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Israel debe recordar que Obama está en baja, no fuera del ruedo

Fuentes: Haaretz

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.

Israel depende de los EE.UU. en todos los ámbitos. Y no hay razón para temer que el actual gobierno piense que en un año en el que Obama aparece debilitado se puede hacer lo que se quiera.

Mientras jugamos con la idea de que el Primer Ministro Benjamín Netanyahu adelantará las próximas elecciones aquí con el fin de obtener una mayoría decisiva, estamos entrando en la realidad de las elecciones de EE.UU. No se trata solamente del potencial segundo mandato del Presidente Barack Obama, sino que también es el año de elecciones de toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. A pesar de que no votamos en los Estados Unidos, vigilamos muy de cerca el progreso de las elecciones.

Oficial y extraoficialmente, por lo general no metemos las narices en uno u otro lado. Sin embargo, los asociados de Bibi han oído decir a los opositores de Obama que el Presidente es un ingenuo, que no entiende, que comete errores y, sobre todo, que realmente no está a nuestro lado. Parece que Bibi, que sabe cómo llevar a los miembros del Congreso a postrarse sus pies con aplausos histéricos en un solo discurso, aspira a ser el mentor del presidente de EE.UU. Es una pena que su amigo el multimillonario Sheldon Adelson, dueño de casinos, no le haya enseñado que el juego es un negocio arriesgado. Y apostar a la posibilidad de un presidente republicano es un error peligroso.

En primer lugar, contradice la política de Israel de no intervención en las elecciones de EE.UU. En su época, la Primera Ministra Golda Meir regañó a Yitzhak Rabin (embajador de Israel en los EE.UU. de ese momento) por su apoyo a Richard Nixon. Ezer Weizman, por su parte, voló en el avión del Presidente Jimmy Carter en época de elecciones con el fin de ayudarlo (sin éxito) a conseguir un segundo mandato en la Casa Blanca, y tuvo problemas con el Partido Demócrata.

A pesar de lo que piensan los árabes, no tenemos a los Estados Unidos en nuestros bolsillos y no intervenimos en la cuestión de quién será o no será elegido en Estados Unidos. Lo importante es que Israel se informe sobre la política de los candidatos en lo que respecta a este país. Nuestro mayor fracaso fue que ignoramos a Obama y no se le informó de nuestros problemas. En cambio, el primero en influir en su comportamiento respecto a Israel fue su ayudante judío Rahm Emanuel. Gracias a él, el Presidente comenzó su campaña por la paz en El Cairo, saltando a Israel. Y, haciendo esto dio a Bibi una excusa para encontrar un enemigo en la Casa Blanca.

La relación con Obama se lleva a cabo en dos caminos paralelos que no se cruzan. En una pista, en el tema de la seguridad se estableció una relación excepcional con el compromiso hacia Israel, que incluye el mantenimiento cualitativo de su ventaja militar. Es por eso que no escuchamos esta vez ninguna protesta de Israel contra el equipamiento de Arabia Saudí con aviones de combate avanzados.

En un caso similar en el pasado, Israel levantó un clamor contra el suministro de aviones F-15 a Arabia Saudí. Especialmente desde que Estados Unidos planeó equipar a los saudíes con los aviones que Israel mismo equipó con sus propias mejoras técnicas. Nuestro embajador en Washington de ese momento, Moshe Arens, fue llamado a Israel y recibió una reprimenda del Primer Ministro Menachem Begin. Ahora que los planes nucleares iraníes amenazan tanto a Arabia Saudí como a Israel, no se aprueban directamente, pero tampoco se levantan grandes protestas.

Por otro lado, en el ámbito diplomático existe una diferencia total entre Obama y nosotros, comenzando por la construcción de asentamientos en los Territorios y los estúpidos problemas creados por el gobierno de Bibi, como por ejemplo el hecho de no transferir su dinero a la Autoridad Palestina. Obama nos hizo saber que ese era un movimiento destructivo además de exasperante y absurdo. Mientras la administración Obama nos está presionando para que no se pierda ninguna oportunidad de comenzar las negociaciones, y nuestro comportamiento perjudica a Obama, aún el mensaje de los enviados del Presidente sigue siendo «no vamos a debilitar la seguridad de Israel». Esto, a pesar de sus dudas en cuanto a si las declaraciones de Netanyahu en Bar Ilan en el año 2009, cuando expuso sus condiciones para una solución de dos Estados, aún son viables.

Si bien el compromiso de seguridad de Obama sigue en pie, la administración dejó la cuestión diplomática en el congelador o la puso en «segundo plano». Está claro que si Obama resulta reelegido, hay una posibilidad razonable de que la cuestión diplomática resurja con toda su fuerza. Más aún si la secretaria de Estado Hillary Clinton (que declaró abiertamente que estaba cansada de nosotros) sigue en funciones, o incluso si es elegida por Obama para ser su vicepresidenta, debido a su popularidad con las mujeres. En este caso, Bibi se enfrentará a un momento difícil.

Israel depende de los Estados Unidos en todos los ámbitos, y no hay razón para temer que el actual gobierno piense que en un año en el que Obama aparece debilitado Israel puede hacer lo que quiera. Si cruzamos las líneas rojas, Obama lo tendrá en cuenta, a pesar todo lo que sude en las elecciones. Un presidente es un presidente, aun cuando esté luchando por su supervivencia política. Un proverbio dice que «un león que da un golpe con su cola puede reducir a los conejos que lo rodean». Este es el momento de aconsejar a Bibi y su séquito: Cuidado con la cola del león.

Fuente: http://www.haaretz.com/print-edition/opinion/israel-should-remember-obama-is-down-not-out-1.405748