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Representantes de la Comunidad Palestina de Valencia y el Movimiento de la Juventud Palestina debaten sobre las diferentes formas de lucha

¿Construcción de un estado o liberación nacional?

Fuentes: Rebelión

La lucha del pueblo palestino no es monocolor, ni se limita -de manera maniquea- al islamismo de Hamas y la posición oficial de la Autoridad Nacional Palestina. Además de la apuesta por un estado propio que cuente con el reconocimiento de la denominada «Comunidad Internacional», vía que no excluye el diálogo con el sionismo, y […]

La lucha del pueblo palestino no es monocolor, ni se limita -de manera maniquea- al islamismo de Hamas y la posición oficial de la Autoridad Nacional Palestina. Además de la apuesta por un estado propio que cuente con el reconocimiento de la denominada «Comunidad Internacional», vía que no excluye el diálogo con el sionismo, y que representaría el ejecutivo de Mahmud Abbas, caben otras opciones, más vinculadas al trabajo con las bases populares -en los territorios ocupados y en la diáspora palestina-, la reconstrucción de la OLP y la negativa a negociar con Israel.

Estos planteamientos antagónicos se pusieron de manifiesto en un acto organizado en Ca Revolta (Valencia) por la Xarxa de Solidaritat amb Palestina de València, con la presencia de Abel Abdulah Issa, representante de la Comunidad Palestina de Valencia y Saif Abukeshek, del Movimiento de la Juventud Palestina. Pese a que las dos posiciones denuncian el sionismo y la ocupación de los territorios palestinos, un objetivo común, la divergencia en los métodos de lucha se hizo evidente.

En opinión de Abel Abdulah Issa, contar con un estado palestino tendría muchas ventajas, entre otras, «la posibilidad de denunciar a Israel por crímenes de guerra ante la justicia internacional; ahora, sin esta legitimidad estatal, quedan impunes los bombardeos sobre Gaza; el ataque a la flotilla de la libertad, que trasladaba ayuda humanitaria a la franja y, dado que no se nos reconoce como entidad política y jurídica, nuestro territorio se considera parte integrante de Israel».

Abdulah Issa ha abundado en la idea de que un estado palestino es necesario. «La Autoridad Nacional Palestina está atada de manos precisamente porque no está al frente de un país; por ejemplo, las resoluciones contra Israel de Naciones Unidas no se consideran vinculantes ni se hacen efectivas porque no disponemos de una organización estatal con capacidad de presionar y hacer fuerza». El representante de la Comunidad Palestina de Valencia ha subrayado, asimismo, las pequeñas victorias que se han logrado con la negociación: «Antes íbamos a la cárcel sólo por mostrar nuestra bandera; ahora esto no ocurre».

La vía del diálogo y la construcción de un estado no es, por descontado, un camino de rosas. «Hemos renunciado al territorio íntegro de la Palestina histórica pues volvemos a los límites establecidos en 1967, ni siquiera a los de 1948; muchos de los nuestros están en contra de que se fijen estas fronteras ya que es injusto; de hecho, Israel ha colonizado, mediante la aplicación de políticas de terror y la limpieza étnica, más de la mitad de lo que históricamente era Palestina»; «tampoco está claro que a nuestros refugiados se les permita volver a sus casas y se les indemnice», ha explicado Abel Abdulah Issa.

En las últimas fechas se ha producido un hecho que el representante de la Comunidad Palestina valora como «positivo»: el intercambio de presos. «Pero en el fondo de la liberación de prisioneros hay una maniobra política de Israel para crear divisiones entre los palestinos, aunque finalmente no lo consiguió, como pudo verse en la unidad y la alegría con la que se recibió a los presos»; también ha destacado las dificultades con las que opera la Autoridad Nacional Palestina, en un escenario muy duro, en el que el 95% de los niños que ingresan en prisión -y permanecen en ella, sin juicio previo- «es tal vez por sólo lanzar una piedra».

La idea de embarcarse en un proceso político, no exento de negociaciones, que concluya en una organización estatal y un gobierno con plenos poderes no es compartida por el Movimiento de la Juventud Palestina. Saif Abukeshek se expresa de modo categórico: «No se puede negociar con el sionismo; cada vez que firmamos un acuerdo con Israel nos arrebatan algo, por ejemplo, con el intercambio de presos: excluyeron a las mujeres con la excusa de que no se les había juzgado; de una manera o de otra, siempre nos quitan derechos».

«La solución pasa por la liberación nacional de Palestina, más que por la construcción de un estado», asevera el portavoz del movimiento juvenil: «La prueba de que el proceso político no da resultados es que nos encontramos en una situación peor que en 1948 y, por supuesto, Israel nunca aceptará la paz». ¿Por qué? «La pacificación de la zona supone el final del estado de Israel, que necesita mantener la llama del conflicto para subsistir, si no con Palestina, con otros países como Siria, Líbano o Irán»; entre otras cosas, porque de esta manera Israel aplaca sus divisiones internas.

Además, tras dos décadas de empeño en instaurar un gobierno propio, «los resultados son muy escasos»; «no tiene sentido aspirar a la democracia bajo un régimen de ocupación y discriminación dentro de nuestras tierras». Por otra parte, ¿Se puede confiar en el sionismo? La respuesta es negativa para Saif Abukeshek: «Hay más de 55 resoluciones de Naciones Unidas que no han servido para nada; es más, el mismo día que firmaron los Acuerdos de Oslo, Israel impulsaba la construcción de nuevos asentamientos; y, en definitiva, ¿Cómo puede hablarse de paz mientras continúen en la cárcel 4.000 presos políticos palestinos?».

Dada la «inviabilidad de alcanzar acuerdos políticos con el Israel», hay que plantearse «acabar con el movimiento sionista, pues no sólo supone una amenaza para el pueblo palestino, sino para la garantía de los derechos humanos a escala mundial». Para ello, el representante de la organización juvenil ha sostenido la necesidad de reconstruir la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como «movimiento único o frente común», y trabajar no sólo en el frente interno (Gaza y Cisjordania) sino también con todos los palestinos que viven en la diáspora (incluso en países como Chile, Estados Unidos o Alemania).

Por tanto, «hay que reconstruir un frente común a partir del trabajo real y desde la base, más que con superestructuras políticas». De hecho, la estrategia que desarrolla desde hace 20 años la Autoridad Nacional Palestina «sólo ha servido para perder cada vez más tierras y el control de recursos esenciales como el agua, que está en manos de los colonos». Respecto al intercambio de presos, ha concluido Saif Abukeshek, «resulta un motivo de alegría pero debemos considerar que muchos de los palestinos liberados no pueden volver a sus casas ni con sus familias, ya que se les ha deportado a territorios donde nunca antes han vivido».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.