Queridos compañeros Santiago, Alcides y Aldo: Mientras se escriben estas líneas ustedes se aprestan a acometer el ascenso del Aconcagua, llevando en sus mochilas un símbolo que representa, mucho más allá de la injusticia contra Cinco hombres, la brutalidad del imperio contra el pueblo al que defendemos. Nuevamente, a través de ustedes, se tiende un […]
Queridos compañeros Santiago, Alcides y Aldo:
Mientras se escriben estas líneas ustedes se aprestan a acometer el ascenso del Aconcagua, llevando en sus mochilas un símbolo que representa, mucho más allá de la injusticia contra Cinco hombres, la brutalidad del imperio contra el pueblo al que defendemos. Nuevamente, a través de ustedes, se tiende un puente de solidaridad entre las patrias de San Martín y de Martí, como recordatorio de que la historia no se detiene, y de que es nuestro destino el hacer realidad los sueños de una América Nuestra que han inspirado a tantas generaciones en siglos de ardua lucha.
El ser objeto de su hermoso y solidario gesto nos honra, y lo asumimos con humildad desde nuestros corazones de orgullosos revolucionarios cubanos. Les extendemos nuestro más sincero agradecimiento y estaremos con ustedes en el espíritu que anima su empresa, a la que deseamos todo el éxito que merece.
Cuando hayan descendido del Techo de América, satisfechos y orgullosos del compromiso cumplido, no habrán dejado solo un símbolo. Habrán erigido un monumento a la persistencia humana, un altar a los miles de mártires latinoamericanos; y habrán entonado un canto a la América dignificada por la hermandad por la que ofrendaron sus vidas.
Con un abrazo revolucionario en nombre de los Cinco,
Desde la Prisión Federal de Marianna