbano a través de Hizbullah es un delirio, está totalmente excluida. Irán está a 3.000 kilómetros. Y aunque tuviera veleidades, el primer país que se lo impediría es Siria.
¿Cree posible la integración de la rama armada de Hizbullah en el Ejército libanés?
Tenemos el mejor sistema de defensa posible, un verdadero ejército de partisanos que son los hijos del sur de Líbano, conocen cada pueblo, cada piedra, cada sitio… La idea de una integración no tiene sentido mientras continúe el peligro israelí masivo. Tienen un arsenal de armas muy eficaz que impidió a los israelíes volver a ocupar Líbano. Hoy en día es un sistema de defensa que no cuesta nada al Estado libanés, superendeudado y al cual, además, ningún Estado prestaría medios de defensa antiaérea eficaces, que es todo el problema desde hace 40 ó 50 años. Todo el mundo olvida que los bombardeos israelíes comenzaron en 1968 y fueron más largos que los bombardeos franceses y americanos sobre Vietnam. Los bombardeos no cesaron hasta el año 2000 con la evacuación, la retirada forzada, gracias a Hizbullah. Ahora continuamos teniendo los vuelos cotidianos [de aviones militares israelíes en el espacio aéreo libanés] que son una infracción a la resolución 1.701. Además de ocupaciones de territorio que no son tan marginales, son reservas de agua extremadamente importantes.
«Los Hariri han sustituido al Estado»
¿Existe una memoria histórica colectiva en Líbano respecto a la guerra civil?
Hay una asociación de padres de desaparecidos que ha hecho un buen trabajo y que apoyé considerablemente como ministro. Personalmente continúo reclamando que se erijan monumentos en todos los pueblos a todos los desaparecidos o todos los que murieron por francotiradores. Evidentemente, la clase política actual está totalmente en contra. Además, en el caso de los desaparecidos haría falta un acto solemne para concluir el duelo de las familias. Nuestro Gobierno hizo una comisión de militares, jueces y funcionarios del Ministerio del Interior con todas las listas de desaparecidos para concluir una investigación. Pero los gobiernos de Hariri que volvieron tras el Gobierno de El-Hoss no han continuado esta tarea.
¿Sigue presente la tradición de los clanes familiares que lideraban la violencia de las milicias?
Quedan los clanes de los Gemayel y los Geagea que están apoyados por Occidente y que dan a la política cristiana ese aspecto de clan familiar, mientras que el general Michel Aoun es de clase media. En el plano chií, Hizbullah ha hecho retroceder la influencia de las grandes familias chiíes. Berry [líder de Amal] representa otro polo de la comunidad pero relativamente marginal en relación a Hizbullah. En la comunidad sunní está clara la polarización en torno a Hariri.
¿Ha reemplazado Hizbullah al Estado libanés, como suele denunciar el 14 de Marzo?
¡Los que verdaderamente han reemplazado al Estado libanés son los Hariri! Se puede calificar a Hizbullah de pequeño Estado al lado del Estado, pero no como un Estado en el Estado. No hay altos funcionarios de Hizbullah, la Administración libanesa no está trufada de personas que pertenecen a Hizbullah, mientras que el Estado libanés está repleta de personas que tienen salarios ocultos que vienen de Hariri u otros.