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Entrevista a Norman Finkelstein

«Resolver el conflicto palestino-israelí es en muchos aspectos -aunque no en todos- extraordina riamente simple»

Fuentes: Rebelión

Con motivo de los recientes acontecimientos en Palestina, y muy especialmente la violenta intervención israelí en aguas internacionales contra la Flotilla de la Libertad así como el largo y criminal bloqueo a que está sometido el pueblo de Gaza, entrevistamos a Norman Finkelstein, figura imprescindible para entender las claves del conflicto palestino-israelí. Finkelstein, politólogo judío […]

Con motivo de los recientes acontecimientos en Palestina, y muy especialmente la violenta intervención israelí en aguas internacionales contra la Flotilla de la Libertad así como el largo y criminal bloqueo a que está sometido el pueblo de Gaza, entrevistamos a Norman Finkelstein, figura imprescindible para entender las claves del conflicto palestino-israelí. Finkelstein, politólogo judío e hijo de supervivientes de campos de concentración nazis, es el reconocido autor de obras tan relevantes como «La industria del holocausto», sobre la explotación interesada por parte del Sionismo y ciertas élites del sufrimiento del pueblo judío ante la dominación nazi. Su libro más reciente se titula «This time we went too far» («Esta vez fuimos demasiado lejos») y se trata de uno de los análisis más lúcidos sobre la aún latente invasión y masacre de Gaza. Firme defensor de los derechos de los palestinos, su compromiso con la legalidad internacional y con la seriedad académica le ha llevado tanto al prestigioso reconocimiento de su trabajo por colegas como Noam Chomsky, Raul Hilberg o Avi Shlaim entre muchos otros, como al arresto y expulsión de Israel en 2008 o a la desestimación para prolongar su plaza como profesor en la Universidad de DePaul de Chicago, después de un controvertido proceso lleno de irregularidades y presiones de parte de importantes élites pro-israelíes.

¿Cuándo y cómo empezó tu defensa de los derechos de Palestina?

En mi juventud era maoista. Cuando aquella corriente murió después del fallecimiento de Mao a finales de los 70, busqué una causa política en la que implicarme. En junio de 1982 Israel invadió el Líbano. Me manifesté durante los siguientes cuatro meses frente al consulado de Israel y acabé escribiendo mi tesis doctoral sobre la teoría del Sionismo.

¿Qué hay en el origen del Estado de Israel que lo hace tan agresivo hacia el pueblo palestino? ¿Y qué le hace despreciar constantemente a la comunidad internacional, rechazando acuerdos internacionales y negando la autoridad de las resoluciones de las Naciones Unidas?

Hay una multitud de factores históricos que explican el racismo israelí hacia los palestinos y los árabes en general: 1) sus orígenes en el colonialismo europeo, 2) el componente de «limpieza étnica» que era inherente al Sionismo, 3) el sentido de superioridad judía («pueblo elegido»), 4) el complejo de superioridad moral nacido del holocausto nazi, 5) los incontestables logros sociales y tecnológicos de Israel. El desprecio de Israel a la legalidad internacional y la autoridad de las Naciones Unidas no es difícil de explicar: no es distinta de la actitud de Estados Unidos, y si Israel puede seguir como Estados Unidos -porque Estados Unidos les respalda- no es sorprendente que continúe con una actitud arrogante.

¿Cómo ves el panorama político después del ataque a la Flotilla de la Libertad? ¿Observas algún cambio significativo?

Hay dos cambios principales: 1) en el nivel popular, la principal diferencia es que por primera vez la resistencia popular tomaba la iniciativa y los actores estatales se veían forzados a seguir este liderazgo. El Cuarteto tuvo que modificar el bloqueo por la masacre de la Flotilla y la consiguiente indignación popular internacional; 2) un actor estatal crucial -Turquía- ha hecho sentir su peso en el conflicto palestino-israelí. Parece poco probable que la reacción internacional hubiese sido tan poderosa si no hubiese sido por la indignación y perseverancia de Erdogan: por ejemplo, Mubarak abrió Rafah porque las acciones de Erdogan le estaban humillando…

Algunos ven elementos comunes entre el sistema del apartheid sudafricano y el trato de Israel hacia los palestinos, mientras otros creen que estas analogías son erróneas y contraproducentes. ¿Cuál es tu opinión sobre este tema?

Una analogía quiere decir que existen elementos en común cruciales entre dos fenómenos: si los parecidos entre ambos fenómenos fuesen perfectos, no serían análogos, sino idénticos. El consenso entre respetadas figuras israelíes -B’Tselem, Haaretz, Asociación por los Derechos Civiles de Israel, Shulamith Aloni, Yossi Sarid, Michael Ben-Yair, Meron Benvenisti- y respetadas figuras sudafricanas -Desmond Tutu, John Dugard- es que los parecidos entre las prácticas israelíes en los territorios palestinos ocupados y el apartheid son suficientemente significativas para que la analogía sea acertada y reveladora.

En esta misma línea, algunos consideran que, ya que el boicot internacional ayudó a minar al régimen del apartheid sudafricano, debería ser aplicado a Israel por los mismos motivos. ¿Crees que el boicot internacional puede ser lo suficientemente relevante en la lucha por la libertad del pueblo palestino en general y de los palestinos de Gaza en particular?

Hay en la actualidad tres principales líneas de resistencia a la ocupación israelí: 1) lo que Israel llama peyorativamente «guerra legal» («lawfare») – por ejemplo, usando la ley internacional para hacer a Israel responsable, de lo cual el más destacado ejemplo es el Informe Goldstone; 2) resistencia pacífica -las manifestaciones apoyadas por internacionalistas en Bilin, etc., así como las flotillas de Gaza; 3) el movimiento por el boicot, la desinversión y las sanciones («BDS movement»). Cada una de estas formas de resistencia han presentado éxitos. No veo ningún motivo para ponerlas en jerarquía o enfrentarlas entre sí.

¿Cómo puede afectar la crisis capitalista al conflicto de Oriente Medio, en particular a Palestina y muy especialmente en el caso de Gaza?

Hay una distancia muy grande que atravesar desde la actual crisis económica global a un sitio tan pequeñito llamado Palestina. Uno sólo puede hacer comentarios aislados: por ejemplo, no es un accidente que los dos países cuyas economías son bastante fuertes ahora, Brasil y Turquía, fuesen capaces de hacer sentir su peso en las negociaciones con Irán y en impedir un voto unánime contra Irán en el Consejo de Seguridad. Es una obviedad que las nuevas potencias están emergiendo y que el dominio que Estados Unidos una vez ejerció en el escenario global, en la actualidad está siendo retado. Esto sólo puede ser visto como algo positivo por los palestinos -y, por ese mismo motivo, por el resto de la humanidad.

En tu opinión, en este momento, ¿cuál es la situación en los Estados Unidos en su relación con Israel?

Las cosas están en un gran estado de cambio en estos momentos. La opinión popular está lenta pero firmemente cambiando en una dirección más crítica hacia Israel. En esto incluiría a la opinión pública judía. Está claro que especialmente entre la generación judía más joven, el apoyo judío a Israel carente de sentido crítico se está secando. En el nivel de la élite, también ha habido algunos cambios. Fue asombroso que Anthony Cordesman, que era el líder de la élite apologista a favor de la masacre israelí en Gaza, apareciese con una fuerte declaración criticando a Israel después del baño de sangre en la Flotilla.

Has tenido problemas en Israel, donde has sido arrestado y expulsado. ¿Puedes explicarnos las razones?

A muchos extranjeros, incluidos muchos judíos activistas extranjeros, se les ha negado la entrada a Israel en los últimos años. Sólo soy uno un poco mejor conocido. Los oficiales de seguridad nunca explicaron las razones para negarme la entrada. Más tarde se dijo que era un riesgo para la seguridad, que es algo evidentemente irrisorio. Haaretz lanzó un editorial titulado «¿Quién tiene miedo a Finkelstein?» que decía que obviamente me negaron la entrada por mis opiniones.

¿Cómo crees que aquellos solidarios con la causa del pueblo palestino pueden ayudar en la actualidad? ¿Qué deben hacer?

Aprender los datos y ser firmes en la defensa de lo que es verdadero y correcto. Resolver el conflicto palestino-israelí es en muchos aspectos -aunque no en todos- extraordinariamente simple. En mi opinión, con buena fe por todas las partes se puede alcanzar un acuerdo. Los principales obstáculos vienen del apoyo de Estados Unidos a Israel. Este es el mensaje que necesitamos hacer llegar al público en general.

Profesor Finkelstein, recibe nuestro reconocimiento por tu ética y tu compromiso y entrega solidaria con la causa palestina, y muchas gracias por tus declaraciones a rebelion.org

Traducción de Alejandro Pedregal, director del Festival de Cine y Arte Media Lens Política. Más información en WWW.lenspolitica.net

Ramón Pedregal Casanova es autor de Siete Novelas de la Memoria Histórica, editado por Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria, asociacion.foroporlamemoria@yahoo.es , foroporlamemoria.org

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.