Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
¿Oíste hablar de la Primavera Árabe en Arabia Saudí que pasó desapercibida?
No, no es un chiste. Es una situación real, y un ejemplo admonitorio de lo que sucede cuando los gobiernos occidentales y sus medios son más favorables a algunas «revoluciones» que a otras.
En el caso del régimen sirio, hace tiempo en desgracia en Occidente, nos informaron del levantamiento desde su inicio. El tamborileo mediático ha aumentado dramáticamente, junto con condenas occidentales y acciones para aislar el régimen por su represión del disenso.
En el caso de Libia, gobernada por el tan independiente y excéntrico Gadafi, gran parte de la prensa mundial se apresuró crédulamente a publicar cualquier rumor sobre los excesos del régimen, muchos de ellos nunca verificados y aparentemente falsos. La prensa presentó a los rebeldes como héroes, y su cobertura fue casi diaria. Cuando la OTAN lanzó una creciente intervención que terminó en un bombardeo muro tras muro, los medios aceptaron su afirmación de que la intervención era para impedir que Gadafi dañara o siguiera oprimiendo a su pueblo.
Los medios rápidamente se dedicaron -y lo siguien haciendo- al levantamiento en Egipto, uno de los países más pobres de la región, donde Occidente perdió un aliado pero encontró rápidamente un nuevo colaborador en una junta militar de inclinaciones semejantes.
En el caso de la madre de todos los aliados petroleros, Arabia Saudí, sin embargo, las protestas se han recibido con un silencio casi total en los medios y ninguna expresión de simpatía por los disidentes por parte de los gobiernos occidentales.
La lucha saudí
Estos son los antecedentes: El 21 de noviembre, las tropas del gobierno abrieron fuego contra los manifestantes en la Provincia Oriental de Arabia Saudí, matando por lo menos a cuatro, e hiriendo a algunas más. En vista de la escasez general de manifestaciones en un país en el cual el disenso se reprime ferozmente, la agitación y la violencia parecía ser un evento de alto valor noticioso.
Al día siguiente, Al Jazeera English, basado en Medio Oriente, la «mejor» fuente occidental de noticias de la región salió a la palestra. En lugar de conseguir relatos directos de testigos presenciales que podrían molestar a los dirigentes saudíes (los aliados cercanos del emir de Qatar, dueño de Al Jazeera), la red utilizó un viejo truco. Citó a una agencia noticiosa occidental, la agencia francesa Agence France Press, que solo reprodujo la versión del gobierno saudí respecto a los eventos.
Dos días después de Al Jazeera, Associated Press circuló su propio informe, también basado en el portavoz saudí. El artículo señaló «una serie de choques entre policías y manifestantes en la región oriental del país dominada por chiíes, que comenzó en la primavera». Decía:
«El Ministerio del Interior culpó previamente a quienes describió como residentes ‘sediciosos’, diciendo que atacaron a las fuerzas de seguridad con armas de fuego y bombas incendiarias con el respaldo de un enemigo externo, una referencia aparente a la potencia chií Irán.
«La declaración del ministerio dijo el jueves que las muertes en la nueva agitación resultaron de intercambios de fuego desde el lunes con ‘criminales desconocidos’ quienes, dijo, dispararon contra puntos de control y vehículos de seguridad desde casas y callejuelas».
El contexto intencionado viene en el último párrafo:
«Hay una larga historia de discordia entre los gobernantes suníes del reino y la minoría chií concentrada en el este, la principal región productora de petróleo de Arabia Saudí. Los chiíes representan un 10% de los 23 millones de ciudadanos del reino y se quejan de discriminación, argumentando que son excluidos de posiciones clave en las fuerzas armadas y el gobierno y que no reciben una parte proporcionada de la riqueza del país».
El punto destacado en Arabia Saudí, sin embargo, no es realmente la discriminación étnica, que existe en todo el mundo. Es una historia de avaricia y brutalidad mediante la cual una amplia familia domina todo un país.
En Libia, la revuelta estuvo dominada por una clara oposición tribal, pero fue rápidamente caracterizada como representante de un amplio sentimiento nacional, con una especie de nobleza e inevitabilidad. No es así (hasta ahora) en la información sobre las protestas saudíes. En realidad, la insatisfacción con la familia real saudí no se limita realmente a los chiíes, y los grados de indignación son probablemente tan grandes o tal vez mayores que los que suscitaba Gadafi.
Otro punto de vista
Los que quieran tener una mejor idea de lo que sucede en Arabia Saudí pueden ir al sitio Liveleak, donde transmiten un vídeo altamente sobrecogedor acompañado por este texto:
«Qatif: disparan munición viva contra los manifestantes el 21 de noviembre de 2011: el vídeo muestra la brutalidad de las fuerzas de seguridad saudíes al encarar a los manifestantes mediante el disparo de munición de guerra». Otra fuente es un blog llamado Angry Arab News Service, que presenta un vídeo en el cual un grupo grande y ruidoso en Qatif corea al parecer «Que muera la Casa de Saud».
Ese tipo de material parece merecer atención mundial. Y al recibirla, podríamos esperar razonablemente que las protestas aumentaran. Pero la cobertura no ha tenido lugar, ni tampoco un aumento de la revuelta.
New York Times
¿De quién la culpa? De todos, en realidad. Pero basándonos en su afirmación de que constituye el patrón oro, nos concentraremos en el The New York Times. Según una búsqueda en la base de datos Nexis-Lexis, el Times no publicó absolutamente nada sobre Qatif hasta el domingo 27 de noviembre, cuando publicó un estudio de la agitación en toda la región. Una referencia a Qatif está profundamente enterrada al final del artículo, donde pasaría casi desapercibida.
Sin embargo el Times debe de haberse dado cuenta de que estaba considerando un modelo. Después de todo, el periódico había cubierto un incidente previo en Qatif – en marzo. Fue un solo artículo, fechado en Beirut.
«Los agentes de la policía saudí abrieron fuego contra una marcha de protesta en una inquieta provincia rica en petróleo el jueves, hiriendo pore lo menos a tres personas, según testigos y un funcionario gubernamental saudí».
…
«Los testigos describieron la pequeña marcha de protesta en la ciudad oriental de Qatif como pacífica, pero un portavoz del Ministerio del Interior dijo que los manifestantes habían atacado a la policía antes de que los oficiales comenzaran a disparar, informó Reuters«.
…
«El choque con los manifestantes en Qatif, ubicada en una región con gran población chií, subrayó las antiguas tensiones en la sociedad saudí: existe una idea en la minoría chií de que está discriminada por un gobierno que practica una forma ferviente de ortodoxia suní».
Ningún énfasis en la actividad en provecho propio, la codicia y la barbarie que caracterizan a la dictadura saudí. Irónicamente, en esos días las manifestaciones de Libia llenaban las noticias, con constante énfasis en la infamia de Gadafi. Lo que sigue son algunos titulares del New York Times sobre Libia en la primavera:
«FLas ftografías presentan evidencia gráfica de los abusos de Gadafi»
«Se acabó, Gadafi» (artículo de opinión)
«Los rebeldes libios se quejan de retrasos letales bajo comando de la OTAN»
«Víctima de violación describe su sufrimiento»
«Acusan a fuerzas de Gadafi de colocar minas terrestres en la ciudad»
La verdadera historia
Por lo tanto ¿qué pasa realmente en Arabia Saudí? En diciembre apareció un informe de Amnistía Internacional, descrito como sigue por la BBC:
«Arabia Saudí acusada de represión después de Primavera Árabe
«Amnistía Internacional ha acusado a Arabia Saudí de reaccionar ante la Primavera Árabe con una ola de represión. En un informe, el grupo de derechos humanos dijo que cientos de personas han sido arrestadas, muchas de ellas sin acusación o proceso.
«Destacados reformistas han recibido largas sentencias después de procesos calificados de ‘muy injustos’ por Amnistía. Hasta ahora la intranquilidad se ha limitado en gran parte a la minoría chií en el este del país.
«…en su informe de 73 páginas publicado el jueves, Amnistía acusa a las autoridades saudíes de arrestar a cientos de personas por demandar reformas políticas y sociales o por pedir la liberación de parientes detenidos sin acusación o juicio.
«El informe dice que desde febrero, cuando comenzaron manifestaciones esporádicas desafiando una prohibición nacional permanente de las protestas, el gobierno saudí ha realizado una represión…
«Desde marzo, han sido detenidas más de 300 personas que participaron en protestas pacíficas en Qatif, Ahsa y Awwamiya en el este, dice Amnistía. La mayoría ha sido liberada, a menudo después de prometer que no volvería a protestar. Muchos enfrentan restricciones de viaje.
«La semana pasada 16 hombres, incluidos nueve destacados reformistas, recibieron sentencias que van de cinco a 30 años de prisión. Amnistía dijo que tenían los ojos vendados y estaban esposados durante su juicio, y que no se permitió que su abogado entrara a la sala durante las tres primeras sesiones.
«Manifestantes pacíficos y partidarios de reformas políticas del país han sido objeto de arrestos en un intento de eliminar el tipo de llamados a la reforma que han resonado por toda la región, dijo el director de Amnistía para Medio Oriente y el Norte de África, Philip Luther.
…
«Amnistía dice que el gobierno sigue deteniendo a miles de personas por motivos relacionados con el terrorismo. La tortura y otros maltratos durante la detención están generalizados, dice… una afirmación que siempre ha negado Arabia Saudí.
…
«Amnistía dice que el gobierno ha preparado una ley antiterrorista que criminalizaría efectivamente el disenso como un «crimen terrorista» y permitiría la detención prolongada sin acusación o proceso.
«El cuestionamiento de la integridad del rey se castigaría con una condena de prisión mínima de 10 años, según Amnistía.
…
«‘En lugar de encarar las legítimas demandas, el gobierno está tomando el camino fácil y culpa de todo a una conspiración de los iraníes’ dijo el activista, quien solicitó que no se le nombrara por temor a represalias».
La esencia del informe de Amnistía es que ha habido manifestantes activos en Arabia Saudí tanto tiempo como en Libia y otros sitios, con la misma continuidad y que como en otros sitios han sido encarados con dureza por su gobierno. De alguna manera, sin embargo, no se considera que se trate de una historia con suficiente importancia.
¿Podría tener algo que ver con lo indispensable que es Arabia Saudí como aliado y proveedor de petróleo? En cuyo caso, ¿no se aplican los estándares tradicionales de información?
¿Hay alguien que haya preguntado al gobierno de EE.UU., tan rápido en su condena de Gadafi por su represión de los manifestantes, si mostró alguna reacción ante la represión saudí contra los manifestantes? No parece que así sea.
Mientras tanto ,¿por qué culpan a Irán de lo que parece ser un auténtico disenso saudí? ¿Cómo se ajusta esto al esfuerzo general en Occidente de presentar a Irán como responsable de cada acto nefario, incluso la ridícula conspiración anunciada hace algunos meses por la Casa Blanca, en la cual los iraníes supuestamente trataron de reclutar bandas mexicanas de la droga para matar al embajador saudí en EE.UU.?
¿Qué hay acerca de la preparación de un ataque contra Irán por el gobierno derechista del primer ministro israelí Netanyahu, denunciado incluso por los jefes de las propias agencias de inteligencias de Israel como injustificado y peligroso?
¿Qué parte de este drama más amplio tiene que ver con mantener en el poder a la familia real saudí y proteger a la industria petrolera occidental y el «modo de vida occidental»?
Consideremos Libia en comparación con Arabia Saudí. Dos productores de petróleo, uno caprichoso y antojadizo, el otro ligado a Occidente. Una amplia cobertura del disenso en un caso, casi ninguna en el otro.
Los saudíes no esperan
Los saudíes saben algo mejor que esperar que los medios del establishment se involucren. Uno externo, que parece tener ventaja sobre el pelotón, McClatchy Newspapers, acaba de publicar un artículo respecto a que los disidentes se vuelven hacia YouTube para difundir su mensaje. Aunque el alto estándar de vida de Arabia Saudí es un mito en la cobertura mediática, los disidentes destacan las disparidades en el Reino en un vídeo casero:
«Un saudí al que entrevistan tiene que alimentar a 11 hijos con un ingreso neto mensual de 1.200 dólares, la mitad para el alquiler. A la familia solo le queda dinero para harina y una comida por día. El Imán de la mezquita local revela que con el fin de reunir dinero para la familia, los padres envían a sus jóvenes hijos a vender drogas y a las mujeres a prostituirse.…
«Aunque la cinta no señala explícitamente el «Monopoly» en su título, un destacado activista por los derechos humanos saudí dijo en una entrevista que se reduce a una cosa: ‘Todo el país es de propiedad de facto y de jure de la familia real.'»
El artículo indica que la revuelta no ha comenzado todavía, en parte por apatía.
¿Pero cuánto es apatía, y cuánto tiene que ver con que los saudíes se dan cuenta de que nadie les ayudará si se arriesgan a librarse de sus cadenas? No pueden contar con la confortable ayuda que Occidente dio a revoluciones en países vecinos. Tampoco pueden contar con los medios occidentales, que alardean de su independencia e iniciativa, pero no muestran ni lo uno ni lo otro cuando tiene que ver con los preciosos suministros de petróleo de Occidente.
Por acuerdo con WhoWhatWhy.
Fuente: http://www.guernicamag.com/
rCR